La importancia de los baños en Japón no es nueva. Podemos rastrearla en un libro precioso como “El elogio de la sombra” de Junichiro Tanizaki, en el que destaca su relevancia cultural y estética; o incluso en los inodoros contemporáneos, modernos dispositivos llenos de botones, como sacados de una cinta de ciencia ficción.
LEE TAMBIÉN: Oscar 2024: nominados, ignorados y novedades de la próxima gala
A esa curiosa genealogía sanitaria se suma la película “Perfect Days”: es la historia de un hombre que trabaja limpiando baños públicos en Tokio. Disfruta su oficio, lo hace con esmero y paciencia. Y en los ratos libres de su rutina escucha música en casetes, toma fotos de la naturaleza con una pequeña cámara analógica, lee libros antes de irse a dormir. Los días perfectos de una vida frugal.
Es una película japonesa, pero la dirige un alemán. El maestro Wim Wenders (Dusseldorf, 1945), creador de ficciones memorables como “Paris, Texas”, “El cielo sobre Berlín” o “Tan lejos, tan cerca”, y de documentales como “Buena Vista Social Club” y “Pina”. A sus 78 años, Wenders ha conseguido que “Perfect Days” sea nominada al Óscar como mejor película internacional. Un día antes de que se conociera esta noticia, el cineasta habló con El Comercio en una mesa redonda junto a otros tres medios latinoamericanos. Y ya esbozaba la posibilidad de una nominación.
“Si llegan a nominarme, me alegrará especialmente por mis amigos japoneses –confesaba Wenders en la conversación–. Y me alegrará ser nominado en representación del país de Yasujiro Ozu… Pero debo admitir que mi vida sería más fácil y feliz si no me nominaran porque por fin podría quedarme en casa sin tener que viajar [risas]”.
En ese aspecto, el Wenders de hoy se parece mucho al protagonista de su película, Hirayama. Ambos exhiben una tranquilidad sosegada, una inclinación especial por los aspectos más delicados y apacibles de la vida.
LOS DÍAS PERFECTOS
Cuenta Wenders que hace unos años viajó a Tokio por una propuesta para realizar una serie de cortometrajes sobre arquitectura en la capital japonesa. Luego de observar los trabajos, una cosa inesperada lo fascinó: los baños públicos. “Eso me inspiró a contar una historia, porque sentí que había algo mucho más grande detrás de estos lugares. Me encanta el sentimiento de bien común en Japón, su amor por las pequeñas cosas”, cuenta el director alemán.
“Es una película que nace en Tokio, del encuentro con distintos lugares, y por eso no podría haber sido hecha en ninguna otra parte del mundo. Todas mis películas comienzan con un lugar. Me gusta pensar en historias que solo puedan ocurrir en un determinado sitio, pero que después traspasen sus límites. Que sea así de específica es la única condición para que luego se pueda volver universal”, explica.
A la par, Wenders comenta que en los últimos años ha conocido a personas en diferentes partes del mundo que se esfuerzan en vivir con menos. “Son como miembros de un mismo club. Si no pueden poner todo lo que les pertenece dentro de un maletín, no pueden ser parte del club. Son personas que han aprendido a vivir con lo esencial. La reducción es una parte importante de su autodefinición”, afirma. Y de ahí es que nace el personaje de Hirayama, que toma su nombre de uno de los personajes de “Historias de Tokio” de Ozu, cineasta referente para Wenders.
SOBRE LO SIMPLE
Quien interpreta a Hirayama en “Perfect Days” es el actor japonés Koji Yakusho (Nagasaki, 1956). Por este papel, ganó el premio a mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes. “Cuando decidí hacer la película, sabía que solo necesitaba un buen guion y un buen actor. Y sugerí a Koji porque creía que no había un mejor actor que él en todo el planeta. Había visto varias de sus películas, desde ‘Shall We Dance?’ hasta ‘Babel’, y siempre pensé que algún día debía trabajar con él. Hasta que se dio esta oportunidad”, cuenta Wenders.
Con poquísimas líneas de diálogo y una expresividad mínima pero de emoción latente, Yakusho se pone sobre los hombros la película. “Hirayama es un hombre que probablemente llevó una vida diferente antes –explica Wenders sobre el pasado del personaje, que nunca se devela–. Tú percibes eso cuando su hermana llega a verlo en un auto lujoso y no puede creer que él viva en ese barrio pobre, e incluso le pregunta susurrante ‘¿de verdad limpias baños?’. Allí te das cuenta de que ha hecho una elección de vida. Hirayama es un maestro en el arte del ‘menos es más’”.
El protagonista lee a Faulkner, a Aya Koda, a Patricia Highsmith, pero solo un libro por semana. También compra siempre un solo rollo de fotos, no una cámara con 10.000 tomas disponibles. Y en eso también encuentra Wenders un paralelo con su propia actualidad. “Hirayama dedica su atención a una sola cosa, y luego a otra, y a otra. No elige tenerlo todo. El mundo digital, en cambio, nos ofrece todas las opciones. Y esa es una de las razones por la que estamos todos tan inundados de información, volviéndonos locos. Seguro que hay gente que puede vivir con ello, pero yo no. Por eso he eliminado el televisor de mi casa. Por eso ahora solo escucho discos, y no plataformas; no quiero que un algoritmo escoja la música por mí”, reconoce.
Y ese afán por el desprendimiento y la simpleza lo llevó también al rodaje de la película: “Cuando grabamos en el departamento de Hirayama, lo teníamos solo a él, su futón, sus libros y una mesita con sus plantas. Todo eso lo íbamos a grabar con mucho equipo técnico, aparatos sofisticados, una Steadycam… pero me di cuenta de que también podíamos aplicar la filosofía de Hirayama. Y entonces reduje todo a lo mínimo: mi director de fotografía con su cámara al hombro. Nada más. Y todo eso nos volvió más libres. Grabamos la película en un tiempo récord de 17 días”.
Si Hirayama tiene sus días perfectos, ¿cuáles son los días perfectos para Wim Wenders? “Un día perfecto es aquel en el puedo escoger qué es lo que quiero hacer –reconoce el director–. Poder leer al menos un capítulo de un libro sin dormirme. Poder escuchar música en mi mueble favorito. Poder caminar en la naturaleza y sentir que no extraño nada de la ciudad. Debo decir que todo esto es algo que, hoy por hoy, me pasa mucho más que antes de hacer esta película. Así que todos podemos aprender”.
La cinta de Wim Wenders se estrenará el 8 de febrero en el CCPUCP y luego podrá verse en otras salas de cine y en la plataforma MUBI, en fecha por confirmar.
Contenido Sugerido
Contenido GEC