Este no ha sido un buen año para Luis Castañeda Lossio. En los últimos 12 meses, el alcalde metropolitano de Lima gobernó en medio de una complicada coyuntura: denuncias por deficiencias en sus obras de infraestructura vial, una investigación fiscal en su contra, emergencias urbanas y el impacto de la naturaleza revelaron el lado más vulnerable de esta gestión y le pasaron factura a su aprobación. Castañeda había intentado consolidar su gestión en base a la inauguración de diversas obras, y esa característica motivó un respaldo mayoritario en sus dos primeros años de gobierno. El 70% de capitalinos aprobaba el trabajo del burgomaestre porque “hace obras”, según una encuesta de Ipsos Perú para El Comercio de julio del 2016, cuando el burgomaestre alcanzó su máximo nivel de aprobación (69%). Esa tendencia se mantuvo casi todo el año pasado.
Las cosas cambiaron hacia fines de ese año. En noviembre del 2016, la popularidad del burgomaestre capitalino bajó de 67%, que obtuvo en octubre, a 54%, una de las caídas más críticas desde que inició su gestión el 1 de enero del 2015.
En enero de este año, por primera vez en su historia como alcalde de Lima, el nivel de desaprobación (50%) era mayor que el de respaldo (45%). Tras una breve remontada, volvió a bajar en las encuestas de marzo después de los huaicos y desbordes del fenómeno de El Niño costero. Desde entonces, la mayoría de limeños dejó de apoyar la gestión del alcalde.
En abril de este año, complicó su situación la aparición de grietas y hundimientos en el ‘by-pass’ de la Av. 28 de Julio, a nueve meses de haberse puesto al servicio de la ciudad. Un mes después, se vio obligado a responder también por las filtraciones de agua detectadas en el túnel debajo del río Rímac.
En marzo, durante los peores días de la emergencia por El Niño costero, el puente Solidaridad no soportó la crecida del río Rímac. El episodio terminó viralizándose por la explicación de uno de sus funcionarios, que minimizó el hecho: “No se ha caído, se ha desplomado”.
Meses después, Castañeda inauguró el puente Bella Unión. Denuncias por un cambio de diseño de este y por supuestamente no mitigar la congestión vehicular, además de dificultar el paso de los peatones opacaron la inauguración de esta obra. “La población reconoce que el alcalde, fiel a su estilo, habla menos y trabaja más”, defiende la teniente alcaldesa Patricia Juárez, para quien los resultados de las últimas encuestas se dan por el descrédito de la clase política. En la última encuesta de Ipsos, elaborada del 13 al 15 de diciembre del 2017 en 30 distritos de Lima, el 38% de limeños dice que aprueba su gestión y el 59% la rechaza.
—Tendencia—Las denuncias por malos manejos continuaron mellando la imagen del alcalde. En mayo de este año, la Fiscalía Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios pidió levantar su secreto de las comunicaciones para investigarlo por un supuesto negociado con la empresa brasileña OAS.
Se denuncia que, antes de ganar la alcaldía en octubre del 2014, Castañeda supuestamente negociaba la paralización de Río Verde, el proyecto de la ex alcaldesa Susana Villarán que nunca se llegó a ejecutar.
Dos tragedias también influyeron en su reputación. En junio pasado, un incendio en un edificio de Las Malvinas acabó con la vida de dos jóvenes que trabajaban encerrados en contenedores.
Cuando se supo que estos se construyeron de manera informal desde el 2015, las críticas volvieron a centrarse en la Municipalidad de Lima. El alcalde Castañeda lanzó declaraciones que generaron polémica: “Yo llevé el fósforo, ¿no es cierto?”.
Un mes después, un bus panorámico se volcó en el cerro San Cristóbal y 10 personas fallecieron. Entonces, las municipalidades de Lima y del Rímac empezaron a culparse mutuamente de ser responsables de dar permiso al vehículo y de haber descuidado la seguridad vial en la zona.
—Reformas pendientes—No todos creen que las obras de infraestructura son la principal fortaleza de Luis Castañeda. José García Calderón, ex coordinador del PLAM 2035, opina que los problemas de Lima no se van a solucionar con intervenciones puntuales, sino con reformas profundas en transporte público y en la habilitación de nuevas zonas para vivienda formal.
Para Alfonso Flórez, presidente de la fundación Transitemos, la reforma del transporte ha avanzado poco durante la gestión de Castañeda, pese a ser este uno de principales problemas de la capital. “Los corredores funcionan a medias, el Metropolitano no se amplió, no hay un sistema integrado de semaforización. La reforma ha avanzado muy poco”, opina.
Patricia Juárez, en cambio, dice que esta gestión corrigió los errores heredados por Susana Villarán. A modo de autocrítica, la teniente alcaldesa dijo: “Nadie en este mundo puede hacer las cosas perfecto. Aquí todos estamos poniendo el hombro”. LEE TAMBIÉN...
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