El Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) ha llegado a su mayoría de edad y se nota. En su última fiesta celebrada en abril, el evento recibió a 380 mil personas, en 27 sedes repartidas por toda la Ciudad de Buenos Aires, desde centros culturales y salas de cine, hasta espacios al aire libre en los barrios bonaerenses más necesitados, como prueba de que el cine democratiza.
Un festival de cine independiente de su envergadura no hubiera avanzado solo, sino fuera por el apoyo del gobierno local, que institucionalizó el evento como política cultural de la Ciudad de Buenos Aires, y que continúa a pesar de la inflación y la incertidumbre sobre la era de Mauricio Macri.
“El festival fue creado desde el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Sin el apoyo del gobierno no sería posible. El Bafici nace con eso, no tenemos experiencia sin él. Cambiaron los gobiernos y el festival siguió. Del año pasado a este, el presupuesto incluso creció por una voluntad política. Tenemos una continuidad, y ya es parte de la política cultural de la ciudad”, señala a El Comercio Javier Porta Fouz, director del Bafici, al resaltar una de las claves del la vigencia del festival.
Aunque tiene dos años menos que el Festival de Cine de Lima, Bafici no solo se ha convertido en un espacio de reflexión y entretenimiento, sino también en punto de networking profesional, entre directores, productores, actores y distribuidores. He aquí otra razón de su éxito.
“El festival es un encuentro festivo, es su razón de ser. Es un espacio de encontrarse, de conocer gente, de establecer vínculos y fortalecer la circulación del cine. Desde este año lo reforcé, con detalles que vi en el Festival de Cine de Lima, donde el staff del festival te ponía en contacto con otras personas y te armaba la agenda en el hotel durante el desayuno. Cuando me nombran director del Bafici, dije que quería hacer lo que vi en Lima, pero nosotros tenemos más invitados, lo que supone reunirnos fuera del hotel”, indica el también crítico de cine, que participa en la organización del festival desde el 2001.
Queremos más cineLa última edición del Bafici duró 11 días, lo que implica un gran movimiento turístico y cultural en la ciudad. Las empresas que apoyan el festival, además, ofrecen descuentos especiales para los asistentes, y algunas agencias de viajes incluyen paquetes promocionando el evento. Si queremos verlo desde una mirada económica, un festival como el Bafici parece rentable, pero Porta prefiere hablar de una rentabilidad social, esa que podrá verse en un futuro. Otra explicación del buen talante de este encuentro.
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“Mi idea era que el festival tuviera más público, aunque este público no participe en el festival, propiamente dicho, sino que se enterara de la existencia de él, de que es accesible y de que llega a toda la ciudad. Lo que hay que lograr es que la onda expansiva del Bafici dure más tiempo (…) Es importante invertir en cultura y educación, porque la rentabilidad económica en el futuro será mejor”, sostiene Porta.
Hace falta ver más películas latinoamericanas, más películas independientes, más cine de autor, más cine comercial del bueno, como fuera, hace falta ver más cine, según Porta. “Es fundamental que esto en Latinoamérica crezca. Hay un déficit, es algo que debemos corregir”, concluye.