¿Puede haber una ceremonia de premiación si es que (casi) nadie la atiende? Esa es la adivinanza que la última edición de los Globos de Oro y sus organizadores en la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA por sus siglas en inglés) han puesto en los pies de la meca del cine con su inusual 79° gala que carecerá de su típica alfombra roja, la asistencia de las estrellas e incluso sin una transmisión en vivo.
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Fundada en 1943, la HFPA consiste en alrededor de un centenar de periodistas cuyo control sobre uno de los premios más prestigiosos del mundo del cine, posicionado estratégicamente en la antesala del Oscar, les otorgó un acceso privilegiado con la élite de Hollywood. Viajes a locaciones exóticas, estadías en hoteles cinco estrellas, visitas a los sets de filmación y entrevistas exclusivas con los actores más buscados del medio fueron algunos de los beneficios con los que sus miembros contaban.
Ahora la organización se encuentra reducida en poder a consecuencia de una serie de escándalos relacionados a la discriminación, favoritismo y corrupción que los envolvió en los últimos años y que llevaron a que estudios, agencias de publicidad y las propias estrellas dieran la espalda a los antes prestigiosos Globos de Oro hasta que se realicen reformas profundas a la organización.
Si bien la HPFA prometió cambios inmediatos, incluyendo formar una alianza Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP en inglés) para aumentar su nivel de inclusividad, Hollywood ha considerado que estos todavía no son suficientes para detener el boicot.
Una de las deserciones más dolorosas para los Globos de Oro fue la de la NBC, cadena que transmitía la gala desde 1996, la cual anunció que no emitirá la ceremonia en el 2022, aunque dejaba abierto a volver a transmitirla el próximo año. Es así que cuando los Globos de Oro se realicen este 9 de enero en el hotel Beverly Hilton de Los Ángeles, los sucesos de la noche serán ajenos a los ojos del mundo y los únicos asistentes serán miembros del HFPA y sus socios del NAACP.
Asimismo, distando bastante de la pompa usual con discursos y celebraciones, los ganadores de la gala este año serán anunciados a través de la página oficial de los propios Globos de Oro y por sus redes sociales. Que las estrellas quieran aceptar los premios con el estigma que todavía los rodean será otra cuestión, y ya varios actores como Tom Cruise devolvieron sus estatuillas el año pasado cuando el escándalo llegó a su apogeo. Pero como para entender hay que saber, en esta nota hacemos un recuento de cómo los Globos de Oro llegaron a su actual situación.
La denuncia
Aunque rumores sobre el mal comportambiento del HFPA se extendían desde hace algunos años, el comienzo de su caída comenzó con una serie de artículos publicados el 21 de febrero por Los Angeles Times que no solo detallaron algunas cuestionables prácticas financieras dentro de la organización, sino también el hecho que en los últimos 20 años el HFPA no había tenido ningún miembro de ascendencia africana. Este último dato, además del hecho que los Globos de Oro ignoraron varias películas dirigidas y actuadas por afrodescendientes en sus nominaciones, se convirtió en un foco de críticas en la industria, golpeada por campañas de protesta por la falta de diversidad como #OscarSoWhite en 2015.
Las críticas de celebridades como Ava DuVernay, Viola Davis, Jane Fonda y Judd Apatow, así como del movimiento Time’s Up, llevaron a que el HFPA aceptara que debía realizar cambios, compromiso que volvieron a realizar durante la gala de los Globos de Oro el 28 de febrero.
En medio de la gala, el presidente del HFPA, Ali Sar, salió al escenario y prometió “un futuro más inclusivo” para la organización. A su lado estaban Helen Hoehne y Meher Tatna, esta última una periodista nacida en Bombay que se convirtió en la última persona de color en unirse a la asociación en 2002.
“Debemos asegurarnos que todos, de todas las comunidades menos representadas, consigan un asiento en nuestra mesa, y vamos a lograr que ocurra”, afirmó Tatna, quien fue presidenta del HFPA entre 2018 y 2019. La organización prometió posteriormente revelar las medidas que tomará para diversificar su membresía para el 6 de mayo.
Pero ahí no terminaron sus problemas.
El inicio del boicot
Para mediados de marzo, un grupo de más de 100 empresas de relaciones públicas al servicio de las principales figuras de Hollywood firmaron una carta en la que sostenían que estaban recomendando a sus clientes no trabajar con la HFPA hasta que la asociación empiece a reformarse, aumentando la presión sobre la organización.
El 20 de abril un nuevo escándalo hizo temblar al HFPA gracias a su expresidente Philip Berk. Miembro de la organización por 44 años - y a la cabeza de la misma por ocho-, el periodista sudafricano envió un correo electrónico a otros miembros del grupo donde acusaba a Black Lives Matter de fomentar el odio y el racismo, además de despotricar contra uno de sus fundadores, Patrisse Cullors. Berk, quien había sobrevivido varias controversias, incluyendo una acusación de acoso sexual por parte del actor Brendan Fraser en 2018, fue finalmente expulsado de la asociación, aunque el daño ya estaba hecho.
En medio de esta nueva lluvia de críticas llegaron los anunciados cambios al HFPA. Aprobada unánimemente, la hoja de ruta publicada el 6 de mayo propone sumar 20 nuevos miembros en 2021, con el objetivo de aumentar en un 50% el total de sus miembros en 18 meses, priorizando a candidatos de grupos poco representados. El HFPA también se comprometió a publicar sus códigos de conducta e implementar nuevas políticas respecto a los regalos y viajes recibidos por parte de los estudios, como manera de transparentar sus operaciones.
El remate
Pero los cambios no fueron considerados suficientes por Hollywood. El 7 de mayo el actor Mark Ruffalo fue uno de los primeros en criticar públicamente los cambios por no hacer lo suficiente y afirmó que, como un reciente ganador del Globo de Oro, “no se podía sentir orgulloso ni contento de recibir este premio”.
A su voz se le unió la de su coestrella de Avengers, Scarlett Johansson, quien el 8 de mayo publicó una declaración en la que pidió a la industria del cine boicotear a la HFPA “hasta que haya una reforma fundamental dentro de la organización”. La actriz se quejó que ciertos miembros de la asociación le han realizado “preguntas y comentarios que lindaban con el acoso sexual” y señaló que el HFPA “fue legitimado por gente como Harvey Weinstein - el poderoso productor caído en desgracia en medio de escándalos sexuales- para conseguir el impulso necesario para un reconocimiento por la Academia”.
El 11 de mayo ocurrió quizás el momento más teatral de la crisis cuando Tom Cruise devolvió en una pequeña caja tres estatuillas de los Globos de Oro que conmemoraban sus interpretaciones en las películas “Born on the Fourth of July” (1989), “Jerry Maguire” (1996) y “Magnolia” (1999).
Dos pesos pesados del mundo del streaming también se unieron al boicot, con el CEO de Netflix Ted Sarandos y la cabeza de Amazon Studios, Jennifer Salke, soltando comunicados donde afirmaban que no trabajarán con el HFPA hasta que hayan “cambios significativos”.
Pero el verdadero golpe para la organización vino de su socio de décadas NBC. El canal propiedad de Comcast anunció el 10 de mayo que no transmitirá los Globos de Oro el 2022, la primera interrupción desde que la gala se mudó a la cadena en 1996. NBC al menos les lanzó un salvavidas a la HFPA, señalando que dejaba abierta la posibilidad de que la ceremonia volviera en 2023 si la asociación sigue su hoja de ruta y hay una “reforma significativa” en su interior. Por supuesto, la verdadera pregunta no es solo cuántos estarán dispuestos a ver la ceremonia, sino quiénes estarán dispuestos a asistir a ella. Y con la élite de Hollywood rechazando el desprestigiado premio, su relevancia está en el momento más precario de las últimas décadas.
¿Reforma lograda?
A un año desde el inicio de la crisis de los Globos de Oro, ¿cómo se encuentra el estado de sus reformas en la actualidad? La organización publicó en mayo del 2021 un nuevo y más estricto código de ética para sus miembros, en miras de encarar las acusaciones de corrupción y favoritismo.
Adicionalmente, en octubre del 2021 añadió a 21 nuevas personas a su organización, seis de ellas personas de color. Sin embargo, esta inclusión todavía dista de su meta de tener un 13% de miembros de ascendencia africana para la ceremonia del 2022.
Por el momento estas reformas no parecen haber convencido a Hollywood, explicando así el porqué la ceremonia de los Globos de Oro se hará alejada de las cámaras, risas y el licor que antes la caracterizaron.
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