De la todavía escasa producción editorial de este 2021, uno de los libros más interesantes en términos de invitación al debate y la polémica es sin duda “Sobre héroes y víctimas. Ensayos para superar la memoria del conflicto armado” (Taurus), del crítico literario, escritor y docente Juan Carlos Ubilluz. Se trata de un ensayo o conjunto de ensayos en los que el autor profundiza en tres libros peruanos muy comentados en los últimos años: “Los rendidos” de José Carlos Agüero, “La sangre de la aurora” de Claudia Salazar Jiménez y “Memorias de un soldado desconocido” de Lurgio Gavilán.
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Esas tres obras le sirven para desentrañar el “giro ético”, teoría que postula que, tras la experiencia traumática de Sendero Luminoso y sus secuelas, el espíritu progresista en el Perú abandonó la política radical para afianzar una ética humanitaria que “se limita a evitar el dolor de las víctimas”, sin una verdadera acción. “Sobre héroes y víctimas” se centra en cómo ese pensamiento se ha instaurado en la mayor parte de la producción artística, cultural y académica en el Perú, por lo que también propone un retorno al arte político, donde entre otras cosas se revaloren aspectos como el heroísmo y la utopía, en una lógica ‘nietzscheana’, como Ubilluz describe su propio libro.
Entiendo que es difícil sintetizar lo que se plantea en más de 200 páginas, pero empecemos por la noción del giro ético. ¿Por qué, citando a Yeats, dices que los “los mejores” han perdido su convicción?
Si asumimos que los “mejores” son los progresistas, entonces muchos han perdido la convicción de que su gesta política avanza hacia el Bien, el Bien entendido como una sociedad más justa, la sociedad sin clases, por ejemplo. Pero con el advenimiento del giro ético, se asume que la política de emancipación radical conduce inevitablemente al totalitarismo y el desastre humanitario. Y entonces se trata ya no de luchar por el Bien sino de impedir el Mal.
¿Por qué se hace tan difícil que esa maquinaria conceptual del giro ético abandone su injerencia en el arte y la cultura peruana?
Yo creo que el giro ético es un discurso (afectivo e ideológico) que adviene sobre ciertos espíritus progresistas cuando se pierde el norte de la política de emancipación. La caída del bloque soviético propicia esta perdida globalmente, pero en el Perú tenemos además la pésima experiencia de Sendero Luminoso. Tenemos por tanto un golpe global y otro local al norte político y entonces el giro ético se asienta como un horizonte cerrado y se vuelve difícil salir de él. Sin embargo, pienso que estamos empezando a salir.
Haces una mención a la carátula de “Hatun Willakuy” (versión abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación), con la que ejemplificas la mirada compasiva hacia las víctimas y la suspensión del reconocimiento al heroísmo o la lucha. ¿A qué atribuyes específicamente esa separación radical entre víctima y héroe?
Existe el temor de que los héroes en política traigan muerte y destrucción. Y en el giro ético, la vida de las personas se vuelve un valor absoluto. Ser humano es definido como un ser que corre el riesgo de ser víctima. Se piensa, en el giro ético, más en lo que sufre el cuerpo (el daño, el dolor) que en lo que el cuerpo puede hacer (el desafío, el heroísmo). Se valora la vida del cuerpo mortal sobre la vida del in-mortal (de aquel que sostiene un deseo a riesgo de comprometer su cuerpo mortal).
En tu lectura crítica a la producción artística progresista “sometida” al giro ético, ¿has encontrado alguna alternativa diferente, cercana a lo que propones en las intervenciones o postulados del libro?
Por supuesto, los cuentos de Dante Castro se escriben desde la posición de la política de emancipación. Las novelas de Carlos Enrique Freyre se escriben desde la posición de la seguridad nacional. Y los gallinazos de Cristina Planas que puso sobre las palmeras de Villa (“Los guardianes de la reserva”) encarnan una política ecológica que no teme actuar con decisión para jalar la palanca del tren del desarrollo capitalista.
En todo caso, ¿Qué tipo de creación encarnaría ese arte político que reclamas? ¿Cómo vislumbras que podría ocurrir ese cambio de paradigma?
El arte político que reclamo es un arte que, sin caer en la propaganda ni el dogmatismo, indague en los procesos políticos en curso por las fuerzas e invenciones que apuntan a la superación del sistema opresivo existente. La literatura indigenista acompañaba el proceso de emancipación indígena e intentaba dar cuenta de cómo este problematizaba los presupuestos ideológicos del comunismo, sin perder de vista su alcance universal. Pero la literatura del conflicto armado regida por el giro ético se basa más que nada en el cuestionamiento de la política de emancipación. Sin duda hay que cuestionar a Sendero, pero no se registra en esta literatura movimientos sociales que traigan algo nuevo al Perú o al mundo. Resumiendo, quisiera un arte político que no se quede en la denuncia, sino que se arriesgue a la afirmación.
El dato
“Sobre héroes y víctimas” está disponible en formato ebook. Puede comprarse en este enlace: https://www.megustaleer.com.pe/libros/sobre-hroes-y-vctimas/MPE-000604
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