A menos de dos meses de que nuevas autoridades tomen las riendas de los municipios, la capital se encuentra inmersa en el desorden. De acuerdo con la novena encuesta del observatorio Lima Cómo Vamos, el 81,1% considera que la inseguridad es el principal problema de la ciudad. El caótico transporte público es otro de los grandes inconvenientes en Lima, según el 49,4% de entrevistados. Para el 29,9%, la corrupción de funcionarios es otra de las principales preocupaciones urbanas.
En este estudio, que recaba información respecto a las percepciones sobre la calidad de vida en Lima y Callao, se precisa que solo el 11,6% se siente seguro de vivir en Lima. En cambio, la percepción de inseguridad es de 57,5%. En el Callao, el 17% señaló que se siente seguro, mientras que el 46,8% percibe inseguridad en las calles.
Los robos callejeros, la venta de drogas y los robos en viviendas son los principales problemas de seguridad que afectan a los vecinos. Respecto a los delitos de los que fueron víctimas [o testigos] en el último año, el 38,8% de limeños dijo que vio algún acto de pandillaje o peleas en su barrio. Al 23,5% le robaron algo mientras caminaba o estaba en un local o medio de transporte. El 16,5% recibió silbidos, miradas incómodas y gestos vulgares en espacios públicos. En tanto, los chalacos mencionaron: haber visto actos de pandillaje (43,8%), tener conocimiento de un caso de violencia familiar en su entorno (28,5%) y ser víctimas de robos (21%).
Según Mariana Alegre, directora ejecutiva de Lima Cómo Vamos, existe una distorsión entre la sensación de inseguridad de los vecinos y el número de delitos que realmente sufren.
“Hay una tendencia a percibir a Lima y Callao como espacios peligrosos debido a la desconfianza en las autoridades. Los ciudadanos no se identifican con estas. Existe fragmentación de las responsabilidades, en el ámbito de gobierno local y nacional, por ello se desconoce a quién deben pedirle que atienda su caso”, explica.
—Movilidad cotidiana—En Lima, los medios de transporte preferidos para movilizarse al trabajo o centros de estudios son las combis o coasters (29,2%), los buses (29,1%), el automóvil particular (10,8%) y los mototaxis (4,5%).
Aunque el Metropolitano, el metro de Lima y los corredores complementarios son utilizados, respectivamente, solo por el 3%, 2,9% y 1,7% de los encuestados, estos sistemas son los que tienen una mejor valoración. El 42,7% dijo que el servicio del Metropolitano es muy bueno o bueno. El 64,5% expresó lo mismo del metro. El 47,4% tuvo esa valoración positiva de los corredores.
Sin embargo, en comparación con la encuesta de Lima Cómo Vamos del 2017, la percepción positiva de estos sistemas ha caído entre ocho y dos puntos porcentuales. Por ejemplo, el año pasado, el 50% indicaba que el Metropolitano brindaba un servicio muy bueno o bueno.
El transporte público también es un escenario de riesgo, según los encuestados. El 20,6% dijo que sufrió maltratos en los últimos 12 meses en algún vehículo. El 19,9% recibió silbidos, gestos vulgares y miradas incómodas. El 6,2% sufrió un accidente de tránsito en ese período.
—Gestión descalificada—En la encuesta también se recogen las opiniones de los ciudadanos respecto a la labor de las autoridades. El 44,7% considera muy mala o mala la gestión de la Municipalidad Metropolitana de Lima [6% más que en el estudio anterior]. Solo 10,6% la califica de muy buena o buena. El 45,6% indica que la labor del alcalde de Lima, Luis Castañeda, es muy mala o mala [un año atrás, 40,9% tenía esa lectura]. Solo el 11,7% aprueba su trabajo.
El analista político José Carlos Requena explica que la insatisfacción con el alcalde es una muestra del cambio de expectativas en la ciudadanía. “Al optar por Jorge Muñoz para que se encargue de la alcaldía, se está dejando atrás la opacidad y la improvisación. En cambio, se le abre paso a una autoridad con un perfil más técnico y transparente”, señala.
Añade que la impopularidad de Castañeda y otras autoridades es un síntoma de que los vecinos tienen menor tolerancia a la deshonestidad. Según el estudio, el 66,7% considera que existe corrupción en la gestión de recursos públicos de la comuna capitalina.