Una columna de humo formaba una nube gris que sobrevolaba Chorrillos. Los bomberos de tres compañías hacían su camino entre el tráfico de una tarde de diciembre, en medio de una semana de largos feriados. El fuego consumía un taller dentro de la urbanización de la Encantada de Villa.
Cuando llegó la primera unidad de bomberos se inició la lucha contra el incendio y la búsqueda del hidrante más cercano. A primera vista, la maniobra era simple. A menos de 40 metros, en el parque Los Cocoteros, había un hidrante ideal para abastecer a la unidad. Sin embargo, no se pudo utilizar por su paupérrimo estado.
La segunda opción era un hidrante que estaba a más de 150 metros del incendio, también en el parque. Cargando dos llaves y todo su equipo de protección personal, un bombero inició la larga caminata, pero este segundo hidrante tampoco pudo ser abierto. Por más que utilizó una llave de hidrante y su peso para hacer palanca, fue imposible lograr que cediera.
El bombero caminó 70 metros adicionales hacia una tercera alternativa, ubicada en el cruce de las calles Caray y Hernando de la Valle. Sin embargo, la llave de hidrante, que tiene una forma hexagonal, no encajó con el perno desgastado de la tapa que protege la salida de agua.
Para cuando el bombero llegó al último punto, frente a la capilla ubicada en Alameda La Encantada, luego de más de 400 metros caminados y casi 10 minutos perdidos, la maniobra perdió sentido. Un camión cisterna llegó al lugar para abastecer al camión de los bomberos.
Finalmente, el incendio fue socavado sin víctimas mortales ni mayores daños a las viviendas vecinas. Sin embargo, dejó en evidencia la falta de mantenimiento por parte de Sedapal, entidad competente para la instalación y conservación de los hidrantes en Lima Metropolitana y Callao.
Dejadez total
Días antes del incendio, El Comercio exploró la misma zona del incidente con el apoyo de la Compañía de Bomberos Garibaldi 6. En cada hidrante revisado se evidenciaba abandono y, en tres de ellos, faltas a lo que indica el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE).
El primer hidrante revisado, ubicado en la calle Caballero de la Capa, tenía 20 años de antigüedad. El vástago superior, donde se encaja la llave de hidrante para abrirlo y permitir que el agua salga, estaba completamente desgastado. Ante esto, los bomberos debieron utilizar una herramienta adicional para abrir el hidrante desde la llave principal. A esta se le denomina llave de guarda.
Según indicó Jorge Mena, capitán del Cuerpo de Bomberos del Perú (CBP), el tiempo promedio que le debería tomar a un bombero realizar la conexión con el hidrante es de unos 50 segundos. Sin embargo, al no poder abrirlo de manera ordinaria, los bomberos se demoraron largos minutos en lograr habilitar el hidrante.
Conflicto normativo
Lo que salió de aquel hidrante fue un líquido naranja, demostrando el alto nivel de óxido dentro del hidrante. Según explicó Mena, esto se debe a la corrosión interna del aparato. Cabe recalcar que la norma A.130 del RNE indica que desde el 2007 se debieron instalar solo hidrantes húmedos en las ciudades donde no exista la posibilidad de congelamiento.
Estos hidrantes mantienen el cuerpo del hidrante lleno de agua, protegiéndolo de la corrosión interna. Además, su sistema permite una maniobrabilidad más rápida, indicó el Capitán. Sin embargo, esto no se ha cumplido, y solo se han instalado hidrantes secos.
Además, El Comercio pudo corroborar otros casos en el distrito de Chorrillos donde la instalación de los hidrantes tampoco cumple con lo reglamentado. Por ejemplo, en la exploración realizada en conjunto con los bomberos garibaldinos, se conoció que muchos hidrantes no contaban con una válvula de guarda visible, cuando la norma menciona que “deberá ubicarse a una distancia no mayor de 1.00 metro”.
Germán Ramos, Gerente de Servicios Norte de Sedapal, reveló a El Comercio que la instalación de los hidrantes no se hace según lo establecido en la Norma A.130 del RNE, sino que se basan en la normativa OS. 050 y la OS. 0100, las cuales también son parte del RNE pero corresponden a capítulos de saneamiento en general. Estas normativas no son específicas sobre la instalación y funcionamiento de los hidrantes, a diferencia de la norma A.130, la cual cuenta con un subcapítulo sobre estos temas.
El Comercio también corroboró que en diferentes zonas de la capital no hay hidrantes operativos cada 200 metros, el máximo establecido por la RNE y exclusivo para zonas residenciales con edificios no mayores a nueve pisos. En otros casos, la norma exige un hidrante cada 100 metros. Sin embargo, bajo la norma que emplea Sedapal, se establece que los hidrantes deben instalarse cada 300 metros.
No hay caudal suficiente
En una entrevista con El Comercio, el brigadier CBP Giorgio Silva también explicó que lo más importante de un hidrante es que entregue el caudal de agua suficiente para el combate del incendio. Sin embargo, Silva advirtió que el galonaje por minuto de los hidrantes en la ciudad es muy bajo, y ese es el principal problema de los hidrantes operativos instalados en la capital.
El brigadier añadió que esto sucede porque Sedapal no conecta los hidrantes a las redes principales de agua, sino que lo hace a través de conexiones secundarias con tuberías de poco diámetro. Esto no permite que los hidrantes entreguen la cantidad de agua adecuada.
Herramientas equivocadas
Por otro lado, Ramos explicó que todos los hidrantes instalados por Sedapal son revisados dos veces por año. Añadió que, para la entidad, un hidrante operativo es aquel que “cuando uno acciona la válvula propiamente del hidrante, brinda agua a través de las bocamasas”.
El funcionario también advirtió que hay veces en que los bomberos reportan hidrantes como inoperativos de manera equivocada. “Lo que ocurre es que para abrir nuestros hidrantes hay que utilizar accesorios que son especiales”, advirtió. Según explicó, los bomberos deben utilizar una llave Stillson de diez a once pulgadas para abrir las bocamazas y no la llave de hidrante que emplean.
Si bien el capitán Mena advirtió que la maniobra para abrir un hidrante debe tardar alrededor de 50 segundos, Ramos reveló que “entre que abres la válvula de guarda, la válvula del hidrante y abres la bocamaza, debes demorarte alrededor de 2 minutos”. También mencionó que las válvulas de guarda suelen estar cerradas para evitar el robo de agua o que, ante el impacto de un vehículo, el agua salga libremente.
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