Todo en él es estratosférico: publica en 33 idiomas, es el más vendido en 80 países y hasta el momento ha colocado 170 millones de ejemplares en las estanterías de los amantes de la épica medieval. De las tramas calculadamente enrevesadas e intrigantes. Gruesos tomos repletos de historias de reyes, condes, lords, clérigos, damas y vasallos inmersos en todo tipo de apetencias, envidias y tragedias. Ciudades amuralladas, castillos invulnerables, pastores de la fe y guerras de religión. Crónicas cargadas de frenesí, sordidez, pasión y violencia. Los volúmenes, de preferencia, bordean las mil páginas, tienen títulos de implicancia planetaria y contenidas dosis de amor y muerte, alimento integral de toda historia que se respete.
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Todo eso está en manos del escritor galés Kenneth Follet (Cardiff, 1949), cuyos biógrafos se empeñan en presentarlo como ese típico niño que se hace escritor a causa de unos padres religiosos integrantes del grupo puritano Hermanos de Plymouth que le apagan el televisor, le desenchufan el tocadiscos y, por añadidura, le impiden que vaya al cine. Si J.K. Rowling era esa maestra de escuela a la que despidieron estando embarazada —y que para comprarle la leche a su bebé de tres meses urdió la trama de un niño mago en los cafés más tristes de Edimburgo hasta que la magia se corporeizó en su billetera—, Follett será el periodista pobre que se pone a escribir un thriller para reparar su auto malogrado.
En efecto, la fábula oficial dice que el hombre era un empleado más del diario The Evening News cuando su vehículo sufrió una grave avería. El decorado, por supuesto, contempla la presencia de una niña recién nacida y una hipoteca leonina sobre su vivienda. Entonces decide ir al banco por un crédito, cosa que por supuesto se le niega de plano. Entonces se acuerda de la fórmula que le había funcionado a un colega periodista en trance similar: escribir un thriller lo suficientemente convincente y legible como para hacerse de 200 libras y empezar a transitar con algo de dignidad por las calles de Londres, cosa que logrará en base a 10 libros fracasados y persistente fe sobre el teclado, fórmula sobre la que mejor cuaja la imagen de los escritores de best sellers.
LLUVIA DE MILLONES
“Tardé mucho en descubrir cómo se escribe una buena obra. Cuando escribí “Los pilares de la tierra” escribí cien mil palabras y me di cuenta que no había hecho más que empezar. Necesité otras trecientas mil para terminarlo. Tenía que hacerlo así porque todos sabemos que construir una catedral lleva muchísimos años”, dijo alguna vez acerca de la edificación de su obra maestra. Esa que publicó en 1989 y hasta el cierre de esta edición había vendido la friolera de veintisiete millones de ejemplares. Esa novela, que inicia con el escalofriante ahorcamiento de un inocente en una plaza pública y pretexta la construcción de la catedral del priorato de Kingbridge entre 1135 y 1174 para urdir el entramado social dominante de sus libros.
Arquitectos, condes, parias y obispos, interactuando en diferentes capas para que el clima cobre verosimilitud, serán también los protagonistas de las dos secuelas no menos exitosas y millonarias —"Un mundo sin fin" (2008) y “Una columna de fuego” (2017)—, claves de ese diligente constructor verbal que es Follett, autor de 71 años que enfrenta la fama con el mismo humor juvenil de cuando era reportero aquejado por la falta de dinero. Hace más de dos décadas toca el bajo en su banda Damn Right I’ve Got The Blues, grupo que integraba también su hijo Emanuele hasta que una leucemia lo mató en junio del 2018. “Tocar me relaja, porque además allí no tengo que ser el mejor”, dice, con el mismo humor que a fines del año pasado gobernó las presentaciones del “Friendship tour”, la gira de cuatro plumíferos superventas del Reino Unido —Lee Child, Jojo Moyes, Kate Mosse y Follett— contra el Brexit.
Por lo demás, se trata de un autor entregado completamente a la literatura. Es verdad que ha cimentado su nicho en la novela histórica rica en espías infiltrados, agentes encubiertos y guerras mundiales —"Alto riesgo" y “El hombre de San Petersburgo” (2017), “La caída de los gigantes” (2010) y “La isla de las tormentas” (2020), o su última trilogía “The Century: ‘La caída de los gigantes’” (2010), “El invierno en el mundo” (2012) y “El umbral de la eternidad” (2014) —. Pero también ha explorado asuntos contemporáneos como la clonación —”El tercer gemelo" (2016)— o “En el blanco”, la historia de un laboratorio farmacéutico escocés encargado de fabricar vacunas que en una noche tormentosa sufre el asalto de unos ladrones que se roban las cepas y ocurre algo así como lo que estamos viviendo en estos días.
Hasta que llegamos al esperado 15 de setiembre del 2020 cuando se lanza mundialmente “The evening and the morning”, traducida como “Las tinieblas y el alba”, novela situada el jueves 17 de junio del año 997 que, en casi mil páginas, cuenta la vida de un constructor de barcos cuya existencia pende de un hilo a causa de la ferocidad de los vikingos. Con un guiño al Génesis —"así hubo una tarde y una mañana: ese fue el primer día"— inicia una de sus clásicas historias fríamente calculadas sobre el programa excel: allí coloca a sus personajes, circunstancias y desarrollo de actividades. Una heroína que vence las adversidades, un héroe que se enamora, escenas de sexo soft y una muerte espantosa para el villano.
Con 40 millones de dólares como adelanto y posando con una tenida impecable en su casa en Knebworth, 45 km al norte de Londres, Follett acaricia a sus perros Nell y Nutmeg mientras dice: “Disfruto de la vida, bebo champán siempre que quiero y, sobre todo, empleo mi vida en hacer algo que me encanta. Y encima me pagan una fortuna”. Lo cual podría generar entre los ilusos el romántico dilema entre escribir como Borges o vender como Follett. Cosa que el galés, con flemático impudor, resolvió hace tiempo: “Stephen King y yo ya estamos muy recompensados por nuestro trabajo: tenemos tanto dinero, tantos fans que nos adoran… ¡y nos alojamos en el Ritz! Así que no tiene que darnos rabia que a otros escritores les den el Premio Nobel. Que ellos tengan el Nobel, yo me quedo con el Maserati”.
LOS DATOS
Título: “Las tinieblas y el alba”
Páginas: 936
Editorial: Penguin Random House
Año: 2020
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