A mediados del 2020, en pleno pico de COVID-19, ciudadanos de diferentes rincones del Perú encontraron una alternativa idónea para transportarse por su ciudad y evitar los temidos contagios: la bicicleta. El MTC entonces anunció la implementación de “ciclovías de emergencia”, una medida que se ejecutaría de la mano de las alcaldías municipales y distritales. Hoy, dos años y millones de soles después, activistas y ciclistas denuncian que las pocas ciclovías construidas en este tiempo están siendo retiradas por las mismas autoridades que las prometieron.
El Comercio conversó con Juan Manuel Aduvire, presidente del colectivo Tacna en Bici, quien comentó todos los pasos erróneos que tomo la municipalidad tacneña desde la aprobación de más de 1 millón de soles para las ciclovías de su ciudad. “La ejecución estuvo mal, pintaron las vías encima de pistas con hueco y nunca se capacitó a la población”, indica. El proyecto de ciclovías en Tacna inició en el 2021 y llegó a avanzar en un 40%. El alcalde, Julio Medina, indicó que estas se retirarían porque no había suficientes ciclistas en la ciudad.
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Sin embargo, Aduvire sostiene que la cantidad de ciclista aumentó considerablemente en la pandemia, lo que amerita que las ciclovías se deben conservar para no ponerlos en riesgo.
Este no es el único caso. Ciclistas de Trujillo, Chiclayo, Puno, Huancayo y Nuevo Chimbote han denunciado la misma situación en sus ciudades. Miguel Soto, del colectivo Ciclismo Urbano, en Trujillo, comenta que en esta ciudad fueron los mismos taxistas y carretilleros quienes retiraron los bolardos del suelo para usar el espacio de ciclovía como paradero. “Tan solo llegaron a adecuar 12 o 15 cuadras con bolardos, en otras avenidas principales pusieron señaléticas y letreros que dejaban mucho que desear”, señala el ciclista.
En Chiclayo sucedió algo similar. Los dueños de talleres mecánicos empezaron a retirar los bolardos del suelo mientras las autoridades ni se inmutaban. “Acá nunca se presentó un plan de rutas de ciclovías, en un inicio la Municipalidad se comunicó con nosotros, pero no hicieron más”, indica Melissa Torres, del colectivo chiclayano Peatón Cix. Todos los activistas por el ciclismo coinciden en que la falta de concientización por parte de las respectivas municipalidades fue lo que finalmente los llevó a perder las pocas ciclovías que se lograron implementar.
Ley de la calle
La capital peruana tampoco ha sido la excepción a estas medidas. El activista ciclista Alejandro Granados, de Mobilis, compartió con este diario un mapa completo de las ciclovías en Lima, en el que figuran también las que han sido retiradas. “Figuran tanto las eliminadas, olvidadas, dejadas a morir hasta que se borren o que se planificaron y luego se descartaron”, indica. Entre las que destacan están, en la zona céntrica, Av. José Leal (Lince) que se borró en 2013, Av. Cornejo (Pueblo Libre) que se borró en verano de 2021 y aún no se repinta. Hay tramos largos entre calles pequeñas pero que también quedaron abandonadas y sin mantenimiento por años tanto en Surquillo como Surco; en La Molina hay dos caminos que aún no llevan mantenimiento y en San Borja y Miraflores se eliminaron algunos tramos con la justificación de que se haría otra ciclovía cerca, pero causan confusión porque las antiguas siguen pintados o con señalética. “Nosotros hacemos videos y difundimos todo esto en redes, etiquetando a las municipalidades, pero nadie toma acción”, agrega Granados.
El Comercio también se comunicó con Carlota Pereira, de la Asociación de Ciclistas del Perú (ACIPER), sobre esta problemática. “En Puno ha sido la asociación de colectivos rompiendo los bolardos, en Huancayo las pocas ciclovías que hicieron no llevan a ningún lado. Acá en Lima estamos realizando un documento para protestar lo que está sucediendo en el país”, apunta Pereira.
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