La falta de recursos y la ausencia de su padre marcaron la niñez de Maitte Torres. Ella tenía 12 años cuando encontró en el atletismo un refugio a los problemas y luego, con perseverancia y disciplina, la oportunidad de continuar sus estudios a través de becas como deportista calificada. Ahora, a sus 25 años y cerca de terminar la carrera de Ingeniería Industrial, Maitte representará a nuestro país en los Juegos Panamericanos Lima 2019.“El atletismo me ha dado todo. Estoy convencida de que con el deporte los niños y jóvenes se alejan de los peligros de la calle y encuentran nuevas oportunidades para su desarrollo, pero necesitan mejores condiciones. Ahora ellos tienen la posibilidad de aprovechar toda la infraestructura que nos dejarán los Panamericanos”, afirma la velocista, quien protagoniza el video central de una campaña contra la violencia infantil que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzará como parte del legado social de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019.
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“El deporte moviliza multitudes, pero además desarrolla en quienes lo practican habilidades blandas claves para la prevención de la violencia”, resalta la entidad.
Entre el 2002 y el 2016, el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) y Unicef realizaron un estudio sobre la prevalencia de la violencia física y psicológica en niños y adolescentes del Perú. El informe, denominado “Niños del milenio”, será presentado hoy en el lanzamiento de la campaña Lima, Ciudad que Juega por la no Violencia hacia la Niñez.
Entre sus principales resultados, revela que más de la mitad de niños y adolescentes reportaron que fueron víctimas de algún tipo de violencia, sobre todo física y psicológica. Ellos fueron reunidos en dos grupos: uno al que se le hizo seguimiento entre 1 y 15 años, y otro monitoreado desde los 8 hasta los 22.—Más resultados—El estudio, en el que se encuestó a unos 2.700 jóvenes de 20 distritos de áreas urbanas y rurales del país, busca generar nuevas evidencias sobre la prevalencia de la violencia interpersonal, y cómo esta varía según edad, sexo, área de residencia y nivel socioeconómico. Además, identificar los factores del ciclo de vida que influyen en la probabilidad de que estas situaciones se presenten entre adolescentes y jóvenes.
Entre sus conclusiones, precisa que hay marcadas diferencias en la violencia según el sexo: las mujeres son más afectadas en el entorno familiar; y los varones, en el comunitario. Además, se observa que la violencia es un fenómeno persistente a lo largo del ciclo de vida.
“Ya desde los 8 años, niños y niñas reportan ser víctimas de violencia. Haber sido víctima de episodios de algún tipo de ‘bullying’ a los 15 años está fuertemente correlacionado con la probabilidad de ser víctima de violencia a los 22 años. Con la migración, se enfrentan situaciones nuevas, y esto es casi siempre un factor con consecuencias negativas para los adolescentes”, muestra entre sus resultados.
También se observa que existe más violencia en el entorno comunitario en zonas urbanas, que los hogares con mayores carencias no son aquellos en los que se reporta más violencia y que la ausencia de uno de los padres es un factor de riesgo.
La investigación concluye que la prevalencia de la violencia, especialmente aquella dirigida contra niños y adolescentes, es uno de los grandes retos pendientes de resolver en el Perú.