Ciro Guerra habla bajito, como susurrando. Lo saludamos en uno de los ambientes del Centro Cultural de la PUCP en donde se ha instalado para presidir el Jurado Oficial de Ficción del Festival de Cine de Lima.
Nos sentamos. El realizador colombiano da detalles de la filmación de “El abrazo de la serpiente”, primera cinta colombiana en ser nominada a un Óscar como Mejor Película Extranjera. En ella, dos exploradores extranjeros llegan a la Amazonía en busca de la planta yakruna y son guiados, en épocas distintas, por un indígena llamado Karamakate. Entre otros temas, también se refirió a la urgencia de una nueva ley para el cine peruano.
¿De qué manera entraste en contacto con el mundo amazónico?Luego de mis dos películas anteriores (“Edificio Royal” y “Los viajes del viento”), que giraban en torno a mi experiencia personal, quise emprender un viaje hacia lo desconocido. Para los colombianos, la Amazonía es un territorio con el cual se tiene muy poco contacto, así que empecé a investigar los diarios de los exploradores que llegaron a la selva a principios del siglo XX y descubrí una historia fascinante.
¿Cómo nace “El abrazo de la serpiente”?Empecé a viajar a la Amazonía y me di cuenta de que ese mundo mágico que describen los exploradores estaba, en su mayoría, perdido. Pero podía seguir viviendo gracias al cine.
Rodar siete semanas en medio de la selva y en blanco y negro es arriesgado. ¿Cómo convenciste a tu equipo de esta aventura?Durante tres años parecía que la película no se iba a poder hacer, porque no conseguíamos apoyo. Sin embargo, nosotros seguimos investigando. Tuvimos un grupo humano con una fe incondicional y una pasión muy grande por esta historia. Sentíamos que debíamos filmar en blanco y negro, no había otra manera de expresar lo que queríamos. Cuando las comunidades indígenas nos dieron permiso para rodar, empezó a llegar el apoyo. Al final, hicimos la película con menos presupuesto del que habíamos planeado, pero de la manera en que queríamos hacerla.
¿Qué experiencias te dejó la filmación?Aprendimos que no debíamos tratar de batallar con la selva ni imponer nuestra lógica, sino que debíamos dejarnos guiar por las comunidades. Si tuviera que resumirlo, diría que perdí mucho peso, no solo físico, sino también intelectual.
En la película, el indígena Karamakate le dice al explorador: “Tú no sabes escuchar. Tendré que enseñarte”. ¿Crees que la civilización nos ha quitado esa capacidad?La película es un reflejo del cuestionamiento que yo viví cuando estuve en la Amazonía. Siento que el mensaje de las comunidades indígenas va más allá de lo simplemente ecologista. Tiene que ver también con nuestra relación con el mundo.
¿El Óscar es para ti una obsesión o una posible consecuencia de tu trabajo?Nosotros no sabíamos adónde iba a llegar “El abrazo de la serpiente”, ni si iba a tener un público. Para nosotros, el principal premio es que la película exista y que la gente la pueda ver. El resto, llega por añadidura.
Hace poco dijiste que Colombia vive la época de oro de su séptimo arte y que detrás de eso está la ley de cine. ¿Crees que el apoyo del Estado es vital para la cinematografía?La ley de cine ha sido una base fundamental sobre la cual el cine colombiano ha podido crecer. Esta ley crea el fondo estatal para el apoyo al cine y también estimula la inversión privada, dos elementos claves para crecer. Para mí es sorprendente todo lo que el cine peruano ha logrado sin una ley de cine. Con la ley, solo pueden ganar el país y los que gustan del cine. El cine peruano tiene grandes historias que contar y creo que con el apoyo del Estado, realmente no hay límites a lo que su cine pueda alcanzar.
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EL DATO“El abrazo de la serpiente” ganó el Premio a Mejor Película en el pasado Festival de Cine de Lima. Este año no se proyectará en el festival, pero llegará a salas comerciales del Perú en noviembre.