ENRIQUE PLANAS
Vivió la final del mundial “en el mejor de los mundos”, dice. En su casa, con su esposa, sus hijos y sus amigos adolescentes. “Es el mejor mundo si te toca perder”, confiesa el escritor Eduardo Sacheri, en Lima para presentar en la feria del libro su más reciente novela, “Ser feliz era esto”. Hemos hablado largo de literatura y de las relaciones entre padres e hijos, el tema de su última ficción, pero eso podrá leerlo en la edición de mañana de El Comercio. Ahora, la conversación ocupa otras áreas, el área chica para ser exactos, para hablar del tema urgente: la performance argentina en el mundial de Brasil 2014. Sacheri sabe de lo que habla: Reconocido fanático del Club Atlético Independiente, el escritor argentino expresa en sus relatos futboleros su pasión por el deporte Rey de una manera atrapante, amable y divertida, demostrando un perfecto entendimiento de la popular cultura pelotera argentina.
¿Quizás sea difícil esperar objetividad de tu parte, pero crees que fue un resultado justo el de la final Argentina- Alemania?Creo que estuvo bien que ganase Alemania. Tampoco creo que hubiera estado tan mal que ganase Argentina. Allí es donde no soy objetivo. Creo que por motivos diferentes, fueron los dos equipos que más merecieron la final. Me parece que fue una final justa, con dos modelos diferentes. Alemania fue un equipo que llegó sólido y demostró a lo largo del mundial su mejor cara. Y una Argentina que fue encontrándose a lo largo del mundial. Empezó siendo un intento de equipo que no funcionó y terminó encontrándose como equipo a lo largo del mundial. Haciendo una cosa diferente de lo que esperaban todos. Y usando ciertas virtudes no habituales entre los argentinos.
¿Como cuáles?Si uno piensa en disciplina, orden, solidaridad, no son virtudes que nosotros frecuentemos. Si uno pensase en caos, individualidad, raptos de habilidad, a lo mejor por ahí sí sería una selección más idiosincrática con mi país. Sin embargo, cuando fracasó ese modelo netamente argentino, ese grupo fue capaz de cambiar. Y siempre para mí es un valor. Que un grupo de personas se atreva a cambiar. Esos son los merecimientos de Argentina para haber estado en la final. Y el fútbol es tan complejo que con esas habilidades recién nacidas, Argentina estuvo a punto de ganar la final.
¿A punto?Si uno analiza, este partido, no los seis anteriores, solo ese partido, Argentina estuvo más cerca. No tuvo más la pelota, pero las situaciones más claras de gol las tuvo Argentina. Creo que es una derrota justa. No estuvo para nada mal que el campeón sea Alemania, pero es una derrota digna también. La última final en la que estuvo Argentina fue en 1990, igualmente contra Alemania, pero aquel equipo llegó a tropezones a la final, había una épica de la dificultad. Aquí hubo una épica más sólida. En el curso de los años, los argentinos vamos a recordar con más afecto y más motivos a esta selección.
Y Messi cada vez se está convirtiendo más en un personaje de novela trágica.Messi tiene sobre sus espaldas una carga atroz. Haber nacido después de Maradona. La carga Messi porque de los nacidos luego de Maradona, es el mejor. Si dentro de 15 años hay otro jugador como él, algo difícil, le ocurrirá lo mismo, hasta que Maradona y sus contemporáneos muramos. Hasta entonces, la sombra de Maradona se va a proyectar sobre cualquier otro jugador. Y eso es terrible para Messi y para los que podríamos disfrutar mucho más a Messi. De hecho, aún en el mundial, Messi tuvo una primera fase donde hizo esas cosas que los argentinos nos gusta que haga un héroe: que nos salve solo. Si uno mira los tres partidos de la primera fase, hizo goles fundamentales en un equipo que no funcionaba.
¿Y qué hizo en la segunda fase?Colaborar en un equipo de forma mucho menos rutilante. Algunas jugadas le salieron bien, otras mal. Los últimos partidos fueron bastante anodinos.
¿Crees que tuvo un mal mundial?No. Tampoco fue el héroe que nos trajo la copa, pero insisto, eso es una carga abusiva que ponemos sobre sus espaldas. Te diría que me hubiera encantado que Messi brillara como un héroe en la final, más por Messi que por el resultado en sí. Valoro mucho su deseo de jugar y los argentinos tendemos a ser muy injustos con él.
¿Qué piensas de su triste actitud al recibir el Balón de Oro? Creo que en esa tristeza se sumaron dos cosas: La primera, que para Messi era más importante lograr el título junto con sus compañeros. Y eso habla bien de él. Y segundo, creo que Messi pensaba que no se lo merecía. Y eso también habla bien de él.
Cuando no te mereces algo, renuncias a eso...Pero yo te planteo: ¿cómo dices frente a millones de personas: “no, a mí no, elijan a otro”? Puede sonar como un acto de pedantería o de enojo por haber perdido la final. Yo creo que Messi sospechaba que hubo algún otro jugador, alemán, colombiano, argentino, que hubiera merecido más ese premio.
Lo interesante es que, esta vez, el equipo argentino no se quitó del pecho la medalla de plata.Vos sabes que yo estaba mirando la premiación y pensaba: “¡Que no se quiten la medalla, que no se la quiten!” Así somos los argentinos. Somos muy inmaduros en muchas cosas. Blanco o negro, cielo o infierno, nos cuesta mucho salir de esas dualidades. Respetar la derrota, nos cuesta.