RENÉ ZUBIETA @renezpRedactor de Sociedad
Depresión y suicidio. Esta fatal relación presente en el caso del galardonado y querido actor Robin Williams, encontrado ahorcado en su casa, es un problema social que no es ajeno en el Perú.
El 6% de la población mayor de 15 años tiene un episodio depresivo al año y se estima que un millón 700 mil personas en el Perú tienen síntomas depresivos, según estudios epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado – Hideyo Noguchi.
El psiquiatra Walter Castillo Martell, director de la entidad, apuntó que el problema presenta en todos los segmentos sociales y todas las edades. Sin embargo, acotó que se activa más entre los adultos jóvenes y hay más intentos de suicidios entre los adolescentes, pero estos se consuman en la población adulta.
Justamente, un estudio del instituto reveló que el 2013 se registraron 334 suicidios, 9% más que el 2012. El 85% de las víctimas fueron mayores de edad y el 15%, niños y adolescentes. Asimismo, en el grupo de adultos, el 45% de los suicidios tuvo por motivo las dificultades de pareja y los problemas sentimentales.
“Calculamos que por cada 20 personas, una se deprime. De cada 20 con un episodio depresivo, una intenta suicidarse. De cada 20 que intentan suicidarse, una lo logra. Es una regla de aproximación”, indicó Castillo Martell a El Comercio agregando que estimaciones dan cuenta de hasta tres suicidios diarios, aunque no todos se conocen.
De acuerdo a la experiencia, el especialista refiere que alrededor del 70% de las personas con tratamiento farmacológico adecuado superan la depresión.
En tanto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión clínica será la segunda causa de discapacidad en el mundo para el año 2020, y en países en desarrollo será la primera causa. Más detalles sobre esta enfermedad a continuación:
¿Qué es la depresión?Es un desorden mental que afecta a diferentes partes del cuerpo, pero principalmente es un problema en el cerebro. En general, es una emoción oculta, muchos pueden mostrar un comportamiento en el que pareciera que no pasa nada. Es una expresión de que el sistema nervioso y el cerebro no están trabajando bien.
¿Cómo se manifiesta?La persona experimenta sentimientos de tristeza profunda y prolongados, baja autoestima, incapacidad de resolver sus problemas, los ve enormes y no encuentra una salida. Hay una distorsión en la forma de pensar, interpretar y sentir su vida.
¿Cómo nos podemos dar cuenta que alguien la padece?Una forma es cuando hay un cambio en el estado de ánimo. De pronto, pierden la capacidad de estar bien, de sentir satisfacción por cosas que antes les gustaba, se retraen. Este estado es prolongado y no es proporcional a la situación vivida.
¿Qué causales hay?Hay una causa aparente, que generalmente es superable o leve, pero la persona la vive como un factor tremendo. Eso activa una depresión latente que ya estaba formándose, que está en su interior. Puede ser la muerte de un familiar, una pelea con alguien, un robo, una mala nota, una llamada de atención en el trabajo, un gesto de rechazo.
Pero ya hay una predisposición anterior…Esa predisposición es la enfermedad. Se forma en la infancia. Tiene que ver con alguna forma de abandono, inseguridad. Cuanto más temprano ocurren estos factores de inseguridad en la infancia, más hace vulnerable a la persona.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?Atentar contra sí mismos es el extremo. Las personas que se deprimen pierden las ganas de trabajar, su capacidad productiva, de emprendimiento, su nivel de responsabilidad, incluso hasta su nivel de consumo. Su estado es de retraimiento. Si es padre de familia, pierde sus competencias afectivas. Si alguien se suicida en la familia, hay consecuencias en dos generaciones después. Es significativo emocionalmente.
En el caso del suicidio, ¿qué lo desencadena?Las personas sienten que ya no hay otra salida. Es como si la conciencia se estrechara, no se dan cuenta y solo ven el problema, no las alternativas, que con el tiempo pueden aparecer soluciones. Su mente solo se enfoca en el problema y ellos se ven a sí mismos como incapaces de resolverlo.
¿Se puede superar, cómo se trata?Sí, si una persona racionaliza y se da cuenta de que no hay ningún problema. La primera línea de tratamiento son los medicamentos. A veces es solo mejorar la conexión del cerebro. Algunos requieren terapia e internamiento. Pero lo paradójico es que para personas con mucho poder, fama, recursos es difícil ponerse en una posición de ayuda. La persona tiene que aceptar que requiere ayuda.
¿Cuál es la recomendación para los padres, cómo prevenir?Estar atento a las emociones de los niños, porque es ahí donde se previene. La depresión y el suicidio se previenen con la protección y cuidado de los niños desde que nacen. Esta idea de dejarlos llorar es falsa. Mientras más temprano se hace, el niño se va haciendo seguro. Hay que prestar atención a sus emociones. En el adulto, se trata de buscar un tratamiento para controlarlo.
¿Cómo explicar el caso de Robin Williams?Por su propio estado depresivo, recurrió tal vez a las drogas y al alcohol. Tenía recursos físicos, fama, afecto, era carismático. El problema es que en su yo interior, en lo más profundo de su alma, todavía guardaba evidencias de soledad a las que no pudo vencer. Se dice en notas periodísticas que ha sido un niño solitario, que tenía la afición de inventar voces, personajes. Ahí podemos ver cómo esas vivencias de soledad buscan ser compensadas. Tal vez, para calmar esa sensación de soledad, desarrolló competencias histriónicas. Animando a otra gente, se animaba él. Pero seguía con el mismo problema. Eso que dicen que la procesión va por dentro, a veces es así.