No son pocas las personas que detestan la saga “Saw” (“El juego del miedo”, en Latinoamérica) o que simplemente no pueden sostener la vista frente a sus macabras escenas. Sin embargo, la franquicia de horror de LionsGate se mantiene como una de las más exitosas de todos los tiempos y, casi sin dudarlo, la más taquillera de la actualidad. Habría que preguntarse cómo es que tanto sadismo (y masoquismo, claro) seducen al espectador promedio. La sociología o el psicoanálisis podrían hacer el trabajo.
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Lo cierto es que, después de ocho películas seguidas (la primera estrenada allá por el 2004, con el eficiente James Wan en la dirección), “Saw” parecía no poder escapar a la repetición machacona, por lo que llegó a un punto de no retorno en la historia de su siniestro antagonista principal, ‘Jigsaw’ o John Kramer, un psicópata obsesionado con sumir a sus víctimas en juegos o pruebas que involucraban las peores torturas imaginables. La ficción terminó matando al personaje, pero no así a su legado, lo que ha permitido un reinicio con ciertos matices.
“Spiral” (“Espiral: el juego del miedo continúa”) es el nombre de la película que ahora pretende relanzar la saga. Una novena entrega que recurre, para empezar, a un reparto de nivel algo más elevado. En el rol protagónico coloca a Chris Rock, y junto a él a figuras como Samuel L. Jackson y Max Minghella. Además, si bien no renuncia a sus habituales golpes de efecto (chocantes, crueles, a ratos llanamente morbosos), sí da la impresión de querer impregnarle un carácter más comedido y hasta pensante.
NUEVAS MIRADAS
El argumento de “Spiral” sigue a ‘Zeke’ Banks (Chris Rock), un detective de la policía que se topará con un espeluznante asesinato cometido por un supuesto imitador del temible ‘Jigsaw’. Pero no se limita a esa intriga homicida. Hay, para empezar, abundantes ‘daddy issues’, que dotan a la película de un dramatismo personal desde el arranque. Y a nivel narrativo, resalta sobre todo una fijación con la corrupción policial, sus faltas y su amoralidad (no por nada los cerdos son una referencia a lo largo de la cinta) Desde ese simple hecho, el filme ya muestra un rostro más crítico y de consternación político-social. En tiempos del ‘Black Lives Matter’, no parece casual la elección de un protagonista afroamericano y su mirada inquisitiva a las fuerzas del orden.
Pero en contraparte a esa atmósfera grave y densa, la película (o por lo menos su primera mitad) gana mucho con el carisma y talento de Rock, quien le imprime un humor desenfadado, casi como si se tratase de un largo y dramatizado ‘stand-up comedy’ (formato en el que el actor es uno de los mejores). La sorna y la ironía ayudan a equilibrar un guion que por momentos desvaría en una serie de giros argumentales no demasiado convincentes, y a veces simplemente predecibles.
Aunque las primeras críticas a “Espiral” no han sido del todo favorables, se aprecia el intento de renovar lo ya visto. Bajo la dirección de Darren Lynn Bousman, quien ya se había encargado de tres entregas anteriores, esta película podría haber apelado a la ruta segura (la del martirio gratuito y los litros de sangre); sin embargo se atreve a conducirse por atajos distintos, algunos más logrados que otros. Puede que a los fanáticos del sufrimiento más brutal les parezca poca cosa, pero también que se abran nuevas vetas a futuro. Por lo pronto, las secuelas –quién sabe cuántas más– están casi aseguradas.
El dato
- “Spiral” se estrena en salas de cine este jueves 16 de setiembre.
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