Aquel turrón de chocolate intenso, con sabor a fiesta de cumpleaños, sigue siendo ese signo distintivo de Patty, pastelería artesanal que poco a poco ha ido tendiendo sus redes por toda Lima. Recuerdo cuando lo comprábamos en un famoso supermercado, sin saber quiénes eran los autores. Permanecía intacto en el tiempo, inalterable, goloso, de textura sólida y ligeramente amelcochada, cubierto con un fudge denso y adornado con pecanas fileteadas. Sigue así, no ha cambiado, y lo comprobamos cuando levantamos lentamente un pedazo y le metemos un mordisco potente, de esos que quieren abrazar años pasados, recordarlo todo. Patty creció. Montó un pequeño local en Miraflores y ahora otro en la Av. Conquistadores, el que ocupa esta reseña, con pocas y discretas mesas. Ahí, aunque la vitrina que da a la calle se vea un poco deslucida (podrían ponerle más empeño y frescura), se acomodan dentro algunos pastelillos que le hacen competencia al turrón, sin llegar a igualarlo.
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Está, por ejemplo, la torta de chocolate de toda la vida, generosa en fudge y también con aires de fiesta infantil; un pie de maracuyá donde se logra el exacto balance entre la acidez de la crema y la dulzura del merengue; y unos brownies de cacao peruano y belga que son hasta sujeto de cata: no son los típicos caseros, se parecen más a un bloque de fudge y suave. Los de cacao peruano son potentes y con un feliz amargo, los de chocolate belga palidecen ante la oferta nacional. No dejan de ser atractivos, pero si los comparamos, les falta carácter.
Si bien en varios de sus pasteles se logra el cometido, algunos podrían aplicar ciertos recursos técnicos para llegar a mejor puerto. Los cheesecakes mantienen un relleno consistente; sin embargo, la base se humedece mucho e incluso se pega a la cartulina que los sostiene (algunos vienen con una cápsula o pipeta con el coulis que hay que apachurrar para bañar la superficie, simpático pero no es necesario el plástico); el pie de pecanas podría mejorar la masa que también se humedece y empoderar el relleno; y de aquellos que se sirven en potes de vidrio, el mousse de limón necesita equilibrar la acidez y el tres leches se mantiene impecable. Un consejo: cuidado con los envases, si bien se fomenta el reciclaje y hasta se premia que devuelvan el frasco usado (y limpio), hay que vigilar que se encuentren en buen estado y no se quiebren en la manipulación durante la venta.
La pastelería de Patty, como bien se ha dicho antes, encaja en lo artesanal y casero. En eso que hacen las abuelas o mamás con cariño y dedicación, que con la práctica alcanza perfección. Ajustando detalles que quizá la rutina no detecta, se podrían lograr mejores resultados e igualar el nivel de su memorable turrón. No hay que enredarse mucho, solo mantener esa sencillez que también se proyecta en el juego de los brownies de forma natural y divertida.
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Puntaje: 14/20. Tipo de restaurante: dulces y pasteles. Dirección: Av. Conquistadores 521, San Isidro. Horario: de lunes a sábado, de 11:30 a.m. a 8 p.m., y domingo de 11 a.m. a 8 p.m. Estacionamiento: puerta calle. Carta de bebidas: café e infusiones. Pasteles desde S/7.
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