Ha pasado una semana desde que Mistura abrió sus puertas y por lo pronto la feria nos deja además de momentos agradables y deliciosos, lecciones de pequeños, y emprendedores, empresarios que con esfuerzo logran que su labor en la gastronomía sea una actividad sostenible para el desarrollo de sus familias y comunidades.
Pero además de conocer la historia de los participantes, es importante que veamos el trabajo que sostiene la feria. De pie junto a tachos de basura señalizados, alrededor de toda la feria, jóvenes con chalecos verdes instruyen a los comensales sobre cómo y dónde depositar sus desechos. Ángela Muñoz es una de ellos, durante cinco días en la semana por ocho horas, contribuye con Aniquem (Asociación de Ayuda al Niño Quemado), monitoreando que los asistentes a Mistura coloquen sus desechos dónde corresponde. “Es un voluntariado”, dice, “llegué a él por la página de Mistura y me interesó colaborar con la labor”.
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Ángela encuentra la experiencia muy satisfactoria, tal vez porque reconoce la importancia de una labor que si bien parece extenuante, es imperativa para Aniquem. Detrás de los jóvenes, la coordinadora Eliana Atuesta, da vueltas por la feria con su bicicleta supervisando los puntos de acopio y el desempeño de los voluntarios, así como su bienestar. Eliana, tiene que mantener en mente no solo la motivación de los jóvenes sino también los asuntos de logística y de reciclaje consciente.
Ayudar “con una simple acción como es la segregación”
Es una labor dura y ellos están preparados para hacerla, pero necesitan del apoyo de los participantes en la feria, para que se aproveche al máximo los desechos que pueden ser reciclados. Recuerda colaborar con los jóvenes en los puntos de reciclaje para que puedas ser parte de una cadena que tenga un impacto social fuerte. Si quieres saber más sobre esta labor, ingresa a su página web e infórmate.