Encabezaron la primera línea de batalla contra la enfermedad del COVID-19 y aprendieron a luchar contra las jornadas cada vez más extenuantes con servicios y áreas desbordadas de pacientes. Ellos son los 181 médicos residentes del bicentenario que culminaron con éxito el Programa de Residentado Médico en las diferentes especialidades y subespecialidades del Hospital Edgardo Rebagliati Martins, del Seguro Social de Salud (Essalud).
El doctor Ernesto Vásquez Caicedo Quijano, jefe de la Oficina de Investigación y Docencia del hospital Rebagliati, expresó su felicitación a cada uno de los profesionales egresados, quienes después de tres años de capacitación y ampliación de conocimientos y experiencias, lograron culminar satisfactoriamente la especialización en esta institución, para hacer frente a nuevos retos contra el COVID-19.
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Asimismo, Rubén Rodríguez Velásquez, doctor en la especialidad de enfermedades infecciosas y tropicales, sostuvo que “era como si estuvieras en una guerra. Había tensión y nerviosismo porque no se conocía al enemigo. Aún existe temor y en algunos momentos miedo cuando me saco la vestimenta de protección con la que trabajo”.
En el caso de Eduardo Javier Charcape Yauri, médico residente en la especialidad de Medicina Intensiva, su deber es enfrentarse día a día a los pacientes críticos, aquellos cuya vida pende de un hilo. Pero la pandemia por el nuevo coronavirus ha sido lo más grave y duro que le ha tocado vivir. “No solo era afrontar a un paciente, sino también a una cantidad abrumadora de personas que llegaban al hospital y no poder ayudarlos a todos, aunque trabajáramos más horas”, precisó.
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Cuando se inició la pandemia todo era nuevo y no había un tratamiento específico para esta nueva enfermedad. “Solo se sabía que el virus afectaba la función respiratoria, y que la persona necesitaba de cuidados en ventilación mecánica. Que los pacientes con comorbilidades son los que pueden desarrollar con más frecuencia esas lesiones pulmonares amplias, las más difíciles de tratar”, indicó.
Informó que al inicio de la pandemia la mortalidad era alta, pero se fue reduciendo en el camino gracias al aprendizaje, a los nuevos equipos, al contrato de personal especializado y contar con la medicación adecuada para los pacientes.
La doctora Jenny Katerine Mundaca Quiroz, como médico residente de la especialidad de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, contó que al inicio de la pandemia hubo casos muy dramáticos donde se vieron a pacientes que perdían la batalla frente a esta enfermedad.
“En los inicios de la pandemia no dimensionaba la situación. La carga de trabajo era excesiva porque se trabajaba más de 36 horas seguidas. Descansabas una noche y volvías a tener una guardia 72 horas”, señaló.
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Resaltó que la pandemia también fue una oportunidad de aprendizaje médico y un orgullo, porque en medio de un contexto retador, logró ser parte de este grupo de profesionales de la salud que trabajó en la primera línea de atención para proteger a la población peruana, construyendo nuevos caminos con vocación de servicio.
“El ritmo de las rotaciones se modificó según las necesidades de los servicios o áreas de alto impacto durante la pandemia. Enfrentamos nuevos retos, donde la tecnología fue una herramienta necesaria para avanzar y ser mejores”, enfatizó.
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