Tiene todo lo que uno puede esperar de una película del francés Luc Besson (París, 1959): altas dosis de acción, personajes pintados con el pincel del estereotipo (en especial los villanos), y recursos estilísticos manejados con habilidad pero no demasiada sustancia. Así es “Dogman”, la más reciente película del director de “La Femme Nikita” (1990), “Léon: el profesional” (1994), “El quinto elemento” (1997) y “Lucy” (2014), que entra este jueves 18 en cartelera.
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Sigue la historia de Doug Munrow (Caleb Landry Jones), un hombre con una discapacidad en las piernas que lo obliga a desplazarse en silla de ruedas, pero que posee el don de comunicarse con perros. De hecho, vive con decenas de ellos, prácticamente aislado del mundo. Y utiliza a sus aliados caninos para obtener lo que quiere: desde robar como una forma de “redistribuir la riqueza” hasta hacer justicia por sus propias manos contra una pandilla de maleantes.
Aunque parezca que “Dogman” peca de inverosímil, Besson es plenamente consciente de eso y se empecina en su relato sin complejos. Su protagonista –sociópata pero sorprendentemente simpático a la vez– tiene algo del “Joker” de Todd Phillips y también del John Wick que popularizó Keanu Reeves (grave error meterse con sus perritos). Por eso está en el delgado límite entre el superhéroe y el antihéroe, y dependerá de con qué ojos se lo mire para definirlo.
TALENTO INTERPRETATIVO
Lo que “Dogman” pierde por su trazo muchas veces grueso, sus personajes secundarios caricaturescos, y sus historias paralelas que parecen sobrar, lo suple gracias al gran talento de Caleb Landry Jones en el papel de la figura protagonista. El actor tejano de 34 años ya ha dado muestras de su versatilidad en cintas como “Antiviral”, “Huye”, “Tres anuncios por un crimen” y “Nitram”.
Aquí resalta en su rol de un tipo que encuentra en los perros el afecto que los humanos le arrebataron. Y aunque por un lado impresiona con su actitud retraída y el despliegue físico de un tullido, por otra parte ostenta innegable encanto, travestido a la manera de Édith Piaf, Marlene Dietrich o Marilyn Monroe. Aquello que puede parecer forzado, Jones lo vuelve atractivo y convincente.
“Dogman” es fallida, pero entretiene, y eso la hace recomendable. Mención aparte merece que sea el primer estreno del 2024 de Diamond Films, que tiene programados para este año varios títulos sorprendentes: “Anatomía de una caída” de Justine Triet, “Ferrari” de Alex Garland, “La zona de interés” de Jonathan Glazer, “Secretos de un escándalo” de Todd Haynes, y “Guerra civil” de Alex Garland. Una apuesta coherente y sólida que vale la pena subrayar y destacar. A prestarle atención.
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