La falta de planificación en el crecimiento de Lima ya está pasando factura. A partir de junio Sedapal subirá en 6% la tarifa de agua potable debido a que invertirán 2.800 millones de soles en los próximos cinco años para ampliar la cobertura y renovar de conexiones, muchas de las cuales todavía no cumplen su vida útil.
Fernando Momiy, presidente de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), explicó que en el próximo quinquenio se espera incrementar el alcance de agua potable en Lima de 92% a 94% y mantener el alcantarillado en 88%. La dificultad surge porque cada vez aparecen nuevas habilitaciones en zonas menos accesibles.
“La mayoría de asentamientos humanos está donde es más difícil proveer el servicio. Por conexión cuesta entre 15 mil soles y 20 mil extender la red y hacer redes de alcantarillado en los cerros es carísimo y en muchos casos imposible”, señaló a El Comercio.
CRECIMIENTO INMOBILIARIO TAMBIÉN NOS CUESTA
Según Momiy, el 40% de lo proyectado por Sedapal servirá solo para renovar conexiones que en muchos casos aún no cumplen su vida útil pero requieren ser cambiadas por el aumento de edificios. A esto hay que agregar los costos por renovación de pistas que al final será pagado por todos los consumidores en las tarifas de agua potable.
“Donde antes había una casa con cinco personas ahora hay doscientas familias que a la vez están metiéndole presión a la tubería y esta ya no soporta”, señaló.
Si bien muchas a veces se responsabiliza a Sedapal de paralizar el sector inmobiliario, para Momiy se trata de tomar la decisión sobre a dónde dirigir las inversiones. “Si el recurso es limitado en qué debe utilizarlo Sedapal ¿cambiar tuberías para el crecimiento de inmobiliarias o proveer el servicio a aquellos que les cuesta 15 soles el metro cúbico de agua? Hay que planificar el crecimiento”, señaló.
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Fernando Momiy, presidente de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass)
No obstante otro factor que no se puede obviar es la contaminación desmedida por parte de industrias y personas que genera perforaciones o atoros por arrojo de basura a la redes de alcantarillado y aguas residuales sin tratar.
“Todo eso deriva a que en algún momento las tuberías que tenían 30 o 40 años de vida se tengan que cambiar a los 15 años”, advirtió.
ACABARÁN LOS SUBSIDIOS
Otro de los grandes problemas en la capital es la desigualdad en el consumo de agua. Según las cifras que Sedapal proporcionó a la Municipalidad de Lima en un estudio del año 2011, en San Isidro cada persona, en promedio, consume 447,5 litros de por día, mientras que en Lurigancho Chosica, apenas se llega a los 15,2 litros por habitante.
No obstante, bajo la modalidad de subsidios masivos al final todos los usuarios cubren el derroche de agua. Por tal motivo, Momiy señaló que para el 2017 se logrará identificar qué familias en condición de pobreza y extrema pobreza necesitan ser subsidiadas y sincerar los costos para quienes más consuman este servicio. Esto se logrará a través del padrón del Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh).