Los prejuicios con los artistas salidos de programas de talentos ya no tienen sustento. Varios de los nombres más interesantes del pop en estos momentos han pasado por alguno de ellos. Desde Harry Styles hasta Rosalía. Y en España, precisamente, varios de los exparticipantes de la nueva generación de “Operación Triunfo”, un referente de los ‘realities’ de canto en nuestro idioma, han demostrado tener varias ideas para salirse del molde.
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Una de ellas es Natalia Lacunza, que tras su debut en 2019 con un EP de 7 canciones, ha empezado a hacerse de un nombre en la escena independiente de su país y, poco a poco, a ganar una audiencia cada vez más fiel cruzando las fronteras, lo que la llevó recientemente a visitar México y, por supuesto, a tener un activo club de fans en el Perú.
- ¿Qué pasa por tu cabeza cuando caes en cuenta de que tu música cruzó fronteras y ya no solo te escuchan en España?
Se me hace muy fuerte. El poder hacer canciones, tener acceso a trabajar con un equipo de gente maravilloso que me ayuda a darle forma a todo esto y poder decir que yo estoy liderándolo, de alguna manera. Pensar que no solo eso es posible, sino que hay gente fuera que realmente quiere escuchar lo que tienes que decir, que quiere verte, que quiere saber qué piensas y seguirte un poco... es súper fuerte pensarlo. El solo hecho de poder hacer música sin que nadie la escuche ya me parecía increíble, pero que haya gente que la escuche fuera de España, en otros países, en otros continentes, me vuela la cabeza.
- Acabas de presentar tu segundo EP cuando empezó el confinamiento, ¿cómo fue ese momento en el que supiste que había que cambiar los planes?
Saqué el EP y al día siguiente, confinamiento. Se canceló el plan de promoción y, claramente, se iba a cancelar la gira que tenía que empezar ese mes. Fue como: madre mía, todo lo que tenía planeado en mi cabeza, destrozado. Pero me lo tomé con mucha filosofía. Pensé que así tendría más tiempo para preparar mejor el show en directo, componer, descansar, que lo necesitaba también. Fue shock pero como llevo viviendo tantas cosas que me parecen un súper shock durante los dos últimos años de mi vida, realmente ya nada me sorprende y estoy un poco preparada para adaptarme a lo que venga.
- Si para un fan de la música es difícil, ¿cómo es para una artista, que se nutre de ir a conciertos, de conectar con la gente, de compartir con otros artistas en escena, el haber pasado por esta para?
A mí el primer momento de parón me vino hasta bien. Utilicé esa época para tomar decisiones y repensar y redireccionar muchas cosas. Fue hasta positivo para mí. Luego me he sentido súper afortunada porque en verano estuve tocando un montón y he seguido tocando hasta ahora que empezamos la nueva gira. No puedo estar más agradecida porque, dentro de la situación que estamos viviendo, hemos podido tener aunque sea ese contacto, que no es el mismo de antes, porque la gente está en un formato diferente. Pero, al final, el escuchar música en directo, el ver al artista y que el artista vea a su público, es algo esencial y, dentro de esta situación tan frustrante para todo el mundo, es un poco como aire puro.
- ¿Sientes que ha cambiado mucho la experiencia del concierto ahora?
De por sí el hecho de estar separados, el no poder estar de pie o cantar tranquilamente, corta tu expresividad y tu lenguaje corporal. Creo que a la gente se le hace raro eso. Pero hay conciertos en los que la gente viene con tantas ganas que da igual que estén en esa disposición y notas su energía a tope. Aunque yo no tengo referencias de lo que es tocar sin pandemia, porque yo solo hice la gira de “OT” antes de todo esto, no había hecho ningún concierto en solitario, con mi banda, con mi repertorio, entonces yo todavía no sé lo que es tocar normal.
- El sonido de tu música actual se distancia mucho de la grandiosidad de “Operación Triunfo”, el ‘reality’ de talentos en el que participaste, con canciones con registros muy altos, coreografías y mucho show, ¿tu paso por el programa te ayudó también a definir ese estilo que tienes ahora?, ¿a valorar el menos es más?
Puede que fuera una respuesta inconsciente. Tenía muchas ganas de empezar la etapa de “después del programa” porque sabía que sería allí cuando podría empezar a experimentar, a trabajar con gente, a componer y a producir con alguien que supiera producir, y a plasmar mis ideas. Yo tenía ciertas directrices que quería seguir al hacer música desde antes de entrar en el programa y fue un poco lo que hice, seguí mi instinto. Yo era consciente de que existían estereotipos de lo que eran los artistas que salían de “OT”, pero también era muy consciente de que eso se había terminado en cierto punto. Yo vi la edición anterior a la mía y había gente como Amia (Romero), que hacía lo que le salía de allí abajo y que claramente tenía una dirección artística. En mi caso, era lo mismo. No sé si ese minimalismo (de mi música) es un poco una respuesta subconsciente a toda la pompa del programa y al abanico infinito de recursos que tenías que enseñar, pero tendí a hacer algo contrario.
- Después de tu segundo EP has estado colaborando con varios artistas. Uno de los valores que tienen las colaboraciones es el poder abrirse a nuevas audiencias. Personalmente, me gustaron mucho tus canciones con María Blaya y Los Trashi, a quienes he conocido a través de tu música. Pero más allá de eso, en tu caso, ¿cuál es el valor para ti de las colaboraciones? ¿Qué aprendes de ellas?
Cuando haces cosas con gente con la que te llevas bien, siempre suma. Además, trabajar con otras personas en sí es muy enriquecedor, te enseña un montón. Cada persona con la que trabajas tiene una manera diferente de hacer las cosas, una visión, referencias propias. Eso es apasionante. En mi caso, las colaboraciones se han dado de una manera súper orgánica. He encontrado artistas en mi país que me han encantado por lo que han hecho y ha sido muy natural decirles: ‘me gustaría trabajar contigo para esta canción’. Con Los Trashi y María Blaya ha sido ‘colegueo’ total, somos súper amigas, hacemos música afín y ponerse un día a escribir ha sido muy súper natural. Siempre ha sido muy instintivo.
-¿Crees que es este un buen momento para el pop? Y, en todo caso, ¿te consideras una artista de pop?
Totalmente, creo que ahora hay como un nuevo concepto de pop también. Cada año hay algo que se mezcla con lo anterior y se convierte como en un ‘pop más pop’. Y creo que estamos en un momento súper ‘guay’, porque hay tanta información en internet, acceso a tanta música, a tantas maneras de hacer música, tantas cosas mezclándose constantemente. Además, el hecho de que haya tantos artistas independientes, que salen a la luz gracias a redes sociales, YouTube y todo eso hace que estemos en un momento muy divertido para la música. Y yo sí que me considero una artista que hace pop. Mis referencias igual no son el pop que ahora mismo suena en la radio, creo que mezclo muchas cosas, pero sin duda diría que hago pop.
-¿Y qué podemos esperar de tu primer disco?
Una inspiración bastante del pop de los 80, 90 y 2000. Melodías que sin duda te dan como cierto tipo de nostalgia, porque suenan a algo medio antiguo, pero los arreglos y la producción son súper actuales y tienen detalles súper chulos de ahora mismo que no se meterían esos años. Tiene como ese tono de dream pop, que no sabes muy bien si pertenece al pasado, presente o futuro. Es como muy abstracto para ubicarlo en el espacio tiempo y estoy muy emocionada porque creo que las canciones transmiten cosas muy ‘guays’. Creo que cada vez estoy escribiendo mejor y haciendo mejores canciones. Estoy coproduciendo todas las canciones y me hace mucha ilusión. Creo que vamos por buen camino. Todavía queda mucho trabajo, pero estoy muy contenta con lo que tengo.