Tía María representa la enorme ausencia de diálogo entre todas las partes involucradas y el problema no es de ahora, viene de años. Y tiene como antecedente un pasado contaminador de la empresa que estaba obligada a demostrar que hoy es minería responsable ambientalmente, pero no sucedió así. No solo hay ausencia de diálogo; también falta de una cultura de prevención de conflictos con un costo que puede ser inmanejable para el país. Esto nos remite a dos temas claves para un buen gobierno: gestión y comunicación.Lima no es Islay pero aquí también se viene incubando una agenda envenenada de desentendimientos.La última encuesta de Pulso Perú, publicada en “Perú 21”, presenta una disminución de la brecha entre la aceptación y rechazo a la gestión del alcalde. Sin embargo, una mayoría de los sectores C, D y E confía en que la gestión del alcalde será mejor (44%) o igual (27%) que su anterior gobierno. Tremenda responsabilidad.En el camino van quedando los conflictos del tercer carril en la Costa Verde, qué hacer con los acantilados, Río Verde, el ‘by-pass’ de la Av. 28 de Julio. Todos absolutamente manejables pero que requieren dos condiciones: comunicar por qué sí o por qué no y presentar una agenda integral para la ciudad y no propuestas aisladas.Nos acercamos al medio año de gestión y quizás sea un punto de quiebre en el cual el alcalde deba presentar sus propuestas definitivas de ciudad así como una hoja de ruta que satisfaga el reclamo ciudadano.Tiene una cartera de proyectos en el Plan Regional de Desarrollo Concertado al 2025, totalmente legitimados pues el plan fue aprobado en el Concejo. El Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano al 2035 tiene un banco de proyectos al cual acudir, aunque le falta el proceso de legitimación social. Los nuevos alcaldes distritales no lo conocen. Y cada uno tiene su propio enfoque.Visto a la distancia, los problemas presentados hasta el momento son insignificantes, pero pueden mutar en conflictos. En ningún caso estamos frente a factores claves sobre la ciudad. Y eso es lo que falta. Una hoja de ruta con temas clave para los 4 años, que le daría un respiro a la actual gestión atraería el acompañamiento de otras instancias, y le permitiría presentar una agenda propia, donde pueda incorporar lo rescatable de la gestión anterior como ya lo hizo con los corredores y sus propios aportes.Eso es lo que de alguna manera está esperando la opinión pública. Cuando el 85% manifiesta que no extraña a Susana Villarán tiene todos los ojos puestos en el mensaje que provenga de la actual gestión.En Tía María, han concurrido estudios mal hechos, desinformación, ausencia de diálogo y falta de prevención. En resumen, excelente caldo de cultivo para los fantasmas de la desconfianza y temor que polarizan los escenarios. El alcalde de Lima tiene hasta ahora un envidiable capital de confianza. Puede transformarlo en ilusión por la ciudad.
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