Ortega y Gasset lo decía: “la claridad es la cortesía del filósofo”. Y en ese sentido, Francisco Miró Quesada Cantuarias fue fundamentalmente un pensador cortés: pocos como él supieron hacer pedagogía con la filosofía, apelando al lenguaje sencillo pero riguroso, mezclando el ensayo con el diálogo, el humor con el rigor intelectual, la anécdota con el análisis, la filosofía literaria con el rigor kantiano.
Algunos de sus libros de divulgación son de lectura fácil, mientras que sus volúmenes teóricos requieren más bien horas de entrenamiento de vuelo. Sin embargo, tanto para principiantes como para iniciados, su pensamiento filosófico estaba perfectamente conectado. En efecto, como advierte el filósofo y crítico de cine Sebastián Pimentel, son muchas cosas las que le debemos a uno de los pensadores más vitales y disciplinados que ha tenido nuestro país. “Su obra es amplia y generosa, y en ellas relucen algunas apuestas filosóficas ambiciosas y arriesgadas –la filosofía, como el arte, también se mide por su riesgo–, como una personal “Teoría de la razón”, señala. Esta teoría, la desarrollada desde su libro “Apuntes para una Teoría de la Razón”, publicado en 1963, donde Miró Quesada expone que el sistema de evidencias tradicionales de la razón ha caducado en parte. Sin embargo, ello no le lleva a rechazarla, sino a comprobar que hay un proceso de depuración de las evidencias racionales a través del rigor de la formalización: un problema en la relación entre el conocimiento y el lenguaje.
En su teoría, Miró Quesada desarrolla su “proyecto Autotélico”, consistente en considerar que el hombre pude y debe tratar de forjar su propio destino y que, para hacerlo, debe utilizar el conocimiento científico. Para él, mientras la ciencia avanza sin pausa, el trabajo filosófico se quedó visiblemente rezagado. Asimismo, apunta Pimentel, Miró Quesada C. también apostó por pensar el lugar de la filosofía creada en Latinoamérica, y participó no solo con sus libros, sino también con un importante grupo de filósofos mexicanos, en uno de los más recordados movimientos de impulso a la producción filosófica del también llamado “extremo occidente”. Este interés lo plasmó en sus libros “Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano” (1974) y “Proyecto y realización del filosofar latinoamericano” (1981), en los que contribuyó profundamente a la comprensión de la especificidad del pensamiento regional.
LABOR DIVULGADORAPara los mayores de cuarenta años, Francisco Miró Quesada Cantuarias resulta un nombre vinculado a los definitorios años de la formación secundaria, gracias a su fundamental “Introducción a la Filosofía y lógica”, escrito junto con Augusto Salazar Bondy. Gracias a este trabajo en común, varias generaciones de escolares descubrieron el funcionamiento del pensamiento lógico.
Igualmente pedagógica fueron sus reflexiones sobre política, plasmadas en libros que, con carácter de urgencia, deberían circular entre nuestros representantes en el Congreso de la República. Desde 1980, año en el país inició un nuevo periodo democrático, el filósofo analizaba con un lenguaje especialmente amable tópicos sobre teoría política, haciéndonos comprender, desde una perspectiva ética, sobre el sentido del poder, la estructuras de gobierno, el funcionamiento de los partidos políticos y los grupos de presión, la importancia de la opinión pública, la dinámica de nuestra conducta ciudadana y las características de las ideologías y doctrinas que marcaron el derrotero social del siglo XX.“Miró Quesada Cantuarias Hizo filosofía del derecho, de las matemáticas, de la lógica, de la ciencia. Hizo una filosofía ética y política en forma de libros que dieron cuerpo y salud a la democracia peruana. Su obra ha contado con muy pocos estudios en el Perú, y es hora de llenar esa brecha”, añade Pimentel.
EL CHOLO SAGRADOPero la filosofía no era la única pasión a la que se entregó Miró Quesada: la cultura peruana, el box, la música, y las historietas, podrían conformar un capítulo aparte en sus memorias. Tal diversidad de intereses definió el perfil del suplemento “El dominical”, espacio cultural donde participaron desde un inicio Jorge Basadre, Honorio Delgado, Aurelio Miró Quesada Sosa, José María Arguedas, Mario Vargas Llosa, entre otros.
Y fue en ese suplemento donde, en un intento de revalorar al indígena peruano en tiempos donde aun existían enclaves feudales en el agro peruano, aparecerá uno de los personajes más entrañables nacidos de la imaginación del pensador peruano. Como nos recordaba el especialista Melvin Ledgard, el “Supercholo” aparece por primera vez el domingo 3 de noviembre de 1957. “El prefijo super- que antecedía a la designación social y étnica de cholo —que cabía entender como representante de ‘hombre promedio’ de nuestro país— lo emparentaba al primer superhéroe de historieta, Superman, que entonces estaba por cumplir veinte años”, explica. Su entrañable personaje viajó por el mundo, enfrentó dinosaurios y llegó hasta donde nadie había llegado antes: el mismo centro de la Tierra.Mientras que ”Superman” era una industria con muchos guionistas y dibujantes, al Supercholo solo lo dibujaron tres: Víctor Honigman, Antonio Negreiros y Carlos Castellanos; y solo tuvo a Francisco Miró Quesada C. bajo el seudónimo de Diodoros Kronos, como guionista acreditado. A mediados de los años ochenta, lanzaría la historia del Capitán Intrépido, un joven mestizo que, ya desde una Lima transformada por la migración, aprende las responsabilidad que conlleva ser un héroe gracias a la tecnología extraterrestre. Sus aventuras incluyeron anécdotas escolares, viajes interplanetarios e incluso un campeonato intergaláctico de fútbol. Historia, fantasía, humor: Todo encontraba un lugar en el fértil pensamiento de este peruano irrepetible.
Bibliografía básicaLa otra mitad del mundo (1959)En este conjunto de crónicas divididas en dos tomos, comparte sus impresiones de la Rusia soviética, la China continental y las otras repúblicas al otro lado de la llamada Cortina de Hierro.
Las estructuras sociales (1961)En este ensayo de divulgación, tras mostrar el fracaso de la fundamentación ideológica especulativa, reflexiona alrededor de los conceptos de “estructura” y de “transformación estructural”.
Introducción a la Filosofía y lógica (1962)Si los chicos que hoy estudian en quinto de secundaria no saben diferenciar un sofisma de una falacia es porque no llevaron este curso, co-escrito con Augusto Salazar Bondy.
Apuntes para una teoría de la razón (1963)Miró Quesada desarrolla su “proyecto Autotélico”, consistente en considerar que el hombre puede forjar su propio destino utilizando el conocimiento científico y la consecuente tecnología.
Despertar y proyecto del filosofar latinoamericano (1974)La filosofía latinoamericana se enfrenta al dilema constante de la propia definición de su carácter: es, al mismo tiempo, una reflexión sobre el mundo que la determina y una meditación sobre sí misma.
Manual de ciencia política (1980)Una reflexión sobre el poder y las formas de gobierno, los partidos políticos y los grupos de presión, y la importancia de la opinión pública. Además, desarrolla las diferentes ideologías y doctrinas políticas.
Proyecto y realización del filosofar latinoamericano (1981)Uno de los propósitos de Miró Quesada al escribir esta obra fue ofrecer un libro que sirviera para orientar al lector en la producción cada vez más vasta y profusa de la filosofía latinoamericana.
Ser humano, naturaleza, historia (1992)Una recopilación de sus reflexiones sobre las estructuras sociales, el humanismo y la supuesta muerte de las ideologías, que muestran la evolución de su pensamiento político.