LUIS SILVA NOLE / @Lucho_SilvaRedactor de Sociedad
Su voz melodiosa, entonada, dulce y tierna encandila y entusiasma. A sus 11 años, la arequipeña Camila Castillo Zegarra apunta a convertirse en una estrella del firmamento musical peruano, y el último miércoles entregó su talento a los adultos mayores del albergue Canevaro, en el Rímac.
Llevada por El Comercio al Centro de Atención Residencial Geronto-Geriátrico Ignacia Rodulfo Vda. de Canevaro, Camila demostró que, además de sus dotes para el canto, es un ser humano solidario y con valores.
Entre otros temas, la finalista del programa “La voz kids”, emitido por Frecuencia Latina en el último verano, interpretó “Acuérdate de mí”, de su paisano Percy Ballivián, y conmovió a los huéspedes.
La canción habla de la soledad que muchas veces sufren los adultos mayores que no son visitados ni asistidos por sus hijos y demás familiares.
Camila apoya a la asociación Regálame una Sonrisa, entidad arequipeña que trabaja en favor de niños y adultos mayores en pobreza extrema y enfermos de la Ciudad Blanca. La cantante colabora constantemente en los eventos benéficos organizados por ese grupo.
“Estoy feliz de cantar en el Canevaro porque me gusta ayudar, dar alegría. Si me dan a elegir entre dar y recibir, siempre elegiré dar. Al dar, se siente en el corazón que uno hace algo bueno. Y si doy música, que es algo que amo, mucho mejor”, manifestó Camila a este Diario.
En su tierra, ella ya ha cantado en actividades a beneficio de niños con cáncer y en los cuatro Fashion Night organizados por Regálame una Sonrisa.
DARÁ CONCIERTO
Ahora se alista para el concierto que dará el 19 de julio en el Teatro Municipal de Arequipa junto a Sebastián Reátegui y Michael Villar, de “La voz kids” y “Yo soy kids”, respectivamente.
Dicho evento de Regálame una Sonrisa se realizará a favor de los adultos mayores del albergue Jesús, de Arequipa. Camila canta en actividades benéficas desde hace cinco años.
“La canción que cantó la niña dice la verdad. A varios adultos mayores nadie los viene a ver”, indicó María Muñoz, albergada en Canevaro.
“Los adultos mayores tienen la ternura de bebes. Mi bisabuela me enseña a quererlos”, finalizó Camila.