¿Se puede pensar en los cómics como soportes que puedan generar pensamiento crítico en los colegios? “Los seres humanos somos inicialmente visuales. Tenemos todos los sentidos, pero la escritura es un añadido a nuestras capacidades. El cerebro humano está diseñado para leer símbolos: los identifica, los lee, los codifica y da sentido. La imagen obliga al niño a preguntarse: ‘¿Qué es eso?’. Es el primer estimulo”, nos comenta el escritor Javier Arévalo, cuyas ficciones se encuentran en el Plan Lector del Perú y otros países. Arévalo lanzó en 2006 el Plan Lector de ReCreo para capacitar y dar charlas a maestros. Para él, el uso del cómic en las escuelas es un buen acercamiento a los libros.Actualmente, a través de Kchina Cómics y un equipo de artistas, ha realizado una extensa novela gráfica y viene impulsando la creación de clubes de cómics en colegios. Por su parte, Daniela Alcalde, magíster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la Universidad Autónoma de Barcelona y editora de Panamericana Perú, opina que “el potencial del cómic se ha empezado a ver en los últimos años. Durante mucho tiempo los han relacionado con una lectura placentera o ligera, sin ver el potencial didáctico”. En una sociedad donde la imagen tiene mayor predominancia, dice Alcalde, es importante aprender a analizarla. “Cuando tienes habilidades de interpretación o análisis, puedes leer o ver las imágenes de una manera más crítica”, agrega. La Chica CafeínaDesde su experiencia, la escritora Cecilia Zero, autora de “Chica Cafeína” (SM, 2017), es una asidua invitada a colegios donde realiza dinámicas y conversa con escolares y profesores de diversos lugares del país. Para ella “el cómic ayuda a entender rápido una historia”.
La publicación “Chica Cafeína es un relato breve que hace dialogar al cómic con la narrativa, en que ”la protagonista es una superheroína que potencia sus poderes bebiendo café. En los colegios, Zero se viste como la protagonista y expone imágenes que refuerzan su mensaje: “Por ejemplo, enseño fotos de la zona de Villa Rica lugar de la selva central donde se cultiva café–– para que los niños conozcan más sobre esta semilla”. “Chica Cafeína” también pertenece al Plan Lector, ya que “puede promover valores como la empatía, la lucha, la constancia para no rendirse. Los cómics generan mucha expectativa por la segunda parte, incluso más que en la narrativa. Siempre preguntan por las historias que aparecerán o por el próximo villano”. Con la importancia que ha alcanzado en los últimos años el Plan Lector es grato encontrar en él a otros autores peruanos reconocidos como Jorge Eslava con el cómic “El barón de la peste” (Santillana, 2011). Seguramente, más escritores e ilustradores peruanos regresarán a las aulas, pero esta vez en formato cómic.