Hace casi 30 años, unos veinteañeros Micky Huidobro, Tito Fuentes, Randy Ebright y Paco Ayala reunieron talentos y sinergias para formar una banda con nombre explosivo. Y en cada canción y en cada disco se encargaron de mostrarle el poder de su onda expansiva a todo el continente. Desde el lanzamiento de “¿Dónde jugarán las niñas?” (1997) se encargaron, al mismo tiempo, de encender controversias y vender discos por millones. Hoy, en un mercado musical muy distinto, su éxito se mide cada vez que llenan sus conciertos, aunque la polémica los sigue acompañando. Hace unos días, el actor y cantante Christian Chávez, recordado por RBD, calificó de “homofóbico” su tema “Puto”. Paco Ayala, bajista del grupo, responde a las críticas y nos cuenta, al detalle, cómo funciona la maquinaria creativa de Molotov, sostenida por 27 años de canciones emblemáticas.
-Paco, ustedes acaban de lanzar un nuevo single, “No olvidamos”, que, de alguna manera, sintetiza la corrupción en la política mexicana, pero por extensión también en la latinoamericana. ¿Cuál sientes que es la labor de los músicos para dejar estos temas en evidencia y, de algún modo, despertar la conciencia de la gente?
Creo que eso es decisión de cada proyecto artístico, bandas o solistas, lo que sea. La labor de un músico simplemente es crear arte y manifestarlo a través de un escenario. Si tienes una convicción y tu ideología o filosofía, pues por ahí sale tu mensaje a través de tus canciones. En nuestro caso ha sido así. La necesidad de, no quisiera decir incluso de queja, pero la necesidad de manifestar nuestra realidad nos ha hecho escribir nuestros temas. Por ejemplo, “No olvidamos” es una línea del tiempo que nos ha tocado vivir en carne propia en nuestro país y que, como bien dices, pasa a ser, cambiándole algunos nombres y algunas cosas mínimas, una cosa empática en toda Latinoamérica. Entonces creo que, de alguna manera, lo que hemos hecho en estas casi tres décadas es contar estas historias que generan esa empatía con el público casi en todos lados y nos da gusto, porque nos lleva a viajar con este mensaje y estas canciones a muchos lugares. Allí hemos visto la catarsis que, a veces, muchos vienen cargando en la semana en la oficina, en la chamba, en la calle, en la familia, en la escuela, en todos lados. Por eso creo que nuestros conciertos se terminan convirtiendo en una fiesta, porque hay un mensaje que nos compete a todos.
-¿Cómo se conjuga la vocación musical con la denuncia? Porque esto ya lo han hecho ustedes con otros temas a lo largo de todos estos años…
Yo creo que el hilo conductor es vivir y pensar sarcásticamente las cosas. Siempre intentamos que la canción tenga un mensaje, no importa si en este caso es político o a veces es vivencial o de desamor. Lo que caiga que tenga un mensaje que te lleve a una sonrisita, a una reflexión o a que te cagues de la risa, aunque sepas que la cagaste, porque no todo es política y no todo es serio y no todo es manifestaciones de enojo, sino todo lo contrario.
-¿Cómo se dan sus discusiones previas a la composición para definir las temáticas de las canciones?
Influye mucho lo que siempre hemos vivido aquí, en la cultura mejicana. Un día hay un terremoto y al otro día hay chistes en el periódico sobre ese terremoto, aunque hubiera miles de muertos. Esa picardía y sarcasmo, ese humor mejicano, siendo cosas muy fuertes, cosas que incluso en la radio son impensables o hay muchísima rispidez con ese tipo de mensajes, hace sentir a la gente muy afectada. Pero nosotros, desde el principio, decíamos “hacemos esta canción” sobre un tema. Alguien tiene una idea, se la pasa al otro, se hace un demo, se ensaya, se modifica y queda hecha una canción de Molotov. Nos gusta, la sacamos y la llevamos hasta el escenario o hasta un disco o hasta una gira. La idea de un músico es tratar de que tus canciones, finalmente, si crees que son buenas o te divierten, lleguen a más personas. Creo que siempre hemos ido por ahí.
-¿Han sentido que antes había más músicos en muchos otros géneros que, con humor o sin él, denunciaban las injusticias o la corrupción en Latinoamérica?
No, la verdad es que creo que hay hoy diez mil veces más esta información en la música urbana, en el rap, en el trap, en el rock urbano, en todas las miles de corrientes que hay. Y ahora más, que con poco dinero puedes tener acceso a esta información a través de plataformas. Creo que hay mucha gente manejando esta información y que en su cabeza necesita hacer arte con esto, a veces en audiovisual, a veces en fotografía, a veces en música. Hay muchas corrientes de manifestación de estas y de muchas ideas, el tema es buscarlas, porque antes ibas a una tienda y comprabas un disco físicamente y te enganchaba la portada o te enganchaba poder escuchar las canciones con unos audífonos ahí o con las revistas. Aunque ahora ya no existe eso, ahora todo es digital, todo es de boca en boca, pero tienes mucha más información.
-¿Cómo han hecho para que no los etiqueten en ninguna ideología específica? Hoy es muy fácil etiquetar de “facho” o de “rojo” a cualquiera para desmerecer opiniones. ¿Cómo han lidiado con esto que también se da en la música?
La verdad es que no tenemos género, hacemos música, hemos estado en todas las secciones desde World Music, pop, rock, rap, metal, urbano, hemos estado prácticamente en todas las clasificaciones. Nosotros hacemos música, ustedes la clasifican y si la gente que la escucha siente que va de un lado para otro o de adelante para atrás, nosotros solo hacemos la música y ya tiene bastante labor tratar de convencer a la gente de lo que hacemos. Creo que esa empatía se ve en los escenarios.
-Ahora que me hablas de los géneros, ¿Cómo es el trabajo de composición cuando mezclan rock, rap, trap, pop o heavy? Debe ser un proceso complejo.
Pues la verdad es que no hay una regla, nunca hemos encontrado una fórmula. Nos encanta escuchar música muy distinta, a veces nos pasamos artistas o cantantes o proyectos nuevos que antes no habíamos escuchado y todo el tiempo estamos aprendiendo de música nueva o vieja, de gente joven o gente clásica en la música. La verdad es que sale una idea, por ejemplo “Frijolero”, que primero era un tango y terminó siendo una polca y luego Tito dijo que sea como polca, pero que no parezca ranchera y después ya no sabíamos si era polca o ranchera, y ya no teníamos idea de dónde iba la canción (risas). Sin embargo, sentíamos que estaba buena, apostamos por la canción y salimos con ese sencillo en ese disco. Entonces, de repente estás ahí clavado en la burbuja y no te das cuenta de que te fuiste para una cumbia medio “darketa” como “Me convierto en marciano”, o a un “Frijolero” o un “Gimme tha Power”. Entonces, si está la idea ahí y es buena, sacarla de su contexto original es riesgoso. A veces la haces y funciona y otras veces tienes que dar vuelta atrás y recomponer el tema, si es que piensas que es bueno. Entonces no hay fórmulas, tener una buena idea y tratar de trabajarla hasta que la logras bajar como un demo o como una canción es la chamba que tenemos que hacer siempre.
-Precisamente en función a esta versatilidad es que ustedes vendrán en unos días para compartir con artistas urbanos o de reguetón, pero en octubre volverán a Lima para tocar con Guns n’ Roses. ¿Cómo ven esto ustedes? El poder mostrar su música junto a artistas de géneros tan distintos…
Pues está increíble, ni nosotros sabemos cómo pasa esto (risas). Me imagino que esta será una buena pregunta para los promotores que encuentran un lugar para nosotros en un evento que, a lo mejor, no es tan rockero o pareciera no tener mucho que ver con lo que hacemos, y luego nos llevan a otro rockerísimo con los Guns n’ Roses. La verdad para nosotros es increíble, porque son más espacios en los que mucha gente te conoce o mucha gente no y eso está muy padre, es muy interesante. A mí me gustan mucho los festivales porque ves a otros públicos que por ahí saben tu nombre, otros ya ni se acuerdan o alguna vez escucharon algo, pero esta vez puedes tenerlos ahí al frente y es el momento de salir con todo y ganarte a ese público nuevo.
-Paco, ¿Cuál crees que sea el secreto para que Molotov se mantenga en pie 27 años después?
La verdad es que seguimos preguntándonos qué nos mantiene juntos. Pues, aunque suene a cliché, yo creo que es el escenario el que nos mantiene. Es donde no hay problemas, donde no hay diferencias, donde el lenguaje y la comunicación son las canciones, tanto para afuera con la gente, como internamente entre nosotros cuatro. Fuera de ahí también somos personas comunes y corrientes y con sus vidas, cada quién con su historia. No nos vemos mucho porque nos vemos muchísimo para trabajar y tocar y también el hacer otras cosas te mantiene fresco, con la cabeza un poquito más relajada, ¿no? Antes era giras y giras y giras sin parar y creo que ahora hemos logrado hacer cosas que nos llaman la atención de marca personal y con eso llegar al escenario, al concierto, al fin de semana o al día que te toque y traer toda la energía para hacerlo.
-Además, han compartido el camino a la adultez, ¿no? El estar juntos desde los veintitantos años y ahora estar casi en los 50 también brinda otros matices, en el compartir cada día, en ese proceso creativo que va mejorando, va puliéndose. Supongo que ahí también hay un camino, ¿no?
Totalmente. Imagínate que más de la mitad de nuestras vidas ya está entregada a Molotov. Nos hemos visto más entre nosotros que con nuestras familias (risas). Entonces, también es nuestra historia y es parte de los que nos gusta hacer. Mientras exista esa sinergia entre nosotros vamos a seguir dándole.
-¿Cómo mantener el humor negro, el sarcasmo o los comentarios corrosivos de sus canciones en un mundo que, a veces, sobre todo últimamente, impone lo políticamente correcto casi como norma?
Pues basándote en la libertad de expresión que puede tener cada persona. Lo hemos hecho toda la vida y lo vamos a seguir haciendo, porque tenemos el derecho a crear esto, así como alguien tiene el derecho de decir que no le gusta.
-Te preguntaba eso porque, justamente, una situación vinculada al tema se dio hace poco con “Puto” y la polémica con el ex RBD Christian Chávez que la calificó de “canción homofóbica”. Ustedes respondieron que no, que era un himno LGTB ¿Cómo podemos entender esta situación?
Bueno, como te decía, es válido que cada quién manifieste lo que crea o lo que piensa, lo que le gusta y lo que no le gusta. En una situación en donde una letra hablada en el idioma que me parece que él también habla y comparte la misma nacionalidad, sería imposible leerla y no entenderla, no entender el mensaje. Sin embargo, hay gente que se carga de esto para hacer ruido, para hacerse publicidad o esquivar otros compromisos legales que tiene esa gente por agresión. Precisamente por agresión. Entonces, ¿Qué te puedo decir? Nos vemos en el escenario que ahí es donde rifamos, ahí es donde hablamos, ahí es donde, afortunadamente, cada vez que tocamos la gente brinca y canta esa canción con nosotros.
-Pasando a otro tema más feliz, a estas alturas sus seguidores están muy ansiosos por un nuevo álbum suyo con temas nuevos, después de algunos años. Me parece que lo tienen proyectado con Warner. ¿Cómo va este nuevo trabajo?
Sí, ya estamos en la etapa final, afortunadamente. Tuvimos una transición complicada en la pandemia, pero con mucha suerte y bajo muy buenos términos. Ahora es Warner nuestra compañía discográfica, estamos muy contentos y ya hicimos un disco, ya grabamos un buen número de canciones, vamos ya en la etapa final de los detalles de mezcla y masterización, y esperamos que este año salga este disco. Ya es hora, ya toca disco nuevo. Sería ideal sacarlo en Spotify, pero también en CD y en vinilo.
-¿El álbum tiene ya un nombre tentativo?
No, nada. Eso es muy bueno, lo voy a apuntar ahorita porque esa es una buena tarea, un nombre nos falta (risas)
-¿Pero este año sale sí o sí?
Aunque sea sin nombre, pero va a salir (Risas)
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