Milagritos Ávalos es la jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos e Intermedios del Hospital Regional de Ica y viene trabajando de forma ininterrumpida durante los últimos diez meses. Sus días se pasan entre la UCI COVID-19, implementada en abril del 2020, y la UCI general, en jornadas que superan las 12 horas de labor médica.
La intensivista comienza a las 7:00 a.m. realizando visita médica a los seis pacientes que tiene a su cargo. Durante veinte minutos evalúa cada órgano, y su principal foco de atención son los sistemas respiratorio, cardiovascular, renal y neurológico. “Mucha gente puede pensar que como son seis pacientes es poco trabajo. Pero a esta unidad llegan los más críticos y hay que monitorearlos constantemente”, explica.
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Debido a la complejidad de los procedimientos como las intubaciones y la colocación de catéteres, los médicos, técnicos y enfermeras de UCI están en constante contacto con las secreciones de los pacientes. Por eso se ha establecido que el personal se cambie de equipo de protección y se duche hasta tres veces por día.
“Además [de los contagiados] hay muchos que están de licencia, otros con comorbilidades y a otros no se les renovó sus contratos. Estamos enfrentando la segunda ola con la misma cantidad de recursos humanos que con la que empezamos. La demanda es grande y nuestra capacidad resolutiva no alcanza”, señala Ávalos.
Incremento de casos
En los últimos 15 días, la intensivista dice que se ha reportado un incremento significativo de los ingresos a UCI en el Hospital Regional de Ica. Según sus reportes, las edades de los pacientes oscilan entre los 20 y 40 años, y se trata de personas aparentemente sanas y sin comorbilidades.
De acuerdo con el último reporte del Ministerio de Salud, hasta el 20 de enero había 34.050 casos confirmados de coronavirus y 1.860 fallecidos por esta enfermedad en Ica. Vale indicar que en septiembre del año pasado, esta región se encontraba entre las siete con más casos de COVID-19.
Junto con Milagritos y para monitorear las 18 camas que existen entre las unidades de cuidados intermedios e intensivos, trabajan 5 médicos, 15 enfermeras y 15 técnicos, quienes también se han enfrentado a los cuadros de enojo o depresión por los que atraviesan los pacientes. Milagritos cuenta que algunos han querido saltar por las ventanas al no poder ver ni comunicarse con sus familiares. Para Ávalos y todo su equipo, también ha sido duro estar alejados de sus hijos, padres y parejas. “Vivo en la misma casa que mi familia, pero yo tengo un ambiente aparte y comparto con mucha, mucha precaución con mis hijos”, explica.
“Lo más importante para evitar esta enfermedad es la prevención. Quizá la población escucha esto a cada momento, pero es muy importante hacer el uso de mascarillas, seguir con el lavado de manos y mantener el distanciamiento social. Son medidas tan simples y fáciles de cumplir, pero no se están obedeciendo”, finaliza Milagritos, quien en sus ocho años de experiencia como médico intensivista nunca imaginó toparse con una enfermedad que se lleve tantas vidas y que paralice al mundo entero.
El Panorama
La demanda de camas de cuidados intensivos ha marcado el inicio de la segunda ola de COVID-19 en nuestro país. Reportes de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud) dan cuenta de la escasez de estos recursos en hospitales a nivel nacional.
El 20 de enero, se informó que la ocupación de estos equipos superó el 95% del total disponible en Lima Metropolitana, Áncash, Arequipa, Cusco y Huánuco. Esta alza significativa también se observó en Apurímac, Cajamarca, Ica, Lambayeque, Moquegua, Pasco, Piura, Tumbes y Ucayali.
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Además, datos actualizados de Susalud -hasta el jueves 21 de enero- alertaban que en Lima y Callao, solo quedaba una cama de cuidados intensivos disponible para atender a pacientes con coronavirus. Y en redes sociales, varias personas compartían la urgencia de encontrar este recurso para sus familiares.
Pero esta necesidad no solo pone en evidencia la falta de recursos materiales, sino también la escasez de médicos intensivistas, que como Milagritos Ávalos, son el personal sanitario dedicado a la atención de pacientes críticos. De acuerdo con el presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, Jesús Valverde, en el Perú hay unos 700 médicos con esta especialidad y para cubrir la brecha y dar una atención óptima, se necesitarían unos 1.400 más.