“Taxi Driver” es una película emblemática: de una época, de un momento, de la sensación de un país. Pero también de un cine que se reinventaba y que encontraba en una nueva generación de cineastas algunos de los picos más altos de la historia. La cinta de Martin Scorsese sigue fresca como pocas y aquí te damos cinco razones para que no te la pierdas en pantalla grande.
1.- Robert de Niro, enorme.
Travis Buckle es un ex combatiente de Vietnam que, debido a su insomnio crónico, decide tomar el turno nocturno en una compañía de taxis. Sus recorridos por el Nueva York más sórdido que haya filmado el cine lo lleva a obsesionarse con una joven que trabaja en una campaña política (Cybill Shepherd) y a identificarse con una joven prostituta (Jodie Foster), mientras la espiral de violencia en la que se mete parece no tener cuando acabar.
Y ese Travis Bickle es Robert De Niro: seco, distante, violento, obsesivo. El actor consigue dotar a su personaje de una serie de capas que van saltando una tras otra, y que permiten que veamos la transformación radical del personaje de una manera absolutamente fluida y, por lo mismo, atemorizante. Difícil decir si este es el mejor trabajo del actor (su Vito Corleone en “El Padrino II” es brillante también), pero De Niro está en estado de gracia.
2-Scorsese, el director que se afianza
Martin Scorsese había dirigido cuatro películas antes de “Taxi Driver”, y la notable “Calles peligrosas” ya había dado mucho que hablar. Pero fue con esta nueva cinta la que lo coronó como el gran cineasta representante de la generación de los años 70. Una generación que cambió el cine estadounidense para siempre por su manera de revisar los géneros, desde el 'thriller' hasta el musical, pasando por el cine de gángsters y, claro, el cine de terror. Es más: después de esta cinta, la carrera del realizador no paró de crecer. Y todos lo disfrutamos.
3-Paul Schrader, el hombre de las palabras
Paul Schrader es un hombre que, a través de sus guiones, ha reescrito películas y les ha dado una nueva interpretación. Y “Taxi Driver” no es la excepción. Desde “Pickpocket”, de Robert Bresson, hasta Hitchcock, pasando por la soledad de “Más corazón que odio”, de John Ford; Schrader se conoce la historia del cine y la expresa en cada uno de los guiones, con una carga religiosa que tiene mucho que ver con su crianza católica.
Ese elemento, que también es muy importante en la vida de Scorsese, hace que la culpa y la redención que construyeron los dos artistas en la cinta tenga una potencia única. Potencia que supieron repetir en otra obra maestra, acaso mejor que “Taxi Driver”: “Toro salvaje”.
4-Un cine que se construye
La guerra de Vietnam dejó marcas en la sociedad americana que, hasta hoy, son complicadas de medir. Un sentimiento de frustración comenzó a crecer en la persona común y corriente, un sentimiento que “Taxi Driver” transmite con suma contundencia: desde esa Nueva York sucia, lejos del 'glamour' al que el cine nos tenía acostumbrados, hasta el mismo personaje de Travis, que hace explotar su furia viendo cintas pornográficas y, finalmente, desatando una violencia visceral. El filme de Scorsese es más que una gran ficción: es el retrato de una época de dudas y desasosiego, de frustración y de resentimientos. “Taxi Driver” es más que una película: es grito que, a casi 40 años de su estreno, no ha perdido en nada su visceralidad.
5-Una imagen mítica
Finalmente, el motivo final es una imagen que ya está en la historia del cine. Nada más que agregar.
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