“Nosotros sentimos mucho su ausencia. Han pasado 4 años ya y sentimos mucha pena, pero también mucho orgullo porque ha dejado un legado bastante grande e importante”, nos dice Marco, hijo de Augusto Polo Campos, al evocar la figura de su padre, emblemático compositor de nuestra música criolla. Tan emblemático y presente aún que, según su hijo, todas las grandes estrellas de la música criolla han grabado temas suyos, menos Los Embajadores Criollos. “No fue por algo personal ni mucho menos, sino por circunstancias que se dieron”, recuerda él.
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Aunque no precisaron cifras, según Apdayc, los temas de Polo Campos que generan más regalías tras su partida son Contigo Perú, Cuando llora mi guitarra, Cada domingo a las doce después de la misa, Y se llama Perú, Regresa, Cariño bonito, Cariño malo, Cariño bueno, Esta es mi tierra o Yo tengo una pena. Según la misma institución, el compositor figura actualmente entre los 20 autores más productivos del país.
Eso es solo una muestra de su vigencia y de su presencia permanente, que también queda claro cuando uno acude a Spotify: más de 2 millones 800 mil personas han escuchado en esa plataforma “Y se llama Perú”. Y más de 1 millón 800 mil han hecho lo propio con Cada domingo a las 12. Como si su propio público le cantara a Augusto Polo Campos: Cuando tengas que partir/ Quiero que sepas/ Que estaré pensando en ti/ Todos mis días…
Contigo Perú, 15 minutos para un himno eterno
A pesar de que muchos conocen la historia de cómo se escribió el tema que es considerado como nuestro segundo himno nacional, Marco Polo Campos no duda en recordar una anécdota decisiva: “Durante el gobierno de Velasco, mi papá había compuesto Y se llama Perú. Años después, cuando ya era presidente Morales Bermúdez, lo llamó para que se entreviste con un ministro suyo, Augusto Vinatea. Viendo que se venía el Mundial del 78, le piden que haga otra canción. Mi papá le dijo: la vez pasada cobré 10 mil, esta vez cobraré 15 mil. Vinatea le responde que no hay problema y que le da 15 días para que pueda hacerla y se la traiga para escucharla y ver si funciona. Mi papá, entonces, resaltó lo irónico de que él le haya cobrado 15 y que Vinatea le de 15 días. Incidió mucho en eso: 15 y 15, 15 y 15, hasta que salió volando de Palacio de Gobierno y, tras pedirle un papel en blanco a una señorita que atendía allí, se sentó en una de las mesas del Café Haití –que entonces quedaba en la antigua Plaza Pizarro, a un lado de Palacio-, y se puso a escribir. Antes de arrancar, se dio cuenta de que habían pasado no más de 3 minutos desde que había salido de la reunión con Vinatea. Y, entonces, comenzó: “Cuando despiertan mis ojos y veo… que sigo viviendo contigo Perú”, al mismo tiempo que imaginaba la música. Mientras escribía, seguía mirando el reloj: 6 minutos, 7, 8… a los 13 minutos tenía lista la canción. Salió corriendo del Haití y se metió veloz, nuevamente, a Palacio de Gobierno. Para ese momento, Vinatea estaba en otra reunión con una confederación de pescadores. Pero mi papá se pasó de largo a la secretaria, mientras esta le preguntaba qué había pasado y abrió la puerta del despacho en el que estaba el ministro con el que había conversado instantes antes. Vinatea, entonces, le preguntó “¿Qué pasó, Augusto?, ¿Se te ha olvidado algo?”. A lo que mi padre respondió: “Tú me dijiste 15, ¿No?” “Sí, 15 días”, le contestó Vinatea. “¿Y yo te voy a cobrar 15?”, inquirió nuevamente mi papá. “Sí, 15 mil”, le dice Vinatea, ya algo desconcertado. “Bueno, mira tú reloj, ¿Cuánto tiempo ha pasado?”, preguntó mi papá. “Han pasado 15 minutos”, le dijo el ministro. “Bueno, ya está lista tu canción”. Entonces, mi padre se subió sobre una silla y les dijo a los pescadores que ellos serían su jurado. “Si esta canción funciona para ustedes, va a funcionar para todos”. Empezó a cantarla y, cuando llegó a la parte en que dice “Te daré mi vida y cuando yo muera, me uniré en la tierra contigo Perú…”, según me contó mi padre, Vinatea se estaba tapando el rostro con la solapa de la polaca que llevaba puesta para que no sea le vean las lágrimas. Los pescadores también estaban llorando. Entonces, el triunvirato Avilés, Cavero y Polo Campos volvió a juntarse para grabar este himno del pueblo, el himno que los peruanos escogimos. Pocos se saben todas las estrofas completas del himno nacional, pero millones se saben Contigo Perú”.
Cariño bonito
Según Marco, ver que miles de peruanos la cantaron en el Mundial de Rusia, cuando nuestra selección volvió a participar en uno, fue para la familia una mezcla muy fuerte de emociones. Por un lado, una gran alegría, por otro, una tristeza, porque Augusto Polo Campos había partido pocos meses antes y no pudo llegar a ver cuán orgullosos de esa canción se sintieron los peruanos, a tantos miles de kilómetros de su patria. Vale recordar que la peruana fue elegida como “La mejor hinchada del mundo”. Ese llamativo logro fue conseguido, en gran parte, gracias a Contigo Perú, un tema que también nos acompañó durante los primeros meses de la pandemia, cuando en diversos rincones del país, a las 8 pm, millones de peruanos que guardaban cuarentena entonaban el tema para darse fuerza mutuamente. Un soporte anímico importantísimo en uno de los periodos más aciagos de nuestra historia reciente. “Esta canción, y de algún modo la música criolla con ella, van a sobrevivir durante muchísimos años”, nos dice Marco. “Los niños que tenían 5, 6 u 8 años cuando fue el Mundial de Rusia la van a cantar dentro de 10, 20 o 30 años o cuando tengan 80, porque siempre la van a asociar a la clasificación de Perú. Contigo Perú es la única canción criolla que tiene garantía de volver a ser escuchada en un futuro lejano”.
El hijo del artista resalta otros temas de la autoría de su padre como Y se llama Perú, Cada domingo a las 12, Esta es mi tierra o Regresa, que muchos asocian a Lucha Reyes, pero que también es composición suya. Sin embargo, cuando otro compositor le dijo: “Tu padre es el mejor de nosotros”, Marco aclaró el panorama: “No se puede decir que sea el mejor, porque hay muchos gustos. Mejor es referirse a Augusto Polo Campos como el compositor más exitoso, porque es el que más números 1 obtuvo dentro de la música criolla. Y no hablamos de 4 o 5 temas, sino de más de 25 canciones que lo fueron. Es del que más peruanos pueden identificar sus canciones hoy en día”. El orgullo se le sale por los poros. “Para todos sus hijos es un orgullo muy grande poder representar de alguna forma, todos nosotros, a la imagen que dejó como compositor y como héroe de la música peruana. Porque si los mismos compositores del himno nacional, José de la Torre Ugarte o Bernardo Alzedo –ambos enterrados en el Panteón de los Próceres-, son considerados así, también hubo un compositor que hizo otro himno, el que la gente escogió. Mi padre también debe ser considerado un mártir, porque está a la misma altura. El himno compuesto por Alzedo y de la Torre es superior en muchos aspectos, claro, pero Contigo Perú es superior en otros también”.
Aunque Marco asegura que la familia prefiere no hablar de dinero, sí aceptan que las composiciones de su padre siguen generando muchos beneficios, a 4 años de su partida. Eso, a pesar del cierre de locales a causa de la pandemia. No hay virus que contenga al arte abrazado por el pueblo.
Sus días en Apdayc
Otro aspecto de la vida del compositor que poco se recuerda fueron sus días como presidente de Apdayc. Según recuerda, fueron tiempos de intensa lucha, en los que contó con el apoyo constante de colegas como Chabuca Granda, pero en los que también tuvo que frenar la oposición de algunos compositores a sus conceptos más innovadores y modernos. “Fue una etapa difícil, en la que mi padre consiguió muchas cosas, a pesar de las trabas que le pusieron. Su segunda presidencia sí fue un poco más organizada. Luego, de hecho, mi padre fue vicepresidente en otras ocasiones. Él pudo hacer mucho por varios compositores, no solo como Apdayc sino como Augusto Polo Campos”, asegura. Marco sostiene que Polo Campos era un hombre muy humilde y un filántropo que repartía el dinero que ganaba entre quienes más lo necesitaban. A veces, incluso, cobraba sus regalías y repartía el dinero entre los trabajadores de la misma Apdayc. En ese sentido, recuerda artistas que partieron en sus brazos o el apoyo que les dio a varios organizando cruzadas por su salud. “Algunos lo tacharon de soberbio. Pero él solo era soberbio con los soberbios, jamás con la gente sencilla”, dice Polo Campos hijo.
En esta misma línea, recuerda a uno de los baluartes del criollismo, compadre de Felipe Pinglo, Pedro Espinel, a quien Polo Campos contrataba para muchos trabajos, por el gran respeto que sentía por su talento. “Él nunca quiso que las grandes glorias fueran pobres o vivieran mal. Lo mismo sucedió con Rómulo Varillas, a quien llevó a la Clínica Montefiori y ayudó mucho con sus problemas de salud”, nos cuenta Marco Polo Campos. A pesar de que Los Embajadores Criollos nunca grabaron ningún tema suyo, ambos tuvieron una gran relación. Probablemente el caso más llamativo, por la repercusión mediática que tuvo en aquellos años, ocurrió en los 60, cuando Polo Campos ingresó a una jaula con un león adentro para cumplir un reto y, con ello, ganar el dinero para que Jesús Vásquez pudiera, por fin, tener una casa propia. En parte una travesura, en parte un acto que sintetiza su nobleza. Como bien dice otro tema suyo, dedicado a esa ciudad en cuya semana de aniversario partió: Si Lima pudiera hablar/ Le pediría a su cielo/ Que se convierta en pañuelo/ Para ponerse a bailar.
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