Mientras la mayoría de turistas extranjeros que visita Lima pasea por el centro histórico, compra en lujosos centros comerciales y come en los restaurantes de moda, algunos se decantan por adentrarse en los barrios pobres para conocer la cara oculta de nuestra capital, esa que no aparece en ninguna guía de turismo.
El “Shanty Town Tour” (tour por barrio de chabolas) lleva a los turistas a Villa El Salvador, el distrito más pobre de Lima, para comprar en sus mercados populares, subir las empinadas y estrechas escalinatas de sus sobrepoblados cerros y contemplar un paisaje copado por precarias viviendas que se pierden en el horizonte.
Esa estampa, producto de la masiva migración de los Andes que llegó a Lima desde hace 50 años, lleva a los visitantes a moverse por un caótico entramado urbano erigido sobre un desierto polvoriento en verano y tapado por la niebla en invierno.
Los turistas pagan unos 45 dólares por un paseo de tres horas y media por el asentamiento humano La Unión de Villa donde entre 35,5% y el 47,7% de la población local se encuentra bajo el umbral de la pobreza, al vivir con menos de 303 soles (unos 90 dólares) al mes, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
MOSTRAR EL PERÚ REALEl responsable de la agencia de turismo Haku Tours, Edwin Rojas, afirmó a Efe que se trata de una “experiencia antropológica” porque permite a los turistas “conocer personas en su medioambiente real”.
Rojas argumentó que inició estas visitas en 2009 porque muchos extranjeros que venían a Perú dispuestos a conocer las costumbres locales solo visitaban Miraflores y las ruinas incas de Machu Picchu.
“Yo quiero mostrar el Perú real y a los vecinos les gustó la idea desde un principio”, añadió Rojas, quien afirmó que con el dinero obtenido por los tours contribuyó a la construcción de tres comedores populares y dos Wawa Wasi (guardería, en quechua), además de donar ropa periódicamente.
Una de las guarderías en construcción está en la comunidad de vecinos Bello Horizonte, cuya presidenta, Asencia Tuanama, indicó a Efe que se inició hace más de un año “porque las madres dejaban a sus niños encerrados en casa” cuando se iban a trabajar y aclaró que el proyecto demora porque se hace con voluntarios.
La subsecretaría de la comunidad vecinal Praderas de Villa, María Nole, aseguró que las donaciones permitieron a su vecindad mejorar un comedor popular y un local comunal y ahora se intenta construir una cocina para el programa gubernamental Cuna Más, que reparte alimentos a 55 niños de la zona.
Karina Morales, una carnicera del mercado 12 de mayo, señaló a Efe que todas las semanas llegan a su humilde puesto de pollos turistas de Tailandia, Japón, Alemania, Estados Unidos, India y Nueva Zelanda, entre otros países, y valoró que “está muy bien porque así conocen nuestra cultura”.
HABLAN LOS TURISTASEntre los visitantes, el italiano Paolo Cellamare comentó a Efe que le gusta tomar este tipo de tours cuando viaja a Latinoamérica porque “es una buena manera de visitar y ver muchas cosas que uno no vería si no conoce a alguien de la zona, y menos si no tiene mucho tiempo”.
“En Río de Janeiro visité la favela de Rocinha y es similar a esta parte de Lima. Es una cosa que no se ve en mi país”, argumentó Cellamare.
El estadounidense Richard Macrafic, quien realizó el tour junto a su esposa, Cindy, afirmó que se llevó la impresión de que “Perú es como la gran parte de los países, donde la mayoría del dinero es producido y consumido por un número muy pequeño de personas”.
“Necesitamos repartirlo mejor. Estas personas necesitan algo mejor porque son y representan a la mayoría de la población”, dijo Macrafic.
Aunque el reclamo para estos turistas es fotografiarse con “los niños sonrientes de Lima” y ver “lindos perros callejeros”, esta resultó ser una demandada alternativa para visitantes que hasta ahora solo estaban de paso en la capital de Perú para llegar a Machu Picchu.
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