Saltar sobre una superficie de nylon o caucho, para hacer piruetas y girar vertiginosamente mientras se está en el aire, no es una práctica nueva para el hombre. Sin embargo, utilizar como trampolín una cuerda aplanada, de menos de 5 cm de ancho, sí califica como un hobby apto solo para temerarios.
Este deporte, conocido desde los años 70 como ‘slackline’, se practica todos los días desde hace tres años en el parque Antonio Raimondi de Miraflores, en el área del malecón. El mismo que se hizo conocido por ser la base desde donde cientos de limeños saltan al vacío sujetos por parapentes.
Valerie Villarán, representante de la marca Gibbon en el Perú, que importa y distribuye cuerdas para ‘slackline’, asegura que se trata de una actividad bastante recreativa. “Por seguridad aconsejamos usar zapatillas planas, medias altas y guantes al subir a la cuerda. También ponemos colchonetas debajo para evitar riesgos”, detalla.
Quienes estén interesados en probar el slackline pueden acceder a una demostración gratis de lunes a domingo en el parque. Para recibir lecciones particulares deberán escribir a la página de Facebook de Gibbon Slacklines Perú o a info.slackline@gmail.com, de la empresa Malecon Roots.