El apu Pariacaca es un ídolo que señorea en Huarochirí, un pedazo de cordillera nevada, “un cerrillo como pan de azúcar cubierto de nieve”, a través del cual se puede llegar a la ciudad de Cusco, dijo Francisco de Ávila. El jesuita extirpador de idolatrías escribió, en su breve “Relación de 1,611”, que “la gente que habita las tierras de Huarochirí son indios de bien natural y andan bien vestidos de lana y no pobres”.
“Dioses y hombres de Huarochirí”, comenta Juan Carlos Ubilluz, es un texto de principios del siglo XVII, recopilado por De Ávila –de quien Pierre Duviols comenta no se tienen casi datos sobre niñez ni juventud–, con la ayuda de un indio converso, que recoge los mitos orales de la región de Huarochirí en la sierra baja de Lima. Esta recopilación tenía como fin conocer las creencias religiosas de los indios para poder realizar mejor la extirpación de idolatrías, cuenta. “El texto está redactado originalmente en quechua, y ha sido traducido por varios estudiosos, entre ellos, Gerard Taylor, Frank Salomon y José María Arguedas”, relata. Arguedas se refiere al texto como “El libro sagrado de los Andes”, debido a que reproduce las voces de los pobladores autóctonos del Perú al inicio de la Colonia.
El animismo andino y los poderes de la naturaleza presente en las manifestaciones culturales milenarias y contemporáneas están en el trabajo gráfico y los textos adaptados de Miguel Det.
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A diferencia de la teología cristiana, los antiguos peruanos no creían en un Dios único y todopoderoso que había creado el mundo ex nihilo. Todo lo contrario, el mundo había existido siempre y los múltiples dioses eran una suerte de reorganizadores de la materia. En ese sentido, “no es ocioso detenerse en la palabra ‘huaca’. A diferencia de una divinidad transcendente, separada del mundo, ‘huaca’ es una fuerza inmanente que da forma a la Tierra, que la mundea, que la dota de energía y sentido hasta convertirla en Mundo”, explica.
DIOSES DE HISTORIETASNadie tiene idea del rostro y los cuerpos de Pariacaca, Cuniraya Huiracocha o Chaupiñamca. El artista gráfico Miguel Det, junto al tándem Los Zorros –encabezado por Ubilluz y compuesto por Gonzalo Portocarrero, Santiago López Maguiña, Cecilia Rivera, entre otros– y el apoyo entusiasta del Estado mediante la Casa de la Literatura, impulsa una interesante iniciativa: realizar una versión cómic del libro. Un texto no existe sin un lector y para los lectores contemporáneos, el cómic es una obligación.
El grupo de lectura autodenominado Los Zorros, que se inicia leyendo a José María Arguedas para luego abocarse a su obra antropológica y finalmente a su traducción de “Dioses y hombres de Huarochirí”, está marcado menos por el consenso que por la polémica y el debate, y así llega a lo largo de los años a intuiciones con respecto a los manuscritos que creyeron necesario compartir.
Por otro lado, el artista Miguel Det recibió el encargo de poner las intuiciones del grupo en guion e imágenes. “Es quien debe soportar además nuestras intrusiones editoriales”, cuenta Ubilluz.
Det nos dice sobre su acercamiento al manuscrito que Guaman Poma había mencionado haber pasado por Huarochirí a pocos años de producidas las campañas de extirpación de idolatrías, dirigidas por De Ávila. También, haber oído a tres ancianas quejarse de los estropicios que causó por allí el paso del jesuita a fines del siglo XVI.
Como menciona Rolena Adorno sobre Guaman Poma, nunca sabremos a ciencia cierta en qué medida subsistía en el corazón del cronista el deseo de preservar las creencias ancestrales mediante el recurso de “andinizar” la historia (y esto desde una aparente cristianización del tiempo anterior al incario), pero es claro que lo que allí vio y sintió formaba parte de esa “enciclopedia de vida” a la que ánimo y memoria hubieron de consultar una vez ya frente a la mesa de dibujo. “Esa misma conciencia desgarrada, esta vez especularmente, como entre maravillada por la ritualidad descrita y piadosamente contrariada por ella, podemos encontrarla en la narración que De Ávila toma como base para su manuscrito”, cuenta Det.
“Todo esto resulta gráfica y ‘mitopoéticamente’ inspirador como para no trabajarlo y, de hecho, comenzaré por incorporarlo a mi versión de ‘Dioses y hombres de Huarochirí’”, explica. Se ha dicho que el manuscrito es el equivalente local del “Popol Vuh”, pero dado el desconocimiento que hay del mismo, la magnitud de lo extraviado en nuestro camino hacia la “civilización”, el estado de nuestra autoestima como “comunidad nacional” y la creciente conciencia de la aproximación de respeto hacia la naturaleza y su sacralidad, es mucho más atendible.
“Considero importante trabajar el texto porque me interesa hacer conocer el manuscrito con la inmediatez y fuerza que a la letra escrita le proporciona la imagen, y ello para la construcción de nuestra memoria histórica, y actualización del dibujo de los antiguos peruanos desde el cómic, así como para promover un espíritu crítico”. Trabajo por delante, estos antiguos dioses buscan proyectarse al futuro, encarnar un presente. Y, finalmente, buscan impresor.
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ECOS DE HUAROCHIRÍEncuentro artístico académico en torno al manuscrito. En ese marco, se lleva a cabo la exposición “Vigencia indígena en los caminos del futuro”, bajo la curaduría de Cristina Planas, hasta el 5 de julio en la Biblioteca Nacional, con apoyo de la Derrama Magisterial y la PUCP. El tenor del encuentro: pensar la actualidad de la tradición indígena como aparece en los relatos del llamado “Manuscrito de Huarochirí”.