La camiseta que transpiró “D10S”, que en la tierra se le conoció como Diego Armando Maradona, cuando jugó en el memorable partido contra Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México 1986, fue vendida el pasado 4 de mayo por US$9,3 millones, luego de dos semanas de subasta virtual en Sotheby’s. Si bien no se dio información sobre el postor ganador, según la prensa argentina las pujas provenían de Emiratos Árabes, que acogería esta icónica pieza de la historia futbolística, la mejor cotizada de la memorabilia deportiva y pilar de la memoria emocional del pueblo argentino.
Este récord en lo que a objetos deportivos supone calienta la venta de su colección de primavera que, en la sede de Nueva York de esta casa de subastas, resultaría histórica para un artista peruano, el próximo 18 de mayo. Se trata del célebre “Tristán e Isolda”, pintado por Tilsa Tsuchiya entre 1974 y 1975.
La misma presentación original del cuadro es parte de la leyenda en nuestras artes: en 1975, en una galería miraflorina, Tsuchiya inauguró su muestra tras años de silencio. En una sala vacía, solo colgaba esta pieza acompañada por la ópera homónima de Wagner, que ella escuchaba con su padre en su infancia. La escena surrealista estaba resuelta con pinceladas diminutas y verticales. La imagen presenta a dos criaturas en cuclillas, sin brazos, unidas por sus lenguas trenzadas. Parecen flotar sobre una neblina amarilla, detenida sobre montañas difuminadas.
Como la camiseta de Maradona, el mercado provee al cuadro de Tilsa el valor de las piezas únicas. Nos recuerda el coleccionista de arte Armando Andrade que no solo se trata de un cuadro emblemático, sino atípico. No forma parte de su serie “Mitos”, ni de ese gran corpus que pintó a lo largo de la década del 70.
Por muchos años, este cuadro formó parte de la importantísima colección de José Barreda Zegarra. Luego pasó por otras colecciones privadas, en un recorrido difícil de identificar, hasta su llegada a Sotheby’s. Por supuesto, siendo de tal importancia, para cualquier amante del arte local lo ideal sería que el “Tristán e Isolda” permaneciera en el país, pero su puesta en subasta genera un debate complejo de múltiples aristas.
Pros y contras
Armando Andrade ha tenido experiencia en martilleos. A lo largo de 25 años ha sido presidente del comité de subastas del Museo de Arte de Lima (MALI), lo que le da autoridad suficiente para opinar sobre este baile de millones que, en curiosa mezcla de camisetas y prodigios artísticos, resulta algo indecente para algunos.
“En primer lugar, si lo vemos desde un punto de vista patrimonial, hablamos de uno de los cuadros más importantes dentro de la producción de Tilsa, por lo que sería ideal que permaneciera en el país. Sin embargo, si lo ves desde el punto de vista del mercado, “Tristán e Isolda” reúne todas las condiciones para que su precio alcance cifras que ningún artista peruano hubiera soñado. Su depurada técnica hacía que la producción de Tilsa fuera muy limitada, como sucede , por ejemplo, con Frida Kahlo, cuyos cuadros han llegado a valer US$50 millones”, explica el especialista.
Por cierto, legalmente nada impide que cuadros de arte moderno peruano salgan del país. Según nuestra legislación basada en los postulados de la Unesco, una obra de arte debe esperar 100 años para ser considerada patrimonio cultural y, por lo mismo, sujeta a territorialidad.
Para Andrade, la dinámica en el mercado animada por la casa Sotheby’s resultará una herramienta de promoción para la obra de la pintura peruana. “Si este cuadro alcanza el millón y medio de dólares, lo cual es muy posible, será noticia en el mundo del coleccionismo y será vista en el mercado internacional de una manera muy distinta. Muy pocos artistas peruanos tienen ese nivel de visibilidad”, explica.
Así pues, estamos frente a una paradoja. Que Sotheby’s consiga romper un récord por “Tristán e Isolda” por un lado resulta positivo para el reconocimiento internacional de la creadora peruana, siendo también una pérdida para el Perú.
¿Se corre el riesgo de que otras pinturas de Tilsa emigren del país? Si bien, como acepta Andrade, las leyes del mercado son perversas, pueden generar dinámicas interesantes. “Hasta ahora, ‘Tristán e Isolda’ ha alcanzado US$480 mil en la subasta virtual, y faltan aún casi dos semanas para que cierren las ofertas. Pienso que debería superar fácilmente el millón de dólares. ¿Qué sucederá con el resto de su obra? Efectivamente, quienes tengan un Tilsa y necesiten el dinero intentarán venderlo, pero ello no quiere decir que obtendrán también un millón de dólares. Hablamos de un cuadro emblemático que alcanza un precio récord, pero todos sus cuadros no cuestan lo mismo”, advierte.
Tilsa y compañía
Como informa la agencia Efe, Sotheby’s presentó, oficialmente, su colección de primavera, que saldrá a subasta entre el 17 y 19 de mayo, con un valor estimado global de mil millones de dólares.
El “Tristán e Isolda” de Tsuchiya se ofrecerá junto a piezas icónicas de Picasso, Andy Warhol, Francis Bacon o Claude Monet.
La subasta de mayo de Sotheby’s se organiza en tres lotes: arte moderno, arte contemporáneo y “arte de ahora”, este último con obras realizadas en los últimos diez años. El valor promedio de las obras en venta es de US$6,2 millones, y 21 de ellas superan los diez. Son varios los Picassos que salen a la venta, pero la joya es “Femme Nue Couchée”, nunca antes en venta, y ahora estimada en US$60 millones.
No pueden faltar los impresionistas en estas semanas de subastas. Dos de las piezas más cotizadas serán una pintura veneciana de Monet, “Le Grand Canal et Santa Maria della Salute”, estimada en US$50 millones, y “Clarière” de Paul Cezanne, que podría alcanzar los US$40 millones. De la colección de arte contemporáneo, uno de los retratos más reconocibles de Andy Warhol, su “Elvis” empuñando una pistola, aspira a recaudar US$25 millones.
El baile de los millones recién empieza.
La prenda de la polémica
¿Fue una locura pagar US$9 millones por la camiseta de Maradona?
Para Armando Andrade, autoridad local en subastas de arte, si bien la venta de la camiseta de la selección argentina de Diego Armando Maradona en US$9,3 millones puede resultar una cifra absurda, hay que esperar a ver el destino de la prenda para dar una opinión cabal.
“Estas compras parecen una locura, pero suelen tener una estrategia difícil de reconocer en un primer momento. Por ejemplo, pensar invertir US$9 millones en una pieza que va a atraer, a lo largo de los años, millones de visitantes a un museo dedicado al fútbol, resulta poco dinero”, explica el experto.
“Intuyo que detrás de esta aparente locura hay un proyecto. El precio de esos objetos lo fija un mercado que no está regulado”, añade.
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