La primera vez que descubrió una referencia al Perú en el cine de Hollywood se trataba de una película de piratas. El crítico Ricardo Bedoya recuerda haber visto en los años setenta, en riguroso blanco y negro televisivo, “El halcón de los mares”, filme de Michael Curtiz rodado en 1940. Él podría recitar las líneas de Errol Flynn interpretando al seductor pirata Geofrey Thorpe, al despedirse de su amada antes de embarcarse a una nueva aventura: “Doña María, en el jardín de un convento en Perú hay una estatua hermosa. Las monjas la llaman Nuestra Señora de las Flores. Así la recordaré siempre, como mi señora de las rosas”, le dice el héroe a la mujer enamorada.
Ese diálogo que revela aquella visión romántica y de lejanía tradicionalmente asociada al Perú le pareció fascinante. Y a partir de entonces, Bedoya entró en el juego de la trivia cinéfila: qué películas mencionan a nuestro país en sus ficciones. Tras años de recopilar información, el crítico advirtió que ciertas tendencias cambiaban con el tiempo. “La visión que da el cine extranjero del Perú no es homogénea, ni sólida, ni compacta. Siempre se transforma”, explica el autor de “El Perú imaginado”, libro en el que ha reunido un millar de filmes donde el país tiene un lugar en el metraje.
¿Cuáles son aquellas visiones del cine foráneo? Para el crítico, quizá la más persistente sea la que considera al Perú como lugar lejano, periférico. “El Perú está muy bien expresado en el remoto aeropuerto de Barranca en 'Solo los ángeles tienen alas' (Howard Hawks, 1939), ubicado en la costa de Sudamérica. Es la metáfora del lugar de paso, donde los aviadores cruzan los Andes llevando el correo. Hawks crea este país remoto, alejado y extraordinario, donde se cruzan la vida y la muerte. Para él, el Perú es el lugar donde solo llegan los valientes”, dice.
También aparece en esa visión clásica la imagen del Perú de la pompa virreinal, expresada por la actriz italiana Ana Magnani encarnando a María Micaela Villegas, la Perricholi, en “La carroza de oro”. La cinta da cuenta de un Perú de fantasía, donde arriba una tropa de artistas de la Commedia dell'Arte. La polvorienta Lima es un lugar de cabañas y llamas, en la que se levanta el palacio del virrey. “Es una película maravillosa, una obra maestra de Jean Renoir. Lima es el lugar donde existe el lujo en medio de la pobreza absoluta”, explica Bedoya. Otra imagen poderosa dentro del imaginario del cine internacional ha presentado, desde sus inicios silentes, al Perú del oro, siendo el mito de El Dorado el referente fundamental.
“El Perú imaginado” incluye muchas otras visiones, desde las anecdóticas hasta las más fantásticas. Sin embargo, Bedoya advierte cómo en los últimos tiempos la imagen de nuestro país ha cambiado mucho en las pantallas internacionales. “Ha adquirido un matiz más oscuro, más vinculado con la violencia, con la corrupción, pero también ligado a la contracultura. Brilla como ejemplo 'The Last Movie', la película de Dennis Hopper, que abrió muchas otras cintas de viajes para el descubrimiento personal, (experiencias con ayahuasca incluidas)”.
Revisando ficciones de las que no se puede exigir rigurosidad histórica, el docente de la Universidad de Lima se aproxima a estos filmes con curiosidad y humor, evitando cualquier crítica ética o estética sobre cualquier fantasía delirante con decoración inca. Por supuesto, entre estos delirios, la saga de Indiana Jones merece un capítulo especial del libro. “Son filmes que provocan más hilaridad que indignación”, añade. “Lo cierto es que tenemos que aceptar la ficción. En ella no vas a encontrar verdades históricas. Lo que ella hace es apoderarse de la realidad e ir transformándola para finalmente superarla”.