ENRIQUE PLANAS
Han pasado ya más de 15 años de la publicación de Susan Orlean. Por supuesto, su versión cinematográfica, con notable guion de Charlie Kaufman y un reparto encabezado por Meryl Streep y Nicolas Cage, ayuda a la consolidación del libro en la memoria. Para Orlean, invitada de lujo de la feria del libro, esta situación le produce un sentimiento ambiguo: le encanta que la historia de John Laroche, fanático coleccionista y comerciante de orquídeas, mantenga su vigencia. Pero también se pregunta ansiosa si con ese libro tocó precozmente su techo. Por fin, la redactora principal del “New Yorker” saca cuentas y elige quedarse con el orgullo.
Has señalado que para escribir un reportaje prefieres los temas desconocidos, mientras el manual advierte que uno debe escribir sobre lo que sabe bien. ¿Cómo es tu proceso de trabajo?Es verdad: siempre te dicen que escribas sobre aquello que conoces. Sin embargo, yo siento que el periodista siempre debe tener una actitud de estudiante, en permanente aprendizaje. Si conoces la materia en la que investigas, no encontrarás sorpresas. Para mí, escribir una historia documenta el proceso de conocimiento. El descubrimiento y la sorpresa son los elementos básicos que busca el lector.
¿Cómo acercarnos a un tema que no conocemos?Me interesan dos tipos de historia: la primera es la que me obliga a cruzarme con una subcultura desconocida. La otra es buscar en lo familiar y lo ordinario, aquello que nunca te has detenido a observar. Casi cualquier cosa puede darte una historia, todo depende de tu intuición particular para abordarla. En el caso de “El ladrón de orquídeas”, yo no sabía que había gente que comerciaba y coleccionaba orquídeas, moviendo grandes cantidades de dinero. Es como mirar por el hueco de una cerradura y descubrir todo un mundo.
Cuando el lector descubre a John Laroche, el protagonista del libro, advierte que el personaje puede convertirse en símbolo: por un lado representa la obsesión del coleccionista, pero también el profundo vacío que no pueden llenar los objetos de su colección. ¿Es un reflejo de la sociedad estadounidense más consumista?Probablemente sea símbolo de la naturaleza humana. En sociedades con más dinero, es muy fuerte la creencia de asociar la posesión de objetos con la felicidad. Sin embargo, no creo que Laroche sea un consumista. Su caso parece más el del cazador. Puede que albergue la fantasía de volverse millonario con su colección, pero lo hace para sentirse importante, para decir que ha dominado ese universo complejo y difícil. En su actividad hay más gasto que recompensa.
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¿Qué piensas de la adaptación de “El ladrón de orquídeas” al cine?Fue sorprendente. Cuando me hablaron de la posibilidad de llevar el libro al cine, no estaba muy segura. Se trata de un texto con mucha reflexión, difícil de convertirse en una película de Hollywood. Cuando leí por primera vez el guion de Charlie Kaufman, quedé en shock. No solo yo, todos, incluidos los productores. Me costó imaginar el guion, más allá de ser yo un personaje de la historia. Pensé pedir que quitaran mi nombre al personaje que interpretaría Meryl Streep, porque me sentía extraña, pero me persuadieron. Creo que el guion mantiene el espíritu del libro, sus emociones, su filosofía, su propósito. La búsqueda del guionista por adaptar la novela al cine es paralela a la búsqueda de las orquídeas por Laroche. Probablemente, si hubieran hecho una adaptación convencional, no hubiera resultado mejor.
Lo curioso es que en la última parte de la película la historia se transforma, jugando con la fórmula de Hollywood, haciendo del personaje ficticio de Susan Orlean una mujer capaz de matar...Amo esa película. La he visto veinte veces y cada vez le encuentro algo nuevo. Nunca me molestó que me presenten consumiendo drogas ni matando a alguien. Lo que sí me preocupó fue que pensaran que era posible una relación más profunda con Laroche. Hasta ahora, aún me preguntan si lo sigo viendo con un tono de sospecha. Laroche era fascinante y carismático, pero juro que nunca se me pasó por la mente, ni un segundo, tener algo con él [ríe].
¿Mantienes amistad con Meryl Streep, quien te caracterizó?Nos hicimos amigas después de la película. Durante el rodaje, ella no quería conocerme. Quería encarnar al personaje más libremente.