Se llama Miyagui (casi) como el recordado maestro japonés de karate, y aunque no da patadas circulares, lo suyo es arremeter contra las convencionalidades que se esperan de un artista que vivió antes de la llegada del internet. Parte del ejercicio que realiza para mantenerse conectado a un mundo digital no es meditar con solemnidad frente al cambio, sino abrir las aplicaciones de su celular y explorar ese consumismo imparable que sus colegas advierten.
Tras aventurarse en el mundo digital, Jorge Miyagui ya no repite mantras, sino frases de algunos memes que ve en línea. De esta lucha contra el tiempo, su actitud frente a la tecnología ha evolucionado hacia un optimismo racional para el arte, lo que ha influido en su obra, la cual ahora concilia lo tradicional con el avance tecnológico.
“He vivido una época sin celulares ni redes sociales, y ahora estoy inmerso en esta nueva era. Aceptar mi incomprensión frente a las dinámicas de la comunicación digital actual me motivó a explorar estos temas, lo que contrasta con la conexión histórica del pasado, presente y futuro, que siempre resulta ser interesante”, menciona Miyagui en entrevista con El Comercio.
Su libro “Miyagui contrataca ¡Ahora o nunca!” presenta una recopilación de sus obras visuales más recientes y profundiza en su filosofía y visión del arte. A través de reflexiones que nos invitan a cuestionarnos sobre la dimensión histórica del presente y la urgencia del sentido histórico en un mundo donde lo efímero es la norma, Miyagi aborda temas cruciales de nuestra era digital. Además de mostrar su evolución artística, la publicación incluye un artículo de María Elena García y José Antonio Lucero, catedráticos de la Universidad de Washington, que examina la dimensión pedagógica de las apuestas vitales y artísticas del escritor.
Defenderse o contratacar
Más que una opción de marketing por su curioso apellido relacionado con Karate Kid, el título de su nuevo libro “Miyagui contrataca ¡Ahora o nunca!” exhorta a los artistas a tomar acción frente al contexto actual. Buscar una posición frente a la tecnología sin ceder lo esencial ni marginarlo es una de las reflexiones centrales de su obra. Su enfoque es claro: adaptarse para poder explorar caminos insospechados.
“El arte peruano debería entender su propio concepto de diversidad, integrando tanto las tradiciones como las nuevas tecnologías. Hay que usar las redes críticamente, aprovechar sus beneficios sin dejar de lado la reflexión y el conocimiento profundo”, comenta el artista quien encuentra inspiración tanto en sucesos reales de la historia como la interpretación de los mismos en los reels o publicaciones de todo tipo en Instagram, Tiktok, Facebook, entre otras redes sociales.
“Temas como la inteligencia artificial son preocupantes, pero también es necesario ver su potencial como herramienta creativa. No hay que condenarla en su conjunto, es mejor plantearla como un instrumento válido porque el arte jamás se trató de lo que usamos, sino del mensaje y la emoción que queremos transmitir con nuestras creaciones”, enfatiza Miyagui.
Al igual que las cambiantes nuevas corrientes y definiciones del arte, el artista, según Miyagi, debe mantenerse presente en el cambio para poder seguir creando obras que conmuevan a distintos públicos. Aunque el arte continuará reinventándose y expandiéndose, ya sea en los museos o en las pantallas de los celulares, el desafío es mantenerse relevante y auténtico en medio de la revolución digital.
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