Incansable. Desde que entra en el comedor, con pasos ágiles y decididos, toma control de la situación. Despacha, comenta las novedades, revisa los platos, se prepara para las fotos, todo al mismo tiempo. Sandra Plevisani es una mujer muy enérgica. Viene de un largo día de compras en el Mercado Central, donde ha conseguido materiales para llevar a Moquegua, ciudad a la que llegará para dictar una capacitación a pequeñas productoras, a quienes enseñará a mejorar la presentación de los dulces que preparan.
Pero ahora su mente está en Paseo Colón. Coordina con su equipo para afinar algunos detalles en cuanto al ambiente, pues quiere generar una atmósfera más informal y juvenil. “El nuevo concepto de Paseo Colón consiste en brindar un espacio en el cual la gente pueda detenerse antes de llegar a casa, cuando sale de la oficina. Te relajas un rato, te tomas algo si quieres, picas y luego continúas. Mucha gente hace eso y queremos darles el lugar ideal”, afirma entusiasmada.
Así, como ella señala, con la intención de darle un giro al restobar, ahora se cuenta con mesas más altas que le otorgan un look más cómodo e informal al salón. También se han dispuesto televisores para ver los partidos, todo con la idea de incentivar a los comensales a que pasen un momento más divertido. “Normalmente, la gente viene a comer almuerzos largos durante el día, pero queremos darle un vuelco a la picadera y a lo nocturno, para que quienes vengan puedan pasar un momento rápido y agradable en un espacio bonito”, señala.
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PARA PICAR Y GOZARSandra sugiere una carta variada con platos para poner al medio y compartir. La propuesta va desde unos clásicos y criollos tamalitos de pollo, hasta los exóticos enrollados vietnamitas (masa de arroz que envuelve verduras, langostinos y mango y se acompaña con una untuosa salsa de maní). Lo peruano, lo asiático y lo tex mex se encuentran en el menú, que acompaña el “pasaporte” diseñado con una selección de cocteles con pisco, algunos clásicos y, cómo no, cervezas artesanales. También hay refrescos y bebidas no alcohólicas para quienes se pongan al volante.
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“Hemos puesto piqueos que no se acaban con un solo bocado del tenedor. No queremos que los comensales sientan que tienen que comer rápido porque si no la comida se acaba. Buscamos que el piqueo sea abundante y que se pique bien”, explica la repostera, y lo comprueba mientras señala los platos que salen rumbo a las mesas. Por si quedaran dudas, con el fin de seducir definitivamente a los clientes, desde las 4 hasta las 11 p.m. la casa invita el segundo coctel y presenta una oferta de piqueos muy competitiva.
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Después de las fotos, no queda mucho tiempo. Mientras se prepara para partir, la inagotable Sandra cuenta sus planes para diciembre. Entre las clases benéficas en la Fundación Niños del Arco Iris para ayudar a los niños del Cusco, otra clase en la Municipalidad de San Isidro para que las señoras del club de madres tengan ideas para sus regalos de Navidad, la firma de ollas de una marca de la que es imagen, la grabación de comerciales para otra reconocida marca de panetones, la llegada desde el extranjero de sus hijas y los preparativos para las fiestas, su agenda ya está completamente copada. Eso sí: queda tiempo para hacer los regalos, porque es tradición: “Como siempre, yo voy a hacer mis propias galletas y voy a regalar todo hecho por mí, porque ese tipo de regalos se aprecian más que algo que compras en una tienda”, finaliza. Y así, como un torbellino, a los pocos minutos deja el local y la vida vuelve a su ritmo habitual.
DÓNDE IRAv. Pardo y Aliaga 697, San Isidro.C.C. Jockey Plaza, Boulevard, 2do nivel