La fertilización in vitro (FIV) es la forma más eficaz de tecnología de reproducción asistida, afirma Mayo Clinic. No obstante, las posibilidades de obtener un niño saludable por medio de este método dependen de múltiples factores, como la edad y la causa de la infertilidad. Por ello, es preciso que las parejas que opten por este tratamiento conozcan sobre los beneficios del Diagnóstico Genético Preimplantacional y cómo la genética puede ayudarlos a dar a luz a un hijo sano.
El Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGI) es una técnica preventiva que se utiliza únicamente en casos de reproducción asistida. Su objetivo es detectar anomalías en el embrión y, de este modo, ayudar a elegir el mejor para transferirlo en el tratamiento de fecundación in vitro.
Según la Dra. Nathaly Caballero, Médico Especialista en Genética de SANNA Clínica San Borja, el DGI consiste en realizar una biopsia al embrión creado por fertilización in vitro para buscar anomalías cromosómicas y/o genéticas. “Su finalidad es reducir la posibilidad de transferir un embrión afectado con una condición genética desfavorable”, estableció.
¿Qué proceso se realiza para obtener este diagnóstico?
En primer lugar, el Dr. Elder Benites, gineco-obstetra especialista en fertilidad del centro de reproducción asistida Niu Vida, indicó que, para realizar la prueba, se toman algunas células para ser analizadas mediante la técnica LGC, en la cual se busca conocer qué embrión está alterado y cuál está sano. Al saber el resultado, se colocará el embrión saludable en el útero de la paciente.
En el caso de que alguno de los pacientes tenga alguna enfermedad que pueda ser transmitida al bebé de manera hereditaria, el estudio genético también permitirá evaluar aquella alteración genética. De esta manera, los especialistas lograrán descartar esa patología para que el bebé esté saludable. Por lo tanto, este diagnóstico será de gran ayuda para eliminar las posibilidades de tener un bebé con riesgo genético.
¿Cuándo es recomendable realizar un DGI?
Este proceso solo se puede llevar a cabo en pacientes que estén creando vida por medio de la fecundación in vitro. Con eso en cuenta, el Dr. Benites indicó que esta evaluación está recomendada en pacientes de edad avanzada (más de 40 años) que quieren lograr el embarazo.
En esa línea, también señaló que era una evaluación sumamente importante en pacientes que han tenido abortos constantes o para quienes han sido sometidos a una fertilización in vitro sin obtener resultados.
Como se mencionó previamente, también se aconseja realizar este diagnóstico en pacientes con alguna patología hereditaria. Asimismo, aplica para parejas portadoras de una enfermedad genética.
¿Funciona en la totalidad de casos?
En palabras del especialista de Niu Vida, el DGI tiene una seguridad muy alta de sensibilidad para encontrar el problema exacto (un 99%). “La ciencia ha pasado por muchas técnicas que no daban un gran porcentaje de seguridad, pero se ha podido alcanzar esta cifra, la cual es muy elevada”, agregó.
Sin embargo, el experto sostuvo que no siempre se puede afirmar al 100% que el embarazo se logrará. Esto se debe a que puede suceder que los embriones creados tengan algún problema. De todos modos, es un proceso sumamente beneficioso para la familia, pues pueden tener conocimiento de si el embrión viene con una patología que afectaría su desarrollo o no.
En conclusión, el Dr. Benites hizo hincapié en que la técnica es muy específica, pero el 100% depende también del registro del paciente y sus antecedentes.
“El DGI requiere de la biopsia del embrión para poder realizar la prueba genética por lo que puede ser un proceso un poco invasivo. Sin embargo, en los últimos años se han producido numerosos avances en este sentido que disminuyen al máximo el posible efecto dañino de la biopsia”, afirmó el Dr. Urso Rodríguez, gineco obstetra del Centro de Reproducción Asistida Niu Vida.
De igual forma, Benites recalcó que también existe la posibilidad de que un 1-3% de la población tenga un grado de anomalía estructural, como un labio leporino o una displasia de cadera. Estas afecciones, las cuales no atentan contra la vida del bebé, también pueden ser detectadas durante el proceso. No obstante, no se pueden evitar. “Es importante que el paciente lo sepa, pues, al hacer una FIV, hay una expectativa muy alta de que el bebé salga sano y, en la parte genética, sí es así, pero hay ámbitos que están fuera de nuestro control”, finalizó.
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