Lo primero que saltó a la vista con el anuncio de que Denzel Washington sería Macbeth en una nueva adaptación del clásico de Shakespeare fue su color de piel. Pero el asunto racial es simplemente secundario, como bien ha advertido el propio actor. “Deberíamos vivir en un lugar donde la diversidad ni siquiera tenga que ser mencionada como si fuera algo especial”, declaró en una rueda de prensa, hace unos días, el ganador de dos premios Óscar.
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Y tiene toda la razón, porque “The Tragedy of Macbeth” (“La tragedia de Macbeth”, 2021) posee muchos otros asuntos en los que vale la pena fijarse. Un primer detalle: que sea la primera película dirigida o producida por Joel Coen en solitario, y no junto a su inseparable hermano Ethan. Esta vez, el menor de los Coen no ha tenido nada que ver con la realización del filme, luego de casi 40 años de una exitosa dupla creativa responsable de filmes como “Fargo” (1996), “El gran Lebowski” (1998), “Sin lugar para los débiles” (2007) o “True Grit” (2010).
Puede que esa separación (no sabemos si permanente o momentánea) tenga que ver en el hecho de que “The Tragedy of Macbeth” se distancie del estilo habitual de los Coen. Para empezar, porque es una película sin atisbo alguno de la comedia negra y el absurdo que tanto caracterizaban su cine (tal vez con la única excepción de la notable “Miller’s Crossing” de 1990). Tenebrosa y cruda, la adaptación shakesperiana de Joel Coen parece no creer en el humor al momento de explorar el poder y la locura.
Rigurosidad en el tono que se apoya también en su dimensión formal, gracias al sobrecogedor virtuosismo visual del director de fotografía francés Bruno Delbonnel: un blanco y negro contrastado al máximo, enmarcado en un formato casi cuadrado y por ende estrecho y asfixiante. Imágenes que remiten a las imponentes escenografías del británico Edward Gordon Craig (influencia reconocida por su creador), así como a los espacios meticulosamente diseñados del cine de Carl Theodor Dreyer, siempre al borde del trance místico.
DESTINOS ACIAGOS
El portento que es “The Tragedy of Macbeth” no alcanzaría sus cimas sin las actuaciones de Denzel Washington y Frances McDormand como la atormentada pareja protagonista. Él, violento y vulnerable a la vez, impone su despliegue físico en las escenas colectivas y se muestra al borde del colapso en los célebres monólogos que lo enfrentan con su propia mente y moralidad.
McDormand, por su parte, no decepciona en la interpretación de un personaje tan complejo como Lady Macbeth: ambiciosa y despiadada hasta el instante en que ve la necesidad de limpiarse la sangre en las manos con el famoso “¡Fuera, maldita mancha!”. No está de más mencionar que McDormand es también la esposa del director Joel Coen y funge de productora de la película, un proyecto que persiguió por largos años.
Del resto del reparto merece una mención especial Kathryn Hunter en el papel de las tres siniestras brujas que enunciarán la profecía que termina por condenar el destino de Macbeth. Una aparición perturbadora, marcada por una plasticidad física que proviene de lo estrictamente teatral. La palidez de ese cuerpo huidizo, envuelto en un manto negro, recuerda también a La Muerte de “El séptimo sello” de Bergman, como para hacer el asunto incluso más lúgubre.
Quedará a criterio de cada quien evaluar y comparar la película de Joel Coen con la vasta filmografía que ha inspirado la obra de Shakespeare (líneas más abajo destacamos cuatro versiones de “Macbeth”). A gusto nuestro, estamos frente a una de las mejores adaptaciones cinematográficas que se hayan hecho del Bardo de Avon. Una en la que la sofisticación y la singularidad no desmedran la fuerza dramática ni el espíritu de la historia original.
El dato
- “The Tragedy of Macbeth” se encuentra disponible en Apple TV+.
LOS OTROS MACBETH
“Macbeth” (1948)
El ambicioso y genial Orson Welles dirigió, escribió y protagonizó esta adaptación que fue un fracaso entre el público y la crítica en su momento, aunque con los años fue debidamente reivindicada. Resalta su fuerza escénica y atmosférica, de refinada fotografía, que de alguna manera sirve como un precedente para la reciente versión de Joel Coen.
“Trono de sangre” (1957)
La universalidad del texto de Shakespeare queda confirmada con esta obra maestra de Akira Kurosawa, quien traslada la historia desde Escocia hasta el Japón feudal sin fisuras en su esencia. El actor fetiche del cineasta japonés, Toshiro Mifune, protagoniza esta película de escenas fascinantes, acaso la mejor adaptación que se haya hecho nunca de “Macbeth”.
“Macbeth” (1971)
Esta es la primera película dirigida por Roman Polanski después del cruel asesinato de su esposa Sharon Tate, a manos de la secta de Charles Manson. Y algo de ese trauma se deja sentir en un filme sangriento y extraño, donde campean la violencia y ciertas obsesiones por los rincones más oscuros de la psique. El papel protagónico estuvo a cargo de Jon Finch.
“Macbeth” (2015)
Una más que digna adaptación dirigida por el australiano Justin Kurzel, que aprovecha los nuevos recursos cinematográficos para dotar a su película de intensidad y vibración. Además, con dos protagonistas de peso: un siempre eficaz Michael Fassbender y sobre todo una Marion Cotillard que brilla y cautiva en su interpretación de Lady Macbeth.
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