El abuso sexual infantil es una sombría realidad que afecta a miles de menores en todo el mundo. Este abuso es un problema crítico en la sociedad actual, afectando profundamente el bienestar físico y mental de los niños. Constituye una violación de los derechos humanos, pues todos los niños merecen crecer en un entorno libre de violencia, explotación y abuso. Desafortunadamente, estas situaciones atentan contra sus derechos fundamentales, dejando secuelas emocionales y psicológicas duraderas en las víctimas.
“Solo en los Centros de Emergencia Mujer (CEM), durante el 2023, se atendieron 20.377 casos de violencia sexual contra víctimas menores de edad. Si bien esta es una cifra alarmante, la realidad es que muchas veces estos casos no son detectados a tiempo, y mucho menos denunciados. Básicamente, esto se debe a una serie de factores que obstaculizan la identificación y prevención del abuso, siendo uno de los más comunes la dificultad de los niños para poder comunicar el hecho, ya sea por vergüenza, miedo, represalias, falta de confianza en los adultos, así como también por la desinformación sobre esta temática, lo que les impide reconocer que verdaderamente están siendo abusados”, expresó Paola Olivera, trabajadora social y coordinadora de cuidado alternativo y proyectos de Aldeas Infantiles SOS Perú a Hogar y Familia.
¿Qué es el abuso sexual infantil?
El abuso sexual infantil se trata de la implicación de un menor en actividades sexuales que no comprende completamente, a las que no puede dar un consentimiento informado o para las que no está preparado emocional y cognitivamente. En concreto, como refirió Emil Blondet Gálvez, psicóloga y Coordinadora del Programa de Especialización en Intervención Psicológica en Casos de Violencia Familiar de la EPG Continental, esta forma de violencia se basa en cualquier comportamiento en el que un niño es utilizado por un adulto u otro infante como medio para obtener estimulación o gratificación sexual.
“El abuso sexual puede darse de dos maneras, ya sea con contacto y sin contacto, es decir, puede realizarse por medio de tocamientos, voyeurismo, exhibicionismo, penetración o exposición a material sexual explícito o abuso en línea”.
Factores de riesgo ante el abuso sexual
Según la psicóloga, los factores de riesgo que pueden aumentar la vulnerabilidad de un niño a sufrir de abuso sexual son:
- La edad (mientras más pequeños sean, mayor será el riesgo).
- La falta de supervisión y cercanía con padres o cuidadores.
- La falta de educación sexual.
- Los padres que han sufrido de abuso en su infancia son más propensos a supervisar menos o a pasar por alto señales de potencial abuso, debido al trauma.
- Presencia de un agresor en el entorno (personas conocidas o incluso un miembro de la familia).
- Niños socialmente aislados y sin una red de soporte.
- Problemas familiares, como abuso de sustancias, violencia doméstica o negligencia.
¿Cuáles son los signos que pueden indicar que un niño es víctima de abuso sexual?
Principalmente, una de las señales de alerta que pueden evidenciar un posible caso de abuso sexual son los cambios en el comportamiento de los niños. Estos pueden verse manifestados mediante la pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba, alteraciones en el estado de ánimo y retrocesos en el desarrollo de sus habilidades. Igualmente pueden presentarse comportamientos sexualizados (tocarse los genitales) y de evitación o secretismo (evasivos con ciertas personas o actividades), indicó Olivera.
“A nivel emocional, pueden experimentar irritabilidad, ansiedad, miedo, depresión, cambios en los patrones de sueño, como pesadillas o dificultades para dormir, alteraciones en su alimentación, así como también pueden desarrollar cierto temor ante el contacto físico, especialmente, con adultos. Mientras que, si el abuso ha sido con contacto, el niño puede presentar signos físicos, como dolor, lesiones e infecciones o malestar en los genitales o en la zona anal”, destacó la experta de la Universidad Continental.
¿Cuáles son las consecuencias del abuso sexual en niños?
Como precisó la especialista de Aldeas Infantiles SOS Perú, un sobreviviente de abuso sexual va a sufrir de una serie de consecuencias que pueden impactar su bienestar a lo largo de toda su vida, sobre todo, si no reciben una atención psicológica adecuada. La más común suele ser la presencia del trauma, la cual puede desencadenar patologías, como el trastorno de estrés postraumático, depresión, trastornos alimenticios y abuso de sustancias, lo que afecta negativamente a la regulación emocional y las relaciones interpersonales. Asimismo, su vida puede estar marcada por sentimientos de culpa, vergüenza o confusión, generando así problemas de autoestima.
“De igual modo, pueden llegar a desarrollar trastornos o problemas conductuales, ya sean conductas agresivas, destructivas y autodestructivas, así como problemas con la autoridad”, mencionó Emil Blondet Gálvez.
¿Cómo intervenir y apoyar a un niño que ha sufrido de abuso sexual?
En primer lugar, es fundamental escuchar y validar lo que un niño expresa, pues es muy poco probable que este mienta sobre haber sido víctima de un abuso sexual, por lo que si no se le presta la atención que merece, puede ser que este no lo mencione más, lo cual puede incrementar la instalación del trauma y los problemas emocionales. Igualmente, como recalcó la psicoterapeuta, es sustancial que el menor sepa que no es su culpa, sino la del agresor y que no tiene porqué sentirse avergonzado. Además, es importante protegerlo del abusador y de cualquier otra situación de riesgo, lo que incluye también hacer una denuncia formal, con el objetivo de buscar justicia.
“Es importante fomentar un diálogo abierto, con el cual los niños puedan sentirse libres de poder expresar sus sentimientos, preocupaciones y preguntas. De esta manera, lograrán tener más recursos para recuperarse y procesar mejor el trauma. También es esencial proporcionales un soporte emocional continuo, motivo por el cual, será necesaria la ayuda de un profesional”.
¿Cómo prevenir el abuso sexual en niños?
Sin lugar a duda, un pilar clave para prevenir este tipo de situaciones es la comunicación entre padres e hijos. Por lo tanto, es crucial que los adultos venzan sus temores relacionados a la sexualidad y puedan hablar sobre la educación sexual con los niños, ya que necesitan conocer muy bien su cuerpo, lo cual les permite trazar sus límites personales y también reconocer si alguien trata de propasarse. Por consiguiente, es indispensable generar un ambiente de confianza, en donde la empatía y la escucha activa prime sobre cualquier juicio, experiencia o creencias previas, enfatizó la psicóloga.
“Por ejemplo, una técnica muy efectiva que puede ayudar a los niños a identificar fácilmente las zonas de su cuerpo y cuáles pueden ser o no tocadas bajo su consentimiento, es la planteada en la campaña “Hablemos ya” de Aldeas Infantiles SOS Perú, denominada el semáforo. En el caso del color verde, este corresponde a las áreas que sí están permitidas, como la cabeza, los hombros y las manos. Luego el color amarillo representa cierto grado de alerta por si alguien quiere acariciarlos, dado que está relacionado a las zonas de los muslos, el ombligo o la espalda, mientras que, el color rojo hace referencia a aquellas partes privadas que nadie debe toca, como los genitales, el glúteo, los pechos y la boca”, detalló Paola Olivera.
Igualmente, como señaló Blondet Gálvez, es fundamental que los padres y cuidadores mantengan una supervisión adecuada y establezcan límites, especialmente, con respecto al uso de internet y las redes sociales. Para ello, se pueden emplear herramientas de control parental, las cuales permiten filtrar el acceso a ciertas páginas de contenido no apto para menores, con el fin de protegerlos de los depredadores sexuales.
Asimismo, es primordial que los docentes en los colegios e instituciones educativas estén capacitados y puedan establecer medidas de prevención y protección, al igual que, campañas de concientización y, sobre todo, protocolos de atención y apoyo a las víctimas en caso de abuso.
“Desde luego, el trabajo de la sensibilización y educación sobre este tema se puede abordar mediante material educativo, talleres informativos, entre otros. Un claro ejemplo de ello, es el cuento “Aldo, el oso” creado por Aldeas Infantiles SOS Perú, con el cual se busca evidenciar esta problemática y facilitar alternativas de prevención a través de tres mensajes centrados en: rechazar a cualquier persona o situación que les haga sentir incómodos, asustados o confundidos. Alejarse lo más rápido que puedan de aquellos que los pongan en peligro, sin tener vergüenza ni mucho menos sentir culpa. Finalmente, avisar ante una situación de chantaje o amenaza, animándolos a que no se queden callados”, explicó la trabajadora social.
Para encontrar más información sobre la prevención de abuso sexual en niños, puede ingresar a www.hablemosya.org
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