Aun con las fuertes restricciones por pandemia, Cecilia Bracamonte se atrevió a hacer un concierto en el Gran Teatro Nacional. Era setiembre del 2021 y por entonces el aforo era menor al 30%. “Fue muy duro -recuerda-, por eso me emociona regresar a los grandes escenarios en Fiestas Patrias”. Y es que “Perú en mi corazón”, además de significar su retorno por la puerta grande, llega en un momento de complicada coyuntura para el país. Consciente de esta realidad, Cecilia aspira a que este concierto ayude a que los peruanos se sientan orgullosos de serlo y sobre todo hermanarnos a través de su música. Para lograrlo, el repertorio que presentará en el Teatro Peruano Japonés tiene asegurada la jarana, el romanticismo y el temperamento que caracteriza a la diva de la canción peruana.
—Además de “Contigo Perú” qué otros temas representan para usted el sentir de los peruanos?
Creo que todas las canciones peruanas y sus compositores tienen algo especial y maravilloso. Aunque es cierto que las de Augusto Polo Campos se han convertido en himnos como “Contigo Perú”, “Y se llama Perú” y “Esta es mi tierra”. También tenemos otras como “Mi Perú”.
"Tenemos la obligación de hacerlos soñar. La música, siempre lo digo, es sanadora, te eleva. Esa es mi función porque es el don que dios me ha dado"
—Algunas incluso se están reactualizando.
Así es y yo creo que tiene que ver con la coyuntura social y política que estamos viviendo. A pesar de todo lo que nos ha pasado, en el caso del artista, estamos haciendo un doble esfuerzo para seguir adelante, sentirnos más peruanos que nunca y así contagiar a todo el que nos va a ver.
—El cancionero criollo es vasto, sin embargo el público, menor de 40 años sobre todo, tiene un repertorio limitado del mismo…
Pero claro, antes lo que se escuchaba en las casas era música criolla. Ahora es el reguetón, la salsa o la cumbia, que a mí también me encantan, menos el perreo. Nos han invadido otros géneros y los padres tampoco han hecho mucho para que sus hijos, así como escuchan música foránea, escuchen la nuestra.
—¿Cree que los jóvenes están dispuestos a cantar música peruana?
Quiero pensar que sí. Yo me pregunto, así como hay programas que han pegado tanto como “Yo soy” o “La voz”, ¿por qué dentro de estos no hay un bloque dedicado a nuestra música en el que se interpreten temas de antes o más actuales? Si son actuales sería mejor, porque en mi caso tengo que retroceder y tomar temas antiguos para refrescarlos y traerlos a este tiempo. ¿Por qué no aprovechar esa ventana y darle espacio a nuestra música?
—¿Tenemos talento para hacerla resurgir?
Sí, yo he sido jurado en diversos concursos peruanos. Aunque debo decir que rara vez aparecía por ahí uno que otro cantante o grupo dedicado a la música criolla. Todos cantan otros géneros. Recuerdo que hace tiempo cuando había festivales de la canción peruana, de allí salieron muy buenos artistas y temas. Alguna vez no hace mucho le propuse al dueño de un canal hacer un programa con lo nuestro, pero me dijeron que la música peruana no vende. Hay talento, pero no tenemos el espacio para difundirlo.
—¿Alguien que la haya cautivado?
He oído a varios pero aún no escucho la voz a la que le podamos pasar la posta. Eso requiere de mucho trabajo y dedicación.
—¿Es partidaria de la fusión de la música criolla con otros ritmos?
Yo hago fusión. Escucho latín jazz, eso me alimenta. Pero no me alejo de la raíz que es la música peruana. Puede haber arreglos, variantes, sonidos distintos pero en varios momentos se debe sentir que es la canción original. Lo he hecho con “Corazón” de Lorenzo Sotomayor o “Cariño” de Manuel Acosta Ojeda, son canciones que tienen muchos años pero que he actualizado cantándolas en un tempo distinto, más romántico.
—Muchos dicen que la música peruana en general debe evolucionar.
Es verdad, hay que poner elementos que le den un colorido distinto, de eso se trata, no de irse por completo al pop, por ejemplo. Y eso es lo que quería Chabuca para que se escuche y sea más fácil de digerir en el extranjero, ponerle color a tu música. Un buen ejemplo es lo que hicieron con la música mexicana. Antes se conocía solo a los mariachis, ¿qué hicieron? Le pusieron cuerdas a su música, pero no por eso deja de ser mexicana.
—Usted que lleva la peruanidad a flor de piel, ¿qué piensa de la coyuntura social y política que vivimos?
Es terrible. En mi experiencia de vida hemos visto corrupción, malos gobernantes, pero nunca lo que estamos viviendo ahora. Todos los días me acuesto con la esperanza de levantarme al día siguiente y ver que esto ya acabó, de empezar una nueva historia, pero no. Es como abrir los ojos y que te caiga un mazazo con cada noticia que escuchas. A veces me siento desanimada y me pregunto: ¿Qué es esto? Ya no es la pandemia, la pandemia es este gobierno que es espantoso. Por menos de lo que han hecho a otros se les ha sacado.
—En ese contexto la música se convierte en un escape, un alivio.
Somos la voz cantante y como tal tenemos que llevarle alegría a los peruanos así nos cueste un doble esfuerzo por el desánimo que hay. Aunque sea ayudamos a que el público se desestrese durante dos horas. Tenemos la obligación de hacerlos soñar. La música, siempre lo digo, es sanadora, te eleva. Esa es mi función porque es el don que Dios me ha dado.
Lugar: Teatro Peruano Japonés. Dirección: Av. Gregorio Escobedo 803, Jesús María. Día y hora: el 27 de julio, a las 8:30 p.m. Entradas: Teleticket (desde S/38).
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