MIGUEL GARCÍA MEDINALa tragedia vivida en el penal El Sexto, el 27 de marzo de 1984, alcanzó niveles extremos de crueldad y evidenció el poder de los medios de comunicación. Durante 15 horas transmitieron “en vivo y en directo” uno de los hechos policiales más sangrientos ocurridos en el Perú.
EL MOTÍNA las 10 de la mañana, cuando se servía el desayuno –la paila–, diez internos dirigidos por Luis García Mendoza ‘Pilatos’ y Eduardo Centenaro Fernández ‘Lalo’ secuestraron a diez empleados de la prisión, que fueron arrinconados en el tópico. También retuvieron a dos narcotraficantes y un senderista.
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LA BARBARIELos reos mostraron carteles con mensajes en que exigían su libertad. Asimismo, con un cuchillo en la yugular de los rehenes, los obligaron a gritar que se les concedieran sus reclamos. Se habían percatado de que la televisión transmitía en directo. Primero rociaron con kerosene y quemaron al empleado Carlos Rosales, quien murió días después. Luego, dispararon a quemarropa al rehén Rolando Farfán, quien salió caminando y fue evacuado en una ambulancia. Al final de la tarde, Walter Corrales fue herido por una bala cuando había ganado su libertad tras golpear a su captor. Previamente había sido acuchillado en la pierna.
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EL RESCATEA las 9:50 p.m. se produjo un apagón en el presidio y una camioneta ingresó como si fuera el vehículo de escape solicitado por los reclusos. Se trataba de un ‘caballo de Troya’ repleto de guardias republicanos. Los policías lanzaron gases paralizantes mientras los francotiradores disparaban a los amotinados. Los policías individualizaron a los rehenes para alejarlos del peligro y sacarlos del penal. Todos fueron trasladados a diversos nosocomios de la capital. Tres reclusos –entre ellos ‘Pilatos’–, que se parapetaron en el baño, murieron en la balacera. El narcotraficante ‘Mosca Loca’ fue asesinado por los reos en un acto de venganza. A las 00:30 del día 28 todo había acabado. MUJER VALIENTELa psicóloga del penal Amelia Ríos Coloma fue internada en el hospital de la policía por una bala alojada en la base del cráneo. Luego contó a El Comercio que tuvo que actuar con mucha energía frente a los amotinados: “‘Pilatos’ me dijo que iban a matarme porque con el acuchillamiento de los hombres no había podido satisfacer sus exigencias. Le dije que no sería capaz de hacerlo y otros cabecillas salieron en mi defensa”. La valiente profesional escribió el libro “Rehenes en el infierno”, en el que narra los detalles del motín y su prolongada rehabilitación, que superó gracias al amor de sus hijos y su esposo.