Miguel Mateos apareció en escena en un momento difícil para Argentina, pero pronto fue capaz de unirse a la nutrida y talentosa generación que convirtió al rock en español en una necesidad sanguínea, cultural, festiva o de conciencia para enfrentar la intolerancia de los regímenes militares de ultraderecha que colocaron sus botas sobre la libertad de su país. A pesar de que a su lado fueron surgiendo otros pesos pesados –Sumo, Los abuelos de la nada (en su segunda versión), Los Enanitos verdes o Virus-, se las supieron arreglar para telonear nada menos que a Queen en su primera visita a Buenos Aires, sin haber editado aún un disco. Durante las 3 fechas que se presentó en el Estadio de Vélez la banda liderada por Freddie Mercury en aquel 1981, más de 100 mil argentinos pudieron comprobar en vivo y en directo de lo que eran capaces aquellos aún desconocidos. Y ahí se inició una carrera que, según han demostrado sus 40 años en pie, se intuía sólida desde el principio.
“Creo que los padres pasan a sus hijos y a las nuevas generaciones la música que oyeron en su momento, sean los 80 o 90″, nos dice el artista desde Monterrey, México, en plena gira que inició hace casi dos meses. En ese país se presenta al lado del ex Duncan Dhu Mikel Erentxun y de la banda nativa Elefante. “Hemos trabado una gran amistad en tanto tiempo que estamos compartiendo escenario. Es un artista muy genuino”, dice sobre su coetáneo. Y, además de anunciar su inminente llegada a Lima, nos confiesa una pasión: “Dentro de algunos días voy a tener la fortuna de visitar Perú nuevamente. Yo tengo una suerte de enamoramiento especial con el Perú”.
Con ustedes, la palabra del hombre que alguna vez se preguntó “Nene, nene, nene, ¿Qué vas a hacer cuando seas grande?”. No es presidente de la nación, pero sí algo mejor: estrella de rock and roll.
─Llegas a Lima para celebrar 40 años de carrera artística. ¿Cómo hacer una evaluación justa de tu carrera echando la vista atrás?
Bueno, sí hice la evaluación durante el 2020, en plena pandemia. Me di cuenta que, estando de alguna manera desterrados y confinados con todo ese delirio de la pandemia, cuando esta terminara iba a cumplir 40 años de profesión. Me di cuenta que lo que había empezado en 1981, como integrante del grupo Zas en Buenos Aires, como teloneros de Queen, continuaba aún. Así que, a partir de ahí, de alguna manera, establecí un punto de partida, el comienzo de mi vida artística. Al ver las fechas y notar los 40 años, decidí simplemente festejar que estaba en buena forma y que seguía tocando.
─En este sentido, al tener tanto tiempo girando, al estar de un lado para el otro, de ciudad en ciudad, ¿Qué sensación te deja ser valorado, considerado, respetado como uno de los grandes iconos del rock en español?
Es un gran privilegio. Obviamente, me siento muy afortunado. Vengo de más de 23 conciertos en 23 ciudades diferentes de Estados Unidos, en donde la gran comunidad latina se junta y se solidariza en un solo grito. Y ahí vemos argentinos, peruanos, colombianos, mexicanos, ecuatorianos, salvadoreños, costarricenses, chilenos, uruguayos, todos juntos, de costa a costa, de California hasta Nueva York, de Chicago hasta Miami, por el corazón más profundo de ese país, tocando en Llegas a Lima para celebrar 40 años de carrera artística. ¿Cómo hacer una evaluación justa de tu carrera echando la vista atrás?
Bueno, sí hice la evaluación durante el 2020, en plena pandemia. Me di cuenta que, estando de alguna manera desterrados y confinados con todo ese delirio de la pandemia, cuando esta terminara iba a cumplir 40 años de profesión. Me di cuenta que lo que había empezado en 1981, como integrante del grupo Zas en Buenos Aires, como teloneros de Queen, continuaba aún. Así que, a partir de ahí, de alguna manera, establecí un punto de partida, el comienzo de mi vida artística. Al ver las fechas y notar los 40 años, decidí simplemente festejar que estaba en buena forma y que seguía tocando.
─En este sentido, al tener tanto tiempo girando, al estar de un lado para el otro, de ciudad en ciudad, ¿Qué sensación te deja ser valorado, considerado, respetado como uno de los grandes iconos del rock en español?
Es un gran privilegio. Obviamente, me siento muy afortunado. Vengo de más de 23 conciertos en 23 ciudades diferentes de Estados Unidos, en donde la gran comunidad latina se junta y se solidariza en un solo grito. Y ahí vemos argentinos, peruanos, colombianos, mexicanos, ecuatorianos, salvadoreños, costarricenses, chilenos, uruguayos, todos juntos, de costa a costa, de California hasta Nueva York, de Chicago hasta Miami, por el corazón más profundo de ese país, tocando en lugares donde había nunca me había presentado, como Indianápolis o Detroit. Ahí uno se da cuenta, realmente, la diversidad maravillosa de lo que es el público latinoamericano en general, esta comunión que se tiene en eventos de 1200, 1500 personas mancomunadas con el pretexto de las canciones. Así que vivir un privilegio tan enorme es una maravilla. Peruanos, argentinos, mexicanos estaban representados en cada uno de los eventos. Eso contesta de alguna manera tu pregunta: me doy cuenta que los 40 años de trabajo están ahí. Y también he llegado a las nuevas generaciones. Padres e hijos asisten todos juntos a vernos en vivo. Gracias a ello, ha sido muy fuerte lo que he vivido en estos últimos días celebrando mi carrera, con un público tan diverso.
─Esta identificación del público de distintas generaciones, su agradecimiento o el respeto que demuestran hacia tu música, ¿Es la mayor satisfacción que te ha dado tu carrera artística?
La verdad que sí, ¿viste? Qué más puede pedir un artista, sobre todo de nuestra generación, porque, lamentablemente, hemos visto a muchos artistas que, por diferentes razones, han quedado en el camino. Así que el hecho de verme en plenitud, y teniendo tanta respuesta del público, poder hacer 23 conciertos en 40 días… imagínate vos. Vuelo tras vuelo del avión, con un gran esfuerzo físico a esta altura de la vida. Ahí pensé que antes de la gira me tenía que haber preparado como para jugar el Mundial o correr la maratón (risas). Fue muy duro, pero, realmente, la pasamos muy bien. Sobre todo, con la gran satisfacción de ver a esa gran Latinoamérica en un solo cuerpo, ¿sabés?, en cada uno de los lugares. Eso me da una gran satisfacción. Además, considera que esto sucedió en un país como Estados Unidos, que recibe la gran exportación de las distintas comunidades latinoamericanas que viajan en busca de trabajo, de estudio, de otro futuro, de otro porvenir, y ese país los recibe y aúna. Parece mentira. Los aúna en una sola identidad que les es común. Y yo se los decía en cada uno de los lugares: ¿Puede ser que estemos juntos aquí y que Latinoamérica no pueda, de alguna manera, juntarse definitivamente como una fuerza política, social, idiomática? Muchas cosas he recibido en estos días y esa fuerza va a llegar a Lima y a Trujillo en esta oportunidad.
─Miguel, será que esos “Estados Unidos de América” son, en realidad, los estados latinoamericanos que se reúnen en ese país y configuran, irónicamente, esa fuerza común que has sentido…
Probablemente, irónicamente. Sí, es una gran ironía. ¿no? Pero es así, tal cual. ¿Viste? Yo veía saltando y abrazándose e intercambiando emociones y lágrimas y sonrisas a miles sin distinción de nacionalidad. Ha sido un shock para mí, pero lo disfruté muchísimo.
─Ahora, al ver a esas nuevas generaciones y voltear la vista atrás en tu carrera, ¿Qué era lo más difícil para un músico joven en aquel 1981 en el que te iniciabas?
Hice ese flashback y me doy cuenta de que he pasado distintas cosas a nivel social, político y personal, obviamente. Gobiernos de izquierda o derecha, dictaduras militares, Guerra de Malvinas, el ataque a las torres, y el último periodo con una pandemia universal, así que imagínate. Y creo haber dado registro de todo eso en mi música. Eso es lo más importante. Cada periodo de mi vida, como en una suerte de división cronológica, se ha registrado en los 18 discos que he hecho en estos 40 años, y las canciones reflejan esos distintos momentos. Mi vida insertada en mi país, como latinoamericano, y también cuando tuve esa suerte de autoexilio en Estados Unidos por 4 o 5 años que estuve afuera. Así que el flashback es generoso para mí. Soy un afortunado, la verdad. He pasado el vértigo maravilloso e increíble de los 80, el de los 90, y después la maduración de este siglo que me ha dado una suerte de otra visión, de otro timing, de alguna manera más contemplativo, pero aun así sin perder la fuerza de lo que es este género, el rock, en definitiva, y apuntando a muchos proyectos hacia adelante también.
─Tú has cantado contra la dictadura en temas como “Un gato en la ciudad”, “En la cocina huevos” o muchos otros. ¿Qué sensación te deja que el mundo pueda ver un filme como “Argentina, 1985″, que retrata tiempos en los que eras un joven rockero rebelde que cantaba precisamente contra la represión militar?
Bueno, soy un intérprete, una suerte de voyeur y, al mismo tiempo, puedo decir que me ha afectado, sin duda. Soy una víctima también de todo eso. Yo he estudiado música en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla de Buenos Aires, y vino una razzia de la dictadura y lo cerró y nos metieron a todos los estudiantes presos, porque creían que nosotros éramos los que hacíamos la revolución, pero solo queríamos hacer música, arte y cultura. Así que he pasado de todo, hermano. Ahora, no tuve aún oportunidad de ver la película con calma, porque estuve casi dos meses fuera del país. Espero llegar a casa y verla, de todas maneras, en unos días más, estando un poco tranquilo, aunque, de algún modo, yo viví esa Argentina, no me la pueden contar. Por suerte, Latinoamérica avanza, ha avanzado hacia la democracia, la recuperación de valores institucionales, democráticos. Claro que, con errores, con carencias, con cosas todavía sin terminar o delinear un plan que debería juntarnos. Si Perú, Chile, Ecuador, Colombia, Venezuela, México, Costa Rica o El Salvador se juntaran, todos seríamos más fuertes.
─Uno de los proyectos más interesantes en los que estás involucrado hoy es el desarrollo de una ópera rock sobre la conquista española. ¿Qué nos puedes contar sobre esto?
Así es. En eso estoy. La escribí durante la pandemia, se llama “Los tres reinos”. Es una distopía que narra la conquista española de América. Es evidente que el imperio español nos dio un idioma y un montón de cosas y nos sacó también un montón de cosas. Entonces, hablo de ese destino en donde hay tres reinos. Un reino del sur, con un monarca que se llama Amauta, que lo ubico en el Perú, porque los incas abarcan gran parte de Sudamérica, y una reina Maya, en referencia directa a los mayas de Centroamérica y México. Ambos monarcas se ven sorprendidos y desunidos por el tercer reino, que es el invasor. Pero en esa historia de Amauta y Maya los pueblos pueden defender sus orígenes, sus pertenencias, su gran riqueza, del invasor. Esta es una obra para orquesta maravillosa, para banda de rock, cinco cantantes y coros. Espero el año que viene, si Dios quiere, poder presentarla en Buenos aires, en Lima, en México y dar mi visión de esa Latinoamérica unida que, definitivamente, algún día será.
─¿Cuál sientes que es la mejor lección que te han dejado el rock o la música?
Es un regalo maravilloso que, de alguna manera, lo definí con mi experiencia en Estados Unidos. Es tan actual lo que yo pasé, es tan fuerte, y es transgeneracional.
Ver en mi público gente joven y grande es un gran premio a mi trabajo, a la consistencia de tanto tiempo, a no haber bajado los brazos, a no haberme dejado llevar por ninguna excesiva tentación que me pudiera afectar o afectar lo que más me gusta hacer, que es tocar música y tocarla sobre todo en vivo en un mundo actual, además, con tanta música simulada, con tanta pantalla trucada, con tanta música que está grabada por atrás. Nosotros seguimos tocando música en vivo, esa es la maravillosa idea del rock en tu idioma, el movimiento que se dio en los 80. Yo estoy ahora aquí y he tocado en la Arena Ciudad de México. Hicimos el Metropolitano en Puebla, mañana estaremos en la Arena Monterrey, con Mikel Erentxun y Elefante. Así que esto me deja la satisfacción de seguir tocando en vivo con una banda maravillosa y poder seguir girando, que es en definitiva mi pasión y verdadera vocación.
─Mantener las “Rockas vivas” como decía ese clásico disco tuyo…
¡Sí! ¡Rockas vivas y encendidas!
Día: viernes 2 de diciembre
Hora: 7 p.m.
Lugar: Concha Acústica del Campo de Marte
Entradas: Teleticket
Día: sábado 3 de diciembre
Hora: 7 p.m.
Lugar: Il Giardino de Trujillo
Entradas: Teleticket
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