El teléfono no ha dejado de sonar. Muchos son los diarios que le han llamado o escrito correos. A todos los españoles, se suman el Washington Post o el New York Times. “¡Es increíble!”, dice Manuel Borrás, el editor de Pre-Textos, uno de los sellos editoriales más prestigiosos en lengua española. El acoso mediático se explica porque esta pequeña editorial afincada en Valencia es la única, fuera de las ediciones en Estados Unidos, que ha publicado la poesía de la flamante premio Nobel, Louise Glück. Borrás, un amigo entrañable para muchos poetas de la región, ríe cuando comenta el artículo publicado en el diario francés Libération, que cuestionaba la decisión de la Academia Sueca al haber elegido a una desconocida. “Ni los franceses la habían traducido, y ya sabemos que para los franceses eso es muy grave; si ellos no han traducido algo es que no existe”, comenta.
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No es la primera vez que un Nobel aparece en el catálogo de la editorial a lo largo de sus 44 años de intensa actividad. La elección del búlgaro Elias Canetti fue providencial en los primeros años de Pre-Textos, cuando el sello atravesaba una dura crisis. Después la editorial ha dado en el blanco con Elfriede Jelinek y a Peter Handke. Sin embargo, la atención mediática que empiezan a recibir por Louise Glück no tiene parangón para el editor. “Me he sentido gratamente desbordado, no esperaba tal entusiasmo derivado del premio; para mí, el premio a la poeta estadounidense ha sido una confirmación de que la literatura de verdad, la que se hace callada y honestamente, también tiene un sitio en el mundo”, explica Borrás.
Para el veterano editor español, Glück no tenía el perfil acostumbrado para un Nobel: “Aunque muy galardonada en su país, ha sido una mujer siempre alejada de la sociedad literaria y los cenáculos. Se había caracterizado por vivir apartada. Ella es profesora en Yale, pero vive en el campo de Massachusetts, y ello se nota en su propia literatura. En el último libro suyo, “Una vida de pueblo” (publicado por Pre-Textos en marzo de este año), está la quintaesencia de su poesía: lo íntimo y la relación con la naturaleza”, explica.
Borrás considera suyo parte de este Nobel. “No está mal que se premie también a los editores literarios que apostamos con fe en nuestros autores”, dice. En efecto, el caso de Louise Glück simboliza esa fe: se trataba de una autora que vendía en España poco menos de 200 ejemplares al año. Sin embargo, más allá de la cuestión comercial, el editor confió tanto en ella que ha llegado a publicar siete de los 12 libros de la poeta neoyorquina. “Después de su editor norteamericano, somos el sello que más libros ha publicado de Glück”, afirma orgulloso.
Metamos la bandera peruana en ese orgullo editorial. El primer libro que publicaste de Louise Glück fue una traducción del querido poeta limeño Eduardo Chirinos. ¿Recuerdas aquella edición?
Perfectamente. A mí Louise Glück me llegó de la mano de un gran amigo neoyorquino que visito regularmente. Hace 12 años tenía preparado para mí el libro “Iris Salvaje”. Yo no había leído nada de ella, pero bastó ese poemario para enamorarme. Me fui directo a Book Culture, la librería al lado de la Universidad de Columbia, y me compré todo lo que había de ella. La leí entera en ese viaje. Y cuando volví a España sabía que tenía que publicarla. Fue una historia muy bonita y curiosa: cuando me disponía a escribirle a su agente literario, él me había tomado la delantera, escribiéndome para ofrecerme la poesía de Louise Glück. Yo me quedé fascinado. Le contesté que, precisamente, estaba por preguntarle por la situación de los derechos para la traducción al español de “Iris salvaje”. Luego de firmar el contrato, le sugerí a Eduardo (Chirinos), que conocía muy vagamente a la poeta, para traducirla. Él la leyó y aceptó de inmediato ser su primer traductor al castellano. Para mí, todo ello me produce un jalón emocional muy grande, pues siempre sentí una gran estima y cariño por Eduardo. Fui un editor que apostó mucho por su obra.
¿Has tenido intercambio directo con la autora?
Nunca. Me hubiera gustado. No lo intenté porque amigos comunes siempre me dijeron que es una mujer muy celosa de su intimidad. De hecho, tras el anuncio del Nobel, solo dio una entrevista de dos minutos y al final dijo que tenía que cortar porque tenía que tomar un café. Eso lo respeto religiosamente.
¿En los tiempos inmediatos al anuncio, cómo se ha manifestado la exigencia de librerías y editoriales para que cubras la demanda de los libros de la nueva Nobel?
¡Todo lo que teníamos de Louise Glück se vendió en un cuarto de hora! Respecto a América, hemos recibido ofertas para coeditar en Argentina, Colombia y México. En los próximos días decidiremos cuál será nuestra estrategia. Lo que queremos es que los lectores de América Latina puedan acceder a su obra a un precio razonable.
¿"Una vida de pueblo", que acabas de editar en marzo, llegará pronto a Lima?
Puede llegar a Lima en semanas si los libreros toman nota y lo solicitan. También es interesante decir que Pre-Textos tiene una página web a la que pueden recurrir los lectores peruanos. Nosotros mandamos libros a América con cierta frecuencia.
¿Tras el Nobel, cuánto calculas que aumentarán las ventas de los libros de Glück?
Pues mira, calculando grosso modo, creo que podemos esperar que cada uno de sus libros alcance entre cinco mil a ocho mil ejemplares por título.
Su poesía está marcada por las indagaciones en la infancia, la sexualidad, la necesidad de reconstruir los lazos humanos. Y a la vez tiene un profundo interés en la mitología. ¿Cómo ves estos intereses?
Yo creo que hay una ligazón entre las distintas Louise Glück. Por alejados que estén, ella siempre aborda esos mundos desde la misma sensibilidad. No quiere decir que los iguale, sino que su sensibilidad, la luz que vierte sobre esas cosas, es identificable. Tanto en su vertiente más clásica con en su vertiente más humana (en la que puede ser más filosa que una navaja), ella nos llama la atención sobre una verdad que, a veces, ignoramos: que los grandes acontecimientos en la vida no son los que marcan nuestras biografías. La muerte de un padre o un desencuentro amoroso son universales, nos igualan. Son las pequeñas cosas, los mínimos acontecimientos en la vida los que singularizan nuestra biografía.
La gran favorita para el Nobel, si miramos la poesía en lengua inglesa, era Anne Carson. ¿Crees que la intención de la Academia sueca fue desafiar de forma manifiesta a los favoritos?
No lo sé, pero desde luego lo he pensado. Y quizás eso haya operado a favor de Louise Glück. ¡Ella ocupaba el puesto 21 entre los premiables! Anne Carson estaba en el segundo o el tercero, seguida por Margaret Atwood. Es posible que la Academia, con buen criterio, haya decidido ir por otro lado.
En la entrevista, Louise Glück dice que pensaba comprarse una casa con el premio. De cualquier otro escritor podría considerarse una manifestación de frivolidad. En el caso de la poeta, conocida por convertir lo doméstico en algo universal, sugiere mucho. ¿Qué piensas de su respuesta?
Para mí es un gesto de sinceridad. Dice lo que realmente deseaba con pasión. Si bien recuerdo, ella dice querer “la casa de mis sueños”. A mí eso me parece muy bien. ¿Que podría haber dicho? “Voy a dedicarlo a obras benéficas”, “voy a construir una biblioteca en mi pueblo”... Ya sabemos que todos los que enarbolan esos gestos caritativos son precisamente los que pronto olvidan a sus beneficiarios. A mí me encanta que se haya manifestado así. Me parece tan humano que se me hace creíble.
También confesó que su primer pensamiento fue “Ya no voy a tener amigos”. ¿Una reflexión sobre el carácter de la comunidad literaria y la envidia que la caracteriza?
Efectivamente. Aunque es cierto también que inmediatamente rectificó diciendo que era una broma. Pero es verdad. En el medio hispánico somos campeones en eso, por ejemplo. Nunca se celebra el triunfo de quien se tiene al lado, solo se es solidario en el sufrimiento. Somos muy malos compañeros de viaje. A ti te puede gustar o no un autor, pero si es de tu país, y ha sido distinguido con un premio internacional, pues hay que celebrarlo. Por ejemplo supongo que puede haber algún peruano que no le guste Vargas Llosa, pero no puedo creer que alguien no haya celebrado su premio. Por lo que veo, en la sociedad anglosajona, por desgracia, también se da ese tipo de inquina.
La voz poética de Louise Glück nos habla de la austeridad, del regreso a lo doméstico, de la intimidad. Curiosamente, es lo que toda la población se ha visto obligada a asumir en los últimos tiempos. ¿Crees que la pandemia y el aislamiento que vivimos puede haber influenciado en la elección de la Academia Sueca?
Seguro. Es una especulación claro, pero no va mal encaminada. Lo que sí estoy seguro es que la Academia Sueca ha distinguido, en el caso de Louise Glück, a la defensa cerrada de la naturaleza, la reivindicación del hombre común. Creo que una de las lecciones morales en la poesía de Louise Glück tiene que ver con esa observancia y obediencia a lo natural. ¡Y lo dice con una economía de medios extraordinaria! Es un gran premio Nobel para estos momentos de reclusión, de confinamiento. Ella reivindica ese espacio de íntima soledad.
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Poeta Louise Glück gana el Premio Nobel de Literatura
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