Un hombre hambriento con una idea se ha convertido en un fenómeno de internet.
Esta semana, Zach Brown necesitaba dinero para cocinarse una ensalada de papas. Y no tuvo mejor idea que publicar su deseo en la página de emprenderismo digital Kickstarter.com.
Que quede claro: su idea no era crear una empresa de ensaladas artesanales de papa, ni una nueva línea con sabores multiculturales o un documental sobre la historia de la ensaladas de papa.
Brown solo quería hacer una sencilla ensalada de papas, como las que puede hacer cualquier persona en casa, pero no tenía el dinero para comprar los ingredientes básicos.
Su meta inicial no era muy ambiciosa: US$10. Poco, teniendo en cuenta que la mayoría de los proyectos que se publican en Kickstarter quieren recaudar entre US$1.000 y US$9.999.
Pero la humilde y –porque no decirlo- un poco ridícula petición se fue de las manos. Una semana después de la publicación inicial, Brown había recibido US$58.000 para saciar su hambre.
Lo peor es que muchos otros se sintieron inspirados a hacer lo mismo. Un joven británico publicó una idea con el siguiente mensaje: “La ensalada de papas es el plan B para las personas que tienen buen gusto y prefieren la ensalada de repollo”. En cinco días solo ha recaudado US$56.
Y también, otros reaccionaron al fenómeno con ironía.
“Voy a proponer una idea en Kickstarter: que todas las personas que apoyaron la ensalada de papas hagan una fila para recibir una cachetada”, dijo el escritor Ed Yong.
Y otros quisieron sacar provecho de la fama de Brown. “Internet, si podemos recaudar US$58.000 para una simple ensalada, ¿puedo conseguir US$1.500 para el equipamiento para un aula de educación especial?” escribió alguien del sitio GoFundMe.
Mientras unas 3.600 personas seguían enviando dinero para juntar los ingredientes de la ensalada de papas, muchos estaban más que impresionados por el fenómeno.
“Si ustedes dan dinero para que un hipster haga su ensalada en vez de donar dinero para curar el cáncer, merecen morir en la hoguera”, escribió alguien en la sección de comentarios.
El mismo Brown admitió que la popularidad de su propuesta lo agarró por sorpresa: “Nunca pensé que esto iba a terminar así. Diez dólares me pareció una meta conservadora. Creo que la gente quería participar por partes iguales en algo absurdo y mundano”.
Aunque no sabe todavía que hará con el dinero, (tiene muchas ideas, como hacer una gran fiesta) Brown logró su objetivo: compró los ingredientes e hizo su ensalada.
Y la publicó en su página de Kickstarter.