Vaguito es un perro difícil de criar para quien no está preparado. Desborda mucha energía, la misma que pone a prueba las habilidades instructivas de su dueño y adiestrador Wilbert Flores.
Ambos han visitado diversos medios de comunicación, en donde las palabras “destrozo”, “ocurrencia” y “juego” resaltaron en titulares de prensa.
Es que Vaguito protagonizó una de las películas peruanas más famosas del año, que tras un sutil y austero debut, remontó convocando a más de 500 mil personas en su tercera semana de proyección.
Tiene solo dos años, ama los juguetes y posee habilidades que según su amo, lo convierten en una mascota excepcional. Un actor de cine, propiamente dicho. “Todo lo que has visto en la película lo aprendió rápido”, precisó su entrenador.
Este el perro que dio vida al Hachiko peruano en la ficción de Alex Hidalgo (2024), llamada “Vaguito, te esperaré en la orilla”, una cinta internacionalizada y que promete segunda parte.
Criticada por unos y elogiada por otros. Lo objetivo es que Vaguito es un fenómeno cinematográfico, de esos que motivan informes periodísticos como este.
Aunque su dramática historia de adopción es tan conocida como la del Vaguito original, poco se habla de la preparación que tuvo para convertirse en la estrella que es hoy.
Por eso, en exclusiva para El Comercio, Wilbert Flores, adiestrador de perros con más de 30 años de experiencia y que también participa en la película, nos relata cómo fue la preparación de Vaguito para su incursión en la pantalla grande.
Uno entre ochocientos
Vaguito no tiene calle, pero sí fue callejero. Lo encontraron limpio, triste y esperando a un dueño que aparentemente, aburrido de su temperamento, optó por desecharlo en el distrito de Lince.
Sin embargo, por obra del destino, terminó siendo el compañero ocasional de un guardia de seguridad de Barranco, en Lima.
Fue ahí que, tras varios intentos de adopción y seguimiento de rescatistas, el actor y adiestrador Wil Mascotas, como se promociona en redes sociales, lo conoció para darle el papel de su vida.
“El desafío es hacer un casting entre 800 perros y no encontrar ninguno que cumpla los requerimientos. Al seguir buscando, vi la foto de Vaguito, en donde sostiene una pelota grande con su hocico y dije: ‘Este perro tiene harto instinto de presa’. Aparte el color, el flash blanco en el medio de la cara… Dije: ‘Cinematográficamente va a quedar’”, relata Flores.
Y luego complementó: “Cuando lo vi, saqué mis juguetes y el perro se motivó inmediatamente. […] Se lo presenté a Alex (Hidalgo), lo empecé a entrenar en locaciones de la Costa Verde, busqué algo parecido a Punta Negra”.
Tras ese primer encuentro, Wilbert y Vaguito permanecieron juntos por 25 días, en donde tenían jornadas de entrenamiento de hasta dos horas, algo poco habitual en los canes, refiere.
“Había algo en este perro que tenía una energía única, es hiperactivo”, advirtió Flores, que también participó en la película, encarnando a un intrigante villano.
La preparación de Vaguito consistía en el reflejo condicionado, advierte Wilbert. Es decir que cada acción estuvo asociada a un premio y sin ser víctima de castigos o agresiones.
Motivado con salchichas o hígados de pollo horneados logró aprenderse las acciones de sus escenas, muchas de ellas complicadas.
Por ejemplo, cuando Vaguito mira hacia al mar, como esperando a su dueño perdido, lo hace porque practicó antes con Flores, quien se colocaba a 20 metros de distancia del perro, casi enterrado en la arena, cada que grababan.
También aprendió acciones violentas, tales como el ataque. “Hay una escena donde el perro ataca a una persona y esa persona que ataca soy yo. Eso lo hemos falseado, lo hemos trabajado bonito mediante el juego”, explica Wilbert.
Al morder su brazo, es decir, el de Wilbert, encarnado en su papel de villano, lo hacía porque este contaba con sus juguetes pegados a sus extremidades.
“Yo tenía escondidos los juguetes con esparadrapo en el brazo, en el cuerpo. Entonces para estar protegido porque él iba a venir a morder, pero de juego”, añade.
Que nadie toque a Vaguito
Vaguito era un perro intocable durante las grabaciones de la película. No necesariamente por algún tipo de privilegio, sino por orden expresa de su amo, colega y adiestrador.
“Él se había acostumbrado con todo el equipo de producción, a quienes les decía: ‘Nadie me toca el perro, nadie lo acaricie, porque perderá el foco en mí y se va a ir con ustedes’”, contó Wilbert.
Es que, como parte de su técnica, Wil premiaba a Vaguito con casi un kilo diario de hígado horneado y hot-dog. “Todas las escenas donde el perro ha participado al final hay premio. El perro ha asociado que cada ejercicio que hace al final hay premio”, precisó el actor.
Durante una grabación en la playa El Silencio, el perrito sufrió un ataque de otro can, que fue corriendo hacia él, raudo y bravo, para morderlo.
Aunque el incidente no pasó a mayores debido a su experiencia, el sinsabor de una crianza irresponsable quedó en el recuerdo de Wilbert, quien se animó a recomendar:
“Esto se lo digo siempre a todos: los animales tienen otra psicología, es muy distinta a la del ser humano. El perro aprende por reflejos condicionados, va asociando situaciones buenas o malas, el perro no entiende idiomas, pero sí tu carga emotiva. La ira, la alegría, el sonido, la energía y tu expresión corporal”.
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La comida de un rey
En las prolongadas horas de grabaciones, Vaguito no se cansaba, asegura Flores. Pero, muy aparte de la energía caudalosa del perro, su alimentación tuvo un rol protagónico.
No solo de galletas vive el perro, diría la modificación de un refrán bíblico. Es por ello que Vaguito cumplía un estricto régimen de alimentación.
Muy aparte del kilo diario de salchichas e hígado que consumía, este era alimentado con una dieta BARF, es decir una mezcla de carne cruda y comida tradicional de mascotas.
“Compro carne molida de res y se lo mezclo con el balanceado y le encanta. Y eso es lo que come. O sea, carne cruda con su balanceado”, narra Wilbert.
Luego, complementa: “El perro es carnívoro, entonces a Vaguito muchos se han sorprendido en la televisión por su pelaje brilloso, musculatura, su porte atlético… y eso es por su dieta”.
Vaguito no solo se nutría de una rica dieta basada en proteínas, también recibía una suplementación exclusiva para mantener la energía durante el rodaje.
Los perros no comen tres veces al día como los humanos, enfatizó el adiestrador. Añadiendo que estos mantienen una digestión lenta.
“Si antes acá en mi casa le daba de comer por la mañana, pues allá en el rodaje lo alimentaba de noche”, puntualizó.
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Vaguito, un perro famoso
Antes de la fama, Vaguito solía dar paseos en el parque a las siete de la mañana. Nadie lo detenía para tomarse fotos o darle una caricia (bien recibida ahora, por supuesto).
Tampoco le dedicaban críticas de cine cuestionando su ladrido y no luchaba contra su hiperactividad para evitar romper elementos de un estudio de televisión.
Vaguito ha recibido una preparación actoral y mediática. “[…] Él ha relacionado el hecho de estar delante de las cámaras y llegar a las series de televisión con el premio”, dijo Wilbert.
Pero el perrito actor tiene además una predilección por los juguetes. Si no los tiene, los inventa: desde un micrófono hasta el cojín de un set de TV Perú.
“[…] Habíamos tenido una entrevista con Magaly Medina, en el faro en Miraflores donde yo había llevado sus juguetes y por el apuro de ir al canal 7 (TV Perú) me olvidé la bolsa y sus juguetes. Entró al set sin el juguete y agarró el cojín, fue anecdótico”, relató.
No fue la primera vez, durante una entrevista con Jaime “Choca” Mandros en América TV, Vaguito no contuvo su emoción y lo llenó de besos, abrazos y mucha energía canina.
Aunque el presentador no se negó a recibirla, una vez más el perrito hizo de las suyas en televisión nacional.
“No quiero controlarlo. No quiero que (Vaguito) pierda su esencia. No me gustaría un perro cohibido ya que no podría seguir actuando en más películas”, acotó Wilbert.
Su rescate, adopción y vida familiar
Cuando Wilbert Flores conoció a Vaguito establecieron una relación inseparable. “Si no me ve, el perro llora”, dice su amo y adiestrador.
Es que pasaron mucho tiempo juntos, incluso más del que pasó con Julián Legaspi, protagonista de la película, en los días de preparación.
“Con Vaguito somos patas, es mi hijito. Me lo separan y se pone a llorar. Así que me lo traje a la casa, hice separaciones en el patio, porque tengo un espacio grande”, contó Wil.
Tras ser rescatado de las calles, su actual amigo humano decidió acogerlo en su hogar junto a sus otros cuatro perros: tres pastores alemanes y un bulldog francés.
Actualmente Vaguito comparte sus días con sus “hermanos” perrunos y familia humana. Pasea con Wilbert, este en su bicicleta y el perrito corriendo en el parque.
“Si veo que están jugando tosco (Vaguito con los otros perros), silbo y se quedan tranquilos porque saben que estoy ahí”, advierte Flores.
Y luego complementa: “Lo que pasa que los perros cuando llegan a casa van asociando situaciones, pero se van posesionando porque ven a la familia y los perros que están ahí como su manada. Y en una manada no hay 2 o 3 líderes, hay un solo líder. Entonces en esta manada, el líder soy yo”.
Queda claro que Vaguito es un perro con mucha energía. No apto para personas con “poco carácter” y “sin experiencia” enfatiza Wil Mascotas. Es por ello que, presumiblemente, su antiguo dueño lo haya abandonado: por no saber educarlo, agrega el adiestrador.
“Es lo que le pasa a muchos perros, porque hay personas que no entienden su psicología, fracasaron tratando de educarlos. Vuelvo a recalcar, aplican la psicología del ser humano que funciona para un humano, no para un perro”, explica Flores.
Pero no es lo único que dice. Wilbert relató también que ha sido testigo de varias situaciones de abandono. En donde carros de alta gama dejan a perritos en las calles de Lima.
“Lo grababa, los alcanzaba en la Panamericana Norte varias veces lo he visto. Gente que teniendo camionetas (caras) abandonando perros, eso es maldad. Ese es un problema recurrente que está sucediendo en nuestra sociedad”, dice Wil con cierta tristeza.
¿Quién es Wilbert Flores?
Wilbert Flores tiene 55 años. Es actor, director y productor de cine hace más de quince. Entrenó a Vaguito para la película, se considera un animalista, cuya vocación afloró desde muy pequeño.
“Yo de pequeño lloraba por los perros, y cuando mi padre los abandonaba en las calles, a escondidas de él, que no les gustaban porque vivíamos en un departamento pequeño, no había sitio para tener un perro, pero mi madre me apoyaba, me sugería meterlo debajo de mi cama, los criaba y daba en adopción”, relata.
Flores participó en la película de Alex Hidalgo como villano. Entreno a Vaguito, a quien considera su hijo, pero marca su distancia del trato humanizante hacia los animales.
“El problema acá es que la sociedad desconoce la psicología del perrito y aplican su psicología humana. Hay gente que por desconocimiento, hace que el perro asocie y forma un patrón de conducta negativo, ahí es donde vienen los problemas de agresividad, ansiedad, desequilibrio, hiperactividad también y se vuelven perros, a veces, incontrolables”, explicó.
Por ese motivo es que, Wilbert inició un proyecto en Internet donde daba clases gratuitas de adiestramientos a las personas que quisiera adoptar a un perro.
“Ya me he comprometido con varios grupos en ir y dar clases, para que las personas que adopten el perrito vean que no va a ser una molestia dentro de casa”, dice.
Su maestro fue el instructor Eduardo Zavala, a quien llegó por impulso de su padre. Al tiempo de ahora, Flores afirma que su pasión por los perros y la profesión cinematográfica han podido unirse.
“Yo estaba buscando mi oportunidad hace mucho tiempo. Tengo guiones porque también soy dramaturgo. Donde tenía proyectos con mis pastores alemanes, que también son mis hijos”, complementa.
Wilbert Flores ha tenido otros proyectos cinematográficos, como el de realizar una película inspirada en Pedro Castillo. Esta iniciativa todavía requiere financiamiento, dijo hace un mes en Panamericana TV.
A propósito del cine, Flores celebró que cinco películas peruanas, incluidas “Vaguito”, hayan estado en los primeros puestos de cartelera en los cines de Perú, durante el mes de abril.
“Siempre hemos luchado porque haya una industria de cine aquí en el Perú y creo que ahorita se asentó un precedente. Es bonito que la gente venga a disfrutar de tantas historias. Y estamos contentos por ellos”, finaliza.
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