LUIS SILVA NOLE / @Lucho_SilvaRedactor de Sociedad
Con una mirada analítica, Carlos Herrera Descalzi, decano del Colegio de Ingenieros del Perú para el período 2013-2015 y ex ministro de Energía y Minas, califica a Lima de ciudad desordenada y evalúa para El Comercio las principales obras de este época para nuestra capital.
— ¿Cómo califica a Lima desde el punto de vista urbanístico?
Es una ciudad que nació sin planificación y sigue así. Se trata de una urbe que surgió con espacios habitados y distintos alrededor de un brazo de agua, que se fueron forjando con invasiones desordenadas. En otras palabras, Lima ha crecido de manera desordenada y fragmentada. Hoy es una ciudad que necesita ponerse de acuerdo, y ese es un esfuerzo bastante grande. En ese sentido, es un esfuerzo valioso que la comuna limeña haya bosquejado el Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao al 2035 para que todo funcione como un todo. Para ello primero debe hacerse un levantamiento de información sobre suelos, tipos de población, etc. Sin embargo, el solo hecho de contar con un plan ya es un avance importante con respecto a una ciudad que ha crecido caóticamente.
— ¿Qué le parece el proyecto de ampliación del aeropuerto con terminal y parqueo de naves nuevos para el 2016?
Es una obra que bien se pudo haber hecho antes y hoy estar disfrutando de sus bondades. El Jorge Chávez es un ‘hub’, la puerta de entrada a Sudamérica y la conexión con el resto del mundo. Muchas veces la cola de aviones por aterrizar atrofia los planes y generan pérdidas. El crecimiento económico que vivimos arrastran otro tipo de crecimientos, y la ampliación del aeropuerto es uno de ellos. Pero, repito, debió hacerse antes.
— ¿Eso refleja que Lima está despertando tarde?
No siempre se pensó a futuro. Eso no sucedió, por ejemplo, con la Vía Expresa, que en su época pareció una obra descomunal, pero hoy es muy útil. Lo mejor es hacer obras pensando en el futuro, porque cuando la realidad gana y una obra se vuelve imperiosa, resulta más cara. El mismo concepto que tengo de la obra del aeropuerto lo aplico a la próxima ampliación de los muelles del puerto del Callao. Pero también hay que recordar que hace 20 años éramos un país paria económicamente hablando. Lo que sí hay que destacar es que en los últimos años hemos vivido transiciones democráticas y una estabilidad jurídica que han transmitido, a su vez, estabilidad y confianza para la inversión privada.
— ¿Está bien que la Línea 2 del Metro sea subterránea?
Sí, pero lo lamentable es que es una obra muy cara. Para una obra de 6 mil millones de dólares debió hacerse un estudio comparativo con la alternativa aérea por cada punto de la ruta, para costos de inversión, operación y afectación del vecino y la ciudad. Y ver, así, que convenía más para cada punto de Ate al Callao. Además, el que haya habido un solo postor va en contra de la competencia y la ganancia final.
— ¿Hablando del Metro, está de acuerdo con cómo se ha colocado una escalera del tramo 2 de la Línea 1 dentro del Cementerio Presbítero Maestro?
Es inaceptable. Además del respeto que se le está faltando a quienes están reposando ahí y sus familiares, ese cementerio tiene escultura muy bellas y es un patrimonio cultural. Y Cuando combinan lo antiguo con lo moderno tan bruscamente, choca a la vista y a los sentidos. Lamentablemente, en este caso los estamentos del Estado involucrados se han alineado a favor de la escalera: beneficencia, Municipalidad de Lima, Ministerio de Transportes y Comunicaciones y Ministerio de Cultura. Se olvidan de que en buena cuenta el cementerio es del Estado, es decir, de todos los peruanos.
— Se ha presentado un proyecto de ley que busca crear la Autorídad Autónoma de la Costa Verde y darle todo el poder este espacio a la Municipalidad de Lima. ¿Qué opina de eso?
El manejo de la Costa Verde depende de cómo se ejerza la autoridad. En una sociedad de intereses comunes hubiera funcionado todo bien, con un criterio de equipo y una visión global y no segmentada. Hay que desterrar, en este caso, la premisa de que alguien hace algo en ese sector sin importarle el criterio de los demás o el bien común. Además, cuando uno toca algo referente el mar, este siempre responde de alguna manera, como sucedió en su momento con las explosiones en La Herradura.
— ¿Eso quiere decir que está de acuerdo con el proyecto?
Aunque es bueno que haya un solo pensamiento, eso no significa que necesariamente deba haber una sola autoridad. Sin embargo, en nuestro medio, con nuestra idiosincrasia, una sola autoridad se impone. Hasta ahora la Autoridad del Proyecto Costa Verde [integrada por los alcaldes de los distritos ribereños más Lima Metropolitana] no ha funcionado. En una sociedad madura, donde priman intereses generales, aunque haya muchas cabezas, todo va hacia el mismo norte. En esos casos, no es difícil ceder posiciones. Pero en la sociedad peruana, con tanto individualismo, eso no se da. No queda más que imponer una autoridad única, como la que plantea el proyecto de ley para la Costa Verde.
— ¿Cómo ve la generación de obras en el país en general?
En general, hay un esfuerzo importante gracias a una experiencia valiosa que se ha ido acumulando en temas mayores con Pro Inversión. No se puede decir lo mismo en los niveles regionales y locales. El país en general carece de planificación, entonces uno se encuentra con obras contradictorias, como sucede con la carretera intercontinental del sur, que deberá ser inundada en una parte para construir la central hidroeléctrica de Inambari entre Cusco, Madre de Dios y Puno. Aunque parte del presupuesto del proyecto de la hidroeléctrica esté destinado a arreglar ese daño en la carretera, igual es contradictorio.
— ¿Pero estamos avanzando o estamos estancados?
Somos un país desordenado. Hemos pasado un largo período en los 90 en el que el país, por carencia de recursos económicos, desde el Estado se desacostumbró de hacer obras. Se perdió habilidades en ese sentido. Pero estamos en el esfuerzo de revertir esa situación.