Hace dos semanas, el desborde del río Rímac, por la zona de Carapongo, inundó la casa de Gianfranco Limaymanta ubicada en la zona de Santa María baja, en Chosica. Él y su familia solo tuvieron tiempo para sacar unas cuantas prendas mientras el agua destruía sus muebles y electrodomésticos.
Al otro lado de Lima, en Carabayllo, la crecida del río Chillón socavó la base de los corrales donde Maribel Reyes criaba cerdos. Pese al esfuerzo de ella y su familia, no pudieron rescatar a ninguno de los animales.
Limaymanta y Reyes ahora integran la lista de damnificados gracias a la falta de planificación urbana.
—Caos en la ciudad—Según el último boletín del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), solo en Lima hay 6.701 personas damnificadas, más de 20 mil afectados y más de ocho mil viviendas dañadas por los huaicos y desbordes de los ríos que asolaron la ciudad.
El sociólogo urbano y docente de la PUCP Pablo Vega Centeno considera que no existió un adecuado desarrollo urbano en Lima, por lo que muchas familias se asentaron en zonas de riesgo, como las quebradas o laderas de ríos.
“Dichas zonas nunca debieron ser ocupadas, pero son las autoridades que reconocen o legitiman esas ocupaciones preocupadas por el éxito electoral a corto plazo”, asegura Vega Centeno.
Los vecinos del asentamiento humano Brisas de California, ubicado en una quebrada de Chosica, denuncian que durante elecciones prometen obras de defensa ribereña. “Cuando quieren votos vienen, pero cuando caen los huaicos no”, indica la vecina Flor Capcha.
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La Autoridad Nacional del Agua (ANA) indica que este asentamiento humano, donde viven unas 150 familias, debe ser reubicado porque se encuentra dentro del cauce natural del huaico.
El jefe de la ANA, Abelardo de la Torre, señala que anualmente entregan un mapa de riesgo de cada zona para que cada municipio sepa cuáles son los puntos críticos. “Nosotros somos un ente regulador. Son las municipalidades las encargadas de velar por que esto se cumpla”, dice.
En tanto, el municipio de Chosica sostiene que estas familias fueron víctimas de traficantes y que ahora se rehúsan a ser reubicadas.
Sin que ninguna autoridad asuma responsabilidades, ya se empieza a hablar de reconstrucción. Para el jefe del Instituto para la Mitigación de los Efectos del Fenómeno El Niño (Imefen), Roger Hidalgo, antes de reconstruir obras de infraestructura, se debe realizar una evaluación de las zonas. “Enrocados y muros de contención están en la mente de la población, pero antes se debe hacer una evaluación de cada zona. Por ejemplo, cada tramo del río Rímac tiene singularidades propias y distintas a los otros”, explica.
—Zonificación urbana—El pasado miércoles, el río Chillón erosionó una parte de la urbanización La Rinconada, en Carabayllo, y ocasionó que se derrumbara una vivienda, se dañaran 11 lotes y postes de alumbrado público. La casa había sido inaugurada en enero.
“La comuna permite que las personas tiren basura y desmonte en el río. Eso también ocasionó que el río socavara el suelo”, precisa el presidente de la asociación de propietarios, Ángel Vílchez.
Según el programa urbano Desco, el terreno donde se erigió la urbanización tenía la zonificación parcial de terreno agrícola y de zona de recreación pública. Sin embargo, la Municipalidad de Lima cambió la zonificación a residencial de densidad media en junio del 2010.
“El cambio de zonificación cumple normas técnicas entre comillas, pero no tenía ningún tipo de seguridad ante una eventual crecida del río. Esto genera puntos de vulnerabilidad”, señala el arquitecto Jaime Miyashiro.
—Orden antes de obras—Para el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, ninguna ciudad está preparada para la magnitud de los fenómenos naturales. “Las situaciones dolorosas hay que verlas como una oportunidad para reconstruir el país con puentes mejores y más amplios”, dijo el 15 de marzo, cuando la fuerza del Rímac llegó hasta el parque La Muralla.
Vega Centeno asegura que antes de comenzar con las obras se debe prestar mayor atención al desorden urbano que sufre Lima. “No podemos echar la culpa a la naturaleza. Eso es un facilismo que busca limpiar responsabilidades. Las autoridades deben asumir el costo de la reubicación porque ellas validaron las posesiones”, dijo.
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