Nublado y frío. Desde la ventana de su departamento en La Punta, el cielo de Lima es una continuación del brumoso Dublín, donde la historiadora Carmen Mc Evoy encabeza la embajada peruana, pequeña oficina al servicio de los mil connacionales que viven en la ciudad de James Joyce. Nos recibe a pocas horas de volver al país, antes de la primera reunión de trabajo del Consejo Consultivo del Proyecto Bicentenario que ella preside. La acompañan otras 40 personas, entre académicos, especialistas y artistas (nombres tan populares como Gastón Acurio, Vania Masías, Susana Baca, Carolina Trivelli, Jorge Villacorta, María Mannarelli, Natalia Majluf, Claudia Coca o Rember Yahuarcani), para seguir de cerca el planeamiento y ejecución de las actividades programadas en todo el país hasta el 2021. Este consejo consultivo se reunirá dos veces al año y formarán grupos de trabajo en diferentes temáticas.
— Para participar en la celebración del bicentenario se deben tener razones para festejar. ¿Cómo una historiadora puede mantenerse optimista en un país como el nuestro?La república peruana surge como un acto de fe, todo está en contra del proyecto republicano. Hay que recordar que el Perú era la cabeza del imperio, desde aquí un virrey reprimía revoluciones en toda Sudamérica. Por esa razón, Lima termina siendo el lugar donde se proclamó la independencia, porque todas las rebeliones anteriores han sido sangrientamente reprimidas. El Perú era el último bastión colonial. Para España, perder el Perú significaba perder su imperio. Por eso, apostar por la república era un acto de esperanza. El Perú es el encuentro de las caravanas y, por serlo, estuvo sumido en una serie de contradicciones. Vemos en el Perú la eclosión de todas las pasiones y ambiciones. Y sin embargo, se proclamó. Por eso, soy optimista. Ella representa un horizonte utópico, es lo que quisiéramos ser, a pesar de haber sido la sociedad del privilegio, de la desigualdad, del racismo.
— ¿La celebración del bicentenario podría comenzar desmontando tantos mitos históricos sobre la independencia que nos han enseñado en la escuela?En los tiempos de la celebración de nuestro sesquicentenario, cuando un grupo de historiadores recolectaba los documentos que muchos hemos leído en el colegio, aparece la tesis de la “independencia concedida”, una voz disonante que dice que los peruanos no hicieron la independencia.
— Tiene que ver con las investigaciones de Heraclio Bonilla... De Heraclio Bonilla y Karen Spalding que, claro, fueron provocadoras. Es como si en medio de tu fiesta de cumpleaños vienen a decirte que tu papá no es tu papá, que tu acta de nacimiento no es como la creías. Pero incluso lo contestatario puede añadirse al análisis. La tesis de la “independencia concedida” dice que, en 1821, esta nos llegó desde fuera, por la imposibilidad de los patriotas de lograrla desde dentro. Pero en la medida en que este proceso comenzó a desarrollarse, los actores locales comienzan a manifestarse. Así, el momento supremo de nuestra independencia es la primera Constituyente, en 1822. Sí, puede que nos concedieron la independencia desde fuera, pero luego se abrió lo que Basadre llama “la etapa peruana”, cuando los constituyentes redactan nuestra primera Constitución.
— ¿Cuando aún seguimos arrastrando un pensamiento cortesano, de verdad nos merecemos la independencia? Uno de los ideólogos que más respeto es Faustino Sánchez Carrión. Justamente él dice lo que acabas de mencionar, a propósito del proyecto sanmartiniano que proponía una monarquía en el Perú. ¿Si nuestra naturaleza es cortesana, seremos capaces de vivir en una república? Fue la discusión política entre 1821 y 1822. Y Sánchez Carrión dice: “En una monarquía seríamos excelentes vasallos, pero nunca ciudadanos”. Allí él entiende que lo que necesitábamos era un cambio de mentalidad. Por más que exista ese espíritu cortesano, esa codicia, por más que seamos el país donde la sociedad colonial había sentado sus reales, hubo un grupo de peruanos que decidió ir hacia adelante. Ellos pudieron haberse adaptado a lo que decía San Martín y hacer una monarquía constituyente. Pero lo enfrentaron. Hicieron una revuelta en Lima, botaron a Monteagudo y San Martín renuncia. Había en el Perú un espíritu de libertad político y filosófico: hombres libres que no le iban a bajar la cabeza a nadie. Lograr esa transformación cultural creo que todavía es el reto.
— ¿La celebración del bicentenario en el Perú nos encuentra menos preparados que otros países en la región? Cada país tiene que confrontar sus propios demonios. Cuando la sociedad mexicana celebró el bicentenario de su independencia en el 2010, lidiaba con problemas de narcotráfico y muertes sistemáticas de la población. Argentina vivió sus propios problemas, Chile también. El caso peruano me parece interesante porque te habla a través de símbolos. Estamos a tres años del bicentenario y estamos planeando reformas, y creo que eso es motivo de celebración. Estamos reaccionando ante la corrupción generalizada del Poder Judicial, ha habido un cambio del Ejecutivo y el Legislativo está en cuestión. La nuestra es una sociedad que se está cuestionando a sí misma. Claro, nos irrita vivir de laberinto en laberinto, pero es una buena manera de entrar al 2021 para reimaginar la república.
— El debate político le da contenido ideológico a la celebración del bicentenario entonces... Por supuesto. Sería triste reventar cohetes por los 200 años metiendo los problemas debajo de la alfombra. Creo que es mejor llegar a los 200 años enfrentándote a un espejo, con la ambición suficiente para dejar nuevos cimientos para quienes celebren en el futuro.
— El Proyecto Bicentenario prevé la recuperación de sitios emblemáticos. ¿Cómo hacerlo si tenemos tan olvidado nuestro patrimonio decimonónico? Tenemos el siglo XIX un poco olvidado. Más allá del museo de Pueblo Libre, no existe un museo republicano. El siglo XIX se ha quedado al nivel de las grandes ideas, pero no a la materialidad de la república. Y esa materialidad hay que descubrirla. La ciudadanía tiene ansias de conocer su historia, ver su primera bandera, ver el edificio donde se firmó el acta de la independencia, ver reconstruida la casa en Huamachuco donde nació Sánchez Carrión. Al verlos, viajas en el tiempo y revives el momento. Eso le devuelve el esplendor y la fuerza al proyecto republicano.
— Hemos lamentado mucho ver la foto de la comisión del Congreso para la celebración del bicentenario... Uy, sí. ¡Puros hombres!
— Y algunos con denuncias. La comisión consultiva formada por el Ministerio de Cultura se ubica en el otro extremo, buscando la diversidad absoluta. ¿No generamos con ello una dispersión?A mí me parece una maravilla. No hay que buscar una sola narrativa, una sola forma de leer el proceso. Me parece muy interesante que sea el Ministerio de Cultura la nave que lleve este proyecto. No creo que haya dispersión, pues ya hay una agenda elaborada por funcionarios
Los proyectos del bicentenario
Obras de infraestructura culturalEl Proyecto Bicentenario contempla la puesta en marcha de 50 obras emblemáticas por más de S/6 mil millones, así como diez obras de infraestructura cultural, entre las que destacan el Museo Nacional de Arqueología (MUNA), el Centro de Visitantes de Machu Picchu, la Cinemateca Nacional y la modernización de 56 museos del país.
Recuperación de los lugares emblemáticosEl plan ha mapeado 35 efemérides relevantes del proceso independentista y a partir de allí se realiza un diagnóstico de los lugares que cuenten con un monumento o un sitio emblemático. Se busca con ello determinar el estado de la infraestructura, museografía y contenido para su posterior recuperación. El balcón de Huaura, donde el general José San Martín proclamó la independencia del Perú, fue el primero en identificarse.
Las actividades del bicentenario ya comenzaron El proyecto ya ha realizado mesas de debate en las ferias de libro de Lima, Piura y Cusco. En octubre, dirigirá un ciclo de conferencias en la Feria del Libro de Santiago (Filsa), mientras que en noviembre llevará la fiesta del Hay Festival de Arequipa a la ciudad de Huamanga. En la foto, entrada de la Biblioteca Pública de Lima, que será relanzada como parte de las celebraciones.
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