Vladimir Putin llegó a la presidencia de la Federación Rusa con el cambio de siglo, año 2000. Recibía un país en caos, envuelto en la crisis chechena y el vergonzoso legado de Boris Yeltsin, estilo de gobierno inspirado en el cruce de la escuela cómica de Benny Hill con el vodka.
Rusia necesitaba un golpe vitamínico. Putin recurrió al pasado. Él mismo, sobresaliente agente durante quince años de la KGB (Komitet Gosudarstvennoy Bezopasnosti, Servicio de Inteligencia Soviético), sabía que había camaradas de valía. Algún espía sin escrúpulos a la hora de servir a la causa. Alguien como él.
En ese año 2000, Putin condecoró como Superagente de la Inteligencia Militar Soviética a la dos veces galardonada con la Orden de la Bandera Roja, la espía Ursula Beurton, que fallecía a los 93 años. El hecho impactó dentro de la Federación Rusa, pero pasó desapercibido para el mundo. Eso hubiera sido diferente si la distinción hubiera sido hecha a todas las identidades de la espía soviética nacida alemana: Ruth Werner, Ruth Brewer, Ursula Maria Shultz, Ursula María Hamburger y Sonya, su nombre de guerra. Estos fueron los nombres, al menos los conocidos, que en vida tuvo Ursula Ruth Kuczynski.
HUYENDO DE HITLERMausi, ratoncita, es un diminutivo cariñoso en alemán. En el caso de Ursula Kuczynski se aplicaba también a su rostro alargado y pequeño. Husmeando en las ideas políticas de su padre Robert fue que se inscribió a los 16 años, 1923, como miembro de la Liga Comunista Joven de su país. Su padre era un singular economista adinerado y comunista militante, judío de origen polaco. Con tres años de actividad política Mausi ya era líder del departamento de Agitación y Propaganda Comunista del KPD (Kommunistische Partei Deutschlands, Partido Comunista Alemán). Su padre lidera una gira de personalidades internacionales para visitar Moscú y celebrar los 10 años de la Revolución Rusa, y el Servicio de Inteligencia Británico Mi5 abre un file K (“keep an eye on them”) sobre la familia Kuczynski. En ese mismo año, 1927, Adolf Hitler publica “Mein Kampf”.
Kuczynski resistió la presión nazi hasta 1933, cuando Hitler llega al poder y la represión contra comunistas, judíos y polacos se materializa como política de Estado. Su primo Max, de 43 años, es expulsado por judío del Instituto de Patología de la Universidad de Berlín. Un contrato providencial lo lleva al Perú, donde se dedica a luchar contra la lepra y a criar a su familia. Su hijo mayor, Pedro Pablo, se convertiría en presidente del Perú ochenta y tres años después.
Robert, diez años mayor que Max, huyó al Reino Unido y encontró refugio entre colegas de la London School of Economics. Había dejado atrás a su esposa Berta y a tres de sus hijos. Entre ellos quedaba Ursula, Mausi. La futura tía de PPK.
Ursula, despedida del trabajo en Berlín por sus actividades comunistas, se casa con el amor de su vida, el arquitecto Rudolf Hamburger. Él oportunamente recibe una propuesta de trabajo en Shanghái. Ella antes de viajar se reporta al KPD y comunica que estaba dispuesta a hacer todo lo que fuera necesario para servir a la causa y derrotar al fascismo. La miraron con desconcierto. Tenía 22 años.
CONTACTO EN SHANGHÁIEn esa época Shanghái era el pajar ideal para esconder agujas. Se podía cambiar de frontera y de identidad con facilidad. Kuczynski llegaba a China embarazada. Su vida familiar se convirtió en adecuada cubierta.
Conoce en Shanghái a la periodista norteamericana Agnes Smedley, en realidad agente de la OMS (Otdel Mezhdunarodnykh Svyazey, departamento de contacto internacional del Cominter, la internacional Socialista). Smedley, socialité estratégica, le presenta a un periodista inglés que llevaba años en Shanghái, el zigzagueante Roger Hollis. Y luego la pone en contacto con quien se considera el James Bond ruso. El guapo, tosco y rocanrolero Richard Sorge, 35 años, agente de la GRU (Glavnoye Razvedyvatelnoye Upravleniye, Inteligencia Militar Soviética). Su reputación lo retrata como conductor de una moto a gran velocidad, mujeriego impenitente y bebedor inagotable. El mayor mérito que se le reconoce a Sorge es haber reclutado como espía rusa a Ursula Kuczynski.
Richard Sorge, agente de la Inteligencia Militar Soviética. (Foto: Internet)
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NOMBRE CÓDIGO: SONYASorge envía a Kuczynski a un entrenamiento profesional en Moscú. Código morse, idioma ruso y construcción de radiotransmisores. Ahí recibe el nombre código de Sonya. Su primera misión es en Manchuria, donde viaja con su pequeño hijo Micha, a pesar de tratarse de una labor donde partisanos comunistas se enfrentan a tropas de ocupación japonesas. El hijo a cuestas tampoco le impide enamorarse de su compañero de misión, un camarada a quien se conoce como Ernst.
Cuando Manchuria se complica en 1935, Sonya recibe la orden de Moscú de regresar a Shanghái. Lo hace embarazada de Ernst. Su matrimonio hacía tiempo que era solo una fachada, así que regresa con Rudolf al Reino Unido.
Al llegar a Londres vuelve a ver a sus padres al cabo de seis años. Se establece con ellos junto con su hermano Jurgen, una eminencia intelectual. Su hermana Bridget vive cerca. Es la primera piedra de lo que sería la red británica de espionaje de la familia Kuczynski.
SONYA, CONDECORADA Y DIVORCIADAEn las oficinas moscovitas del GRU se comenta que con cinco Sonyas la guerra acabaría antes. Es 1937, y ya como oficial del Ejército Rojo, ella es condecorada con la Orden de la Bandera Roja, la más alta condecoración militar soviética.
En Londres se le encarga viajar a Suiza para entrenar a un grupo de activistas antifascistas para trabajos peligrosos en Alemania. Ella pide que sean miembros de la Brigada Internacional Comunista de nacionalidad inglesa. La excentricidad inglesa, consideraba Kuczynski, era un aporte a las labores de espionaje.
Bridget Kuczynski se reúne entonces con el camarada inglés Alexander Foote en su burguesa casa de Lawn Road Flats y le explica cómo será la reunión con su hermana en Ginebra, 1938. Le entrega un billete de 10 libras esterlinas con un número de serie determinado y las siguientes instrucciones:
“Use una bufanda blanca y lleve una correa de cuero en la mano. Sonya estará llevando una naranja en una mano y en la otra una canasta de red tejida con un paquete verde dentro”.
Frente a frente, Sonya le pide a Foote la referencia de otro inglés dispuesto a unirse a la red. Recibe un nombre: Leon Charles Beutron. A los pocos días Beutron almorzaba con Bridget en Londres y recibía el billete de diez libras junto con las instrucciones de rigor.
Nuevas órdenes llegaron de Moscú. Ahora debía divorciarse y casarse con un inglés para acceder a la nacionalidad y operar con tranquilidad. El candidato sugerido era Foote, pero él no quiso. Sonya se lo propuso entonces a Beutron, varios años menor que él, con la condición de que podrían divorciarse apenas salieran los papeles. Los tres amigos fantaseaban con matar a Hitler en Múnich. Ursula y Beutron se casaron el día del aniversario del Ejército Rojo. El matrimonio duraría cuarenta años.
SECRETOS ATÓMICOS DESDE LA COCINAEl pequeño transmisor espía doméstico de Sonya era fluido puerto de salida de información de Londres hacia Moscú. Pero en el año 41 empiezan los problemas. Richard Sorge es capturado en Japón. No hay evidencia de que haya delatado a Sonya, pero sí confiesa haber sido durante décadas un comunista internacional. Fue ejecutado. Su cuerpo es abandonado en una fosa común, no lo quisieron ni rusos ni alemanes. El Mi5 británico pone bajo mayor vigilancia a la familia Kuczynski. Justo entonces Jurgen conoce al matemático y físico Klaus Fuchs, quien trabajaba en el proyecto secreto para desarrollar la bomba atómica británica. Jurgen lo recluta para la red Kuczynski. Sonya lo controlaría.
Fuchs le da a Sonya información acerca del método de difusión gaseoso para separar el isótopo del uranio, así como de los cálculos matemáticos para determinar la eficiencia de una explosión atómica. Jeroglíficos, los describió ella. El asesor de Stalin Vyacheslav Molotov, quien le daría su nombre al más famoso aunque no bebible coctel político, admitió que el material enviado por Sonya fue clave para que Rusia empezara su proyecto atómico en 1942.
Klaus Fuchs inspiró un personaje de un cómic de Marvel. (Foto: Marvel)
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Hamburger, su ex esposo, es detenido en Irán por los norteamericanos bajo cargos de espionaje. El Mi5 ya tenía evidencia sólida acerca de cómo la filtración de secretos atómicos llevaba directamente a Sonya y a la red Kuczynski. Para tranquilidad de ellos estos reportes llegaban a la mesa de quien conocía Sonya desde Shanghái, Robert Hollis. El ex periodista ahora trabajaba en el Mi5. “La conozco. Es solo una ama de casa”, decía.
Cuando en 1947 el inglés Alexander Foote defecciona y acusa a Ursula Kuczynski de ser Sonya, el Mi5 decide interrogarla. No logran sacarle nada. Rusia detona su primera bomba atómica en 1949. Los servicios de inteligencia aliados estimaron que la red Kuczynski había adelantado ese período en por lo menos cinco años. Con el balance atómico establecido comenzaba la Guerra Fría.
LA ÚLTIMA FUGAA Fuchs lo detienen tres años después y acaba sentenciado a catorce años de cárcel por revelar secretos militares. Reconoce a Jurgen Kuczynski como su primer contacto con la red de espionaje familiar. El Mi5 avisa a la inteligencia norteamericana que Jurgen Kuczynski ya había huido hacia Berlín y estaba viviendo en el sector americano, en la Klopstockstrasse 34. Cuando los americanos llegan, Jurgen ya había fugado hacia el sector oriental. Otro soplo amigo.
Fuchs esperó que Sonya y sus dos hijos estuvieran con su hermano, donde luego llegó Beutron con la pierna rota fruto de las escaramuzas de la fuga, para revelar que Ursula Kuczynski era Sonya y ella había sido su controladora ante Moscú desde 1941. Sonya dejó de ser formalmente una espía en 1950.
OTRA MEDALLAEl GRU se convirtió en la KGB en 1954. Ursula Kuczynski tuvo su último contacto oficial con el aparato soviético en 1969 cuando fue invitada a una ceremonia para recibir su segunda medalla de la Orden de la Bandera Roja.
Varios años más tarde, octubre de 1989, en una oficina secreta de la KGB de Berlín Oriental, el agente Vladimir Putin quemaba información confidencial antes de que cayera en manos incorrectas: a pocas cuadras caía el Muro de Berlín. Puso a salvo el file Kuczynski. Para entonces Mausi ya había adquirido el nombre literario de Ruth Werner y había publicado su autobiografía, así como libros para niños.
Ursula Ruth Kuczynski murió en el año 2000 y fue cremada. No existe información fidedigna acerca del paradero de sus cenizas. Nunca ha de ser fácil ubicar a una espía.
EL DATOLa siguiente entrega de “Tinta invisible”, a cargo de Dante Trujillo, será el sábado 20 de agosto.