Estamos en el fin de una era para James Bond, luego de que se difundiera que “No Time to Die” (“Sin tiempo para morir”) será la última película con Daniel Craig en el papel de James Bond. Su sucesor es sin duda uno de los cambios más radicales y osados que ha visto el personaje, al otorgarle el código 007 a la actriz Lashana Lynch (“Captain Marvel”). El monumental evento nos da razones para estar nostálgicos y, felizmente, este 13 de noviembre nos da la excusa para hacerlo al ser el 25 aniversario de la premiere de “GoldenEye”, la cinta que revitalizó a la franquicia.
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“GoldenEye” se estrenó en 1995, seis años después de la última película de Bond “No Time to Die” (1989) con Timothy Dalton. Esta falta de Bond no fue por preferencia de los productores de la saga, sino se debió a varios problemas, siendo el principal una batalla legal por los derechos cinematográficos del agente secreto.
El intervalo entre las películas de Bond ayudó a que la expectativa por la nueva aventura estuviera por las nubes, y el público ya había demostrado una sed por las aventuras sobre espías con el triunfo de “True Lies” (1994), thriller que mezclaba comedia y acción protagonizado por Arnold Schwarzenegger y dirigido por James Cameron que dominó la taquilla en 1994. Es más, según rumores, parte de la razón por la que se tuvo que postergar el estreno de “GoldenEye” fue que se debió modificar el guion a último minuto porque algunas de las escenas se parecían demasiado a las de la cinta de Cameron.
Diversión mundana
Es así que “GoldenEye” fue la primera película de Bond en ser un verdadero éxito en las taquillas desde “Moonraker” (1979), logrando una recaudación de US$356 millones, más que el doble que su antecesora “No Time to Kill” (US$156 millones) y un récord que se mantuvo hasta “The World is Not Enough” en 1999.
En cuestión de argumento, “GoldenEye” no es tan diferente del resto de la franquicia y sigue a James Bond - por primera vez interpretado por Pierce Brosnan - mientras combate la organización criminal Janus, liderada sorpresivamente por su antiguo colega Alec Trevelyan (Sean Bean). Fuera de su historia con Bond, el plan del exagente 006 es bastante estándar al utilizar un arma de destrucción masiva, en este caso el satélite GoldenEye que le da el nombre a la película, para devastar a Londres en parte como venganza y también para ocultar el robo de la información financiera del Banco de Inglaterra.
A pesar de su historia relativamente mundana, la película destaca en varios aspectos. La hermosa Xenia Onatopp (Famke Janssen) se presenta como una de las oponentes femeninas del 007 más letales y memorables, mientras que la persecución en tanques por las calles de San Petersburgo (Rusia) es pura diversión. No podemos dejar de mencionar la pelea final entre James Bond y Trevelyan en un enorme plato satelital - para el que se usó el verdadero radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico) - la cual resulta una de las escenas más icónicas de toda la saga.
Un nuevo mundo
Pero lo que pasó en la película no es la única razón por la cual “GoldenEye” estuvo a la vanguardia. Fue la primera película de la saga filmada y estrenada en la década de los 90, tras el fin de la Guerra Fría, el conflicto que fue el motor principal de tantas cintas de espías. Muestra de ello es que algunas escenas fueron filmadas en Rusia, algo que habría sido imposible solo unos años atrás cuando la Unión Soviética seguía en pie.
Ya señalamos que “GoldenEye” fue el debut de Brosnan, pero también lo fue para Judi Dench, quien contra el pronóstico de algunos resulta ser una digna sucesora de Bernard Lee y Robert Brown en el papel de M, rol que continuaría por las siguientes dos décadas, incluyendo la era de Daniel Craig.
Hablando de la versión de Craig, “GoldenEye” también se le adelantó al explorar de manera más profunda y realista los efectos que la vida de espía ha tenido en Bond y cómo su comportamiento, incluyendo su trato superficial ante la muerte, es consecuencia de ser una persona fundamentalmente quebrada por el peso de su trabajo y sus fracasos.
Quién mejor para demostrarlo que el villano Trevelyan, quien conoce íntimamente a su examigo Bond y realizaba el mismo trabajo como agente secreto. Él, a inicios de la película, estuvo entre aquellos a los que el 007 había fallado.
“¡Oh James por favor! Ahórrate el Freud”, le dice sardónicamente cuando Bond le cuestiona su motivación. “Yo podría preguntarte si todos esos martinis con vodka alguna vez silencian los gritos de todos los hombres que has matado... o si encuentras en los brazos de esas mujeres dispuestas el perdón por todas aquellas muertas que no lograste proteger”.
La frase es particularmente apropiada porque antes la chica Bond de la película, Natalya Simonova (Izabella Scorupco), le había recriminado a Bond su carácter frío. “Por eso me mantengo con vida”, considera él. “Por eso sigues solo…”, le replica ella.
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